Norma Ruiz: «Hacer reír no tiene ni trampa ni cartón»
Norma Ruiz / Actriz. Da vida al personaje de Diana en la obra «El contador del amor», que hoy termina sus representaciones en el teatro Nuevo Alcalá de Madrid y comienza una gira por los escenarios de toda España
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Da vida al personaje de Diana en la obra «El contador del amor», que hoy termina sus representaciones en el teatro Nuevo Alcalá de Madrid y comienza una gira por los escenarios de toda España
He coincidido con Norma Ruiz una y mil veces al borde de un «photocall» y he comprobado charlando con ella lo lista que es, pero ni aun así se me va de la cabeza su imagen de la rubia mala, tonta y maciza oficial en «Yo soy Bea». Reconozco que veía la serie por ella y que ese personaje y su vis cómica me parecían lo mejor de aquellos episodios. Pero hay vida más allá de ese éxito para Norma. Mucha vida diría yo, porque ni antes ni después de la popularidad televisiva que recogió entonces ha parado de trabajar. Primero como bailarina en distintos espectáculos, hasta que una lesión la apartó de ese mundo –aunque no de los musicales–, y luego, en series y películas, y en todo tipo de papeles. En su espléndida trayectoria no podía faltar el teatro, y esta Navidad ha vuelto a pisar las tablas con una divertida reflexión sobre la infidelidad titulada «El contador del amor», que acaba hoy su representación en Madrid y luego girará por toda España.
No sé yo si se puede hablar de la infidelidad en tono de humor: «Sí, yo creo que sí. Sobre todo cuando no es la tuya –dice Norma–. El sentido del humor hay que ponérselo a todo, ¿no? Y más en una función donde mi personaje, harto ya de las infidelidades de su marido, planea y ejecuta una venganza programada, cerebral y tan divertida como para enseñarnos que tenemos muchísimas más armas de las que creemos».
- Segundas oportunidades
Me pregunto si hay armas para aguantar las infidelidades. «Es una de las cosas que más me costó entender de mi personaje. Cuando te hablan de una mujer de ahora, independiente, con un nivel cultural y social alto y sin hijos, no es fácil entender por qué perdona; pero cada pareja es un mundo y ellos tienen un matrimonio de lucha de poder, enganche físico y psicológico y mucho amor, aunque se quieran mal, que es lo que pasa en bastantes relaciones». Relaciones que casi siempre acaban rompiéndose, muchas veces por esas infidelidades. «Yo creo que no podría olvidar una y que me pasaría factura. Soy de las que opinan que las segundas oportunidades no son buenas y no funcionan. A mí no me han funcionado. Creo que las cosas se rompen una vez y luego, aunque las intentes arreglar, siempre quedan grietas».
Nos estamos poniendo serias y la obra de teatro es una comedia y Norma, por cierto, una espléndida de ella: «Te diré que para mí este género es lo más difícil. Hacer reír no tiene ni trampa ni cartón. El drama con una música determinada, un clímax adecuado, incluso con artimañas del propio lenguaje, puede emocionar a la gente, pero hacer reír es más complicado. Y se ve muy claro en el teatro. Si el público no se ríe, no se ríe, y eso significa que el trabajo no se hizo bien. Porque, además, está comprobadísimo que la comedia es temática pura y, entonces, como no sepas llevar el ritmo y preparar el gag exactamente para que funcione, no lo hace».
Nada funciona sin un buen actor, pero ni siquiera un buen actor funciona sin un buen texto. Sería un milagro. O eso dicen. «El texto es la biblia. Sin ello todo es muy complicado. La suerte de esta obra es que tiene uno maravilloso de Eric Assous que ha obtenido el premio Molière 2010 y que está perfectamente adaptada por Julián Quintanilla. Y las adaptaciones son fundamentales porque, claro, Francia no es España y, aunque la esencia de la obra sea la misma, hay que ajustar los gags a lo nuestro. Y está muy bien hecho. Es una comedia inteligente. La gente sale con grandes debates. Es muy divertido ver que incluso empiezan en el patio de butacas. Yo a veces digo: “Que aquí no se interactúa, ¡que la gente se calle!”».
He comenzado esta entrevista recordando la serie «Yo soy Bea» y siento curiosidad por saber si Norma Ruiz sigue recordando con cariño aquel papel que la hizo tan popular: «Los he hecho de todo tipo en la tele, en el cine y en el teatro, pero hay un personaje fetiche que te da a conocer y efectivamente el de “Yo soy Bea” lo fue. Siempre tienes miedo a que un personaje tan marcado te pueda coartar la carrera o te limite a la hora de hacer otros, pero no ha sido mi caso. Yo he hecho reír en “Yo soy Bea” y llorar en “Frágiles” o en la vida de Rocío Dúrcal. Hace un año volví a hacer una comedia en la tele, “Algo que celebrar”, pero era la antítesis de “Yo soy Bea”. En fin, que lo que agradezco como actriz es irme encontrando con retos nuevos y poder enfrentarme a personajes diferentes».
- Personaje fetiche
Siempre hay un personaje fetiche para un actor, como dice Norma, y seguro que también habrá alguno que suponga su mayor reto: «Yo creo que fue interpretar a Rocío Dúrcal porque era un personaje real que no me podía inventar. En mi formación como actriz siempre me han dicho que como no haya verdad no llegas a nadie, y cuando interpretas a un personaje real, que la gente conoce, cuesta más trabajo porque hay que pegarse a un modelo, no puedes crear tanto. Y hay que hacerlo desde dentro, trabajar desde las entrañas con cada personaje para que el espectador conecte contigo y se crea tus lágrimas en el drama y se ría de tus peripecias en la comedia».
Hacer reír, hacer llorar es, en definitiva, hacer sentir y emocionar. Es lo que pretenden los buenos actores que aman ese trabajo suyo, tan ingrato que a veces les requiere cada segundo de su vida y otras les olvida al lado del teléfono. «Yo nunca estoy pensando: “¿Sonará el teléfono?” Para evitarlo tengo un blog llamado “Norma para la vida”, que me va increíblemente bien, me mantiene ocupada y me ha hecho descubrir que me encanta escribir. Y no me puedo quejar de lo que suena el teléfono y de las cosas que me ofrecen porque siempre estoy trabajando, pero es cierto que creo que es mejor tener fuentes de ingreso alternativas para tu salud mental y para quitarse esa ansiedad de la hipoteca». Pues con un blog, ya se sabe, todo el día ideal de la muerte y foto va y foto viene. «Mi mejor estado es con mi moño alto, mis pantuflas y ropa, cuanto más ancha, mejor. Pero sí es cierto que ahora todo es muy estresante porque te pueden hacer una foto en cualquier momento y estás con el blog y con las redes sociales, lo que te exige estar mucho más mona durante todo el día, ¿no?». Pues sí. Aunque no creo que eso suponga un problema para Norma Ruiz.
Personal e intransferible
Norma Ruiz nació en Madrid, en el año «no me lo pongas, Marta». Está soltera y no tiene hijos, pero sí un perro que se llama Rhett Butler. Se siente orgullosa «de estar rodeada de gente maravillosa». No se arrepiente «de nada». Perdona y olvida «con facilidad». Le hace reír Martes y Trece y llorar, «la injusticia». A una isla desierta se llevaría un libro. Le gusta comer «platos de cuchara» y beber «cualquier vino bueno». Su manía es «el orden, hija» y su vicio, «las palomitas». Sueña «con que me llaman para trabajar en un proyecto nuevo». De mayor le gustaría ser «lo que soy» y si volviera a nacer sería «hombre».