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Ribadavia, gran teatro a orillas del Miño

La compañía británica Blind Summit, con su exitoso e inteligente montaje The table, ha puesto el broche de oro a uno de los festivales con mayor solera en España

"La giogia", montaje de Pippo Delbono
"La giogia", montaje de Pippo Delbonolarazon

La compañía británica Blind Summit, con su exitoso e inteligente montaje The table, ha puesto el broche de oro a uno de los festivales con mayor solera en España

Dice Roberto Pascual, director de la Mostra Internacional de Teatro de Ribadavia, que esta cita tiene el propósito de “atender una deuda con el pueblo gallego, porque antes nadie se había ocupado de que la ciudadanía aquí pudiese conocer el trabajo de los grandes maestros del teatro”. La verdad es que, a la vista del cartel con el que se ha clausurado esta 34ª edición, parece que esa deuda queda bien saldada: reputados artistas y compañías de fuera de nuestras fronteras, como Pippo Delbono, Marianella Morena, Los Colochos o Blind Summit, han convivido en el programa a lo largo de los nueve días que ha durado el evento con otras propuestas de diferentes lugares de España en cuyos créditos figuran algunos nombres bien conocidos por el público especializado: Natalia Menéndez, Laila Ripoll u Oriol Pla, entre otros. Todo ello, lógicamente, sin dejar de lado el teatro gallego, que goza en Ribadavia de un mimo especial. Commedia, un xoguete para Goldoni, un título ya mítico en esta comunidad que se estrenó por primera vez hace 25 años, y Elisa e Marcela, la aguda y crítica visión repleta de humor que hace la compañía A Panadería de las relaciones homosexuales en un tiempo de intolerancia no muy lejano –el espectáculo se ha alzado este año con el Premio del Público-, son dos representativas y potentes propuestas gallegas que han pasado por un escenario principal capaz de albergar a 900 espectadores: el fantástico auditorio del castillo de los Sarmiento, que lleva desde el año pasado el nombre de Rubén García, en homenaje a quien fue uno de los principales impulsores de la Mostra.

“El festival se dirige principalmente a la ciudadanía de Galicia, pero a la vez intenta ser una llamada de atención para el resto del Estado –explica Pascual, que lleva ya 10 años al frente de este proyecto-. Por eso, trabajamos para que en Ribadavia se produzcan estrenos y coproducciones, y para establecer alianzas con otros festivales y teatros de Europa y Latinoamérica. Y para que venga aquí gente de todas partes a ver los resultados. Con Portugal y con el Festival de Almada, por ejemplo, tenemos un vínculo muy especial. El camino ha sido arduo, pero creo que hemos ido creando un público exigente. No se trata de hacer un teatro elitista; esto es un festival popular y no vamos a renunciar a ese carácter, pero sí queremos dar herramientas al público para que también se abra a lo contemporáneo y lo valore. Muchas de las compañías extranjeras que vienen por aquí nos dicen sorprendidos que el público de Ribadavia es muy inteligente”.

Ese público, que cada año proviene de lugares más variados, hace que esta hermosa localidad, la orgullosa cuna del vino Ribeiro, que se asienta junto al río Avia en el punto en que entrega todas sus aguas al Miño, llegue a triplicar su población, hasta las 15.000 personas, en los días que dura la Mostra.