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«The Virtues»: Los traumas de la clase obrera, por el autor de «This is England»

Shane Meadows firma un poderoso drama sobre un trabajador que decide enfrentarse a su tenebroso pasado.

Uno de los puntos fuertes es la interpretación de Stephen Graham, que también aparece en «Enemigos públicos» o «Snatch»
Uno de los puntos fuertes es la interpretación de Stephen Graham, que también aparece en «Enemigos públicos» o «Snatch»larazon

Shane Meadows firma un poderoso drama sobre un trabajador que decide enfrentarse a su tenebroso pasado.

Shane Meadows es de uno de esos directores de cine que han encontrado refugio creativo en la pequeña pantalla. Vivió su momento de gloria con «This is England» (2006), película que ha dado para no menos de tres spin-off televisivos. En aquel filme basado en su propia infancia, sobre un chaval que intentaba integrarse en una banda de skinheads, Stephen Graham daba vida a un villano de manual. Era el líder del grupo, acababa de salir de la cárcel, y llevaba el mal incrustado en el fondo de los ojos. Daba miedo. Ahora, en la nueva serie el actor encarna a un sujeto de aspecto y modales parecidos. Luce pelo corto, cara redondeada, ajustadísimos polos tipo Fred Perry y chaqueta Harrington de rigor. Tiene mal beber, eructa, se emborracha en los pubs y hasta amanece cubierto por su propio vómito. Pero, por dentro, se trata de alguien muy distinto al personaje que consagró a Graham: un hombre roto, completamente hundido.

La miniserie arranca cuando su hermosa ex mujer y el hijo que tuvieron juntos emigran a Australia para comenzar una nueva vida; él intenta mantener la compostura, pero se le escapan las lágrimas. Y pide disculpas por ello. Sabe que no le quedarán más que tristes simulacros de conversación por Skype. Pero eso es solo el punto de arranque. Abandonado a sí mismo, decidirá viajar de Liverpool a Irlanda para reencontrarse con lo que queda de su familia. A pesar de que llevan 30 años sin verse, su hermana le recibe con los brazos abiertos. Sin embargo, nada más llegar será víctima de violentos flashbacks en los que se entrevén los motivos que le impulsaron a salir huyendo de ahí, siendo un huérfano de apenas nueve años como el aspirante a skinhead de «This is England».

Trauma infantil

Meadows ha confesado que él también se las vio con un trauma infantil del que no recordaba nada, hasta que salió a la superficie. Cuando era pequeño, su padre fue injustamente acusado de haber matado a una niña, y toda la familia sufrió el acoso de la Prensa y de los vecinos.

Más que una miniserie, «The Virtues» es una película que se toma su tiempo, convirtiendo en contemplativos algunos momentos de transición gracias a la banda sonora de P.J. Harvey o a himnos de la desolación como el tema «Beneath the Rose», de Micah P. Hinson. Además del sobresaliente trabajo de Graham y de la revelación del talento de la irlandesa Niamh Algar delante de la cámara, desde detrás de ella destaca la fotografía de Nick Gillespie (colaborador habitual de Ben Weathley, otro director británico de culto), que sabe dotar de una textura malsana los traumáticos recuerdos del protagonista e impacta filmando una de sus borracheras casi terminales como si, completamente ido, diera vueltas con un palo de selfie.

Adscrito desde siempre al realismo social, Meadows vuelve a demostrar que no desmerece como heredero de aquellos Angry Young Men (jóvenes airados) que, entre los años 50 y 60, dieron luz verde al Free Cinema, movimiento que llevó al cine británico a cambiar de orientación para aventurarse por los barrios marginales. Combinando la mirada documental con un talento innato para contar historias, Meadows también puede verse como una versión alternativa, más joven y refrescante, de Ken Loach, que se sigue considerando como el santo patrón de la clase obrera. Los restos del proletariado, hoy más bien conocido como «precariado», están en buenas manos.