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Tony Cragg, el escultor que camina sobre el agua

El artista expone seis obras en La Ciudad de las Artes y las Ciencias a, cuatro de ellas situadas sobre diferentes estanques del recinto. Una la donará a Valencia.
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El artista expone seis obras en La Ciudad de las Artes y las Ciencias a, cuatro de ellas situadas sobre diferentes estanques del recinto. Una la donará a Valencia.
Media docena de piezas y 15 toneladas en canal. La Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia volvió a ser el escenario de una exposición para la Fundación Hortensia Herrero. En esta ocasión, las obras del escultor Tony Cragg (Liverpool, 1949) han sido las seleccionadas para sorprender al visitante que pasee por el emblemático entorno concebido por Santiago Calatrava. La exposición «Seis esculturas», que fue presentada anoche en el Hemisfèric ante más de 400 personas, permanecerá abierta hasta el próximo 4 de noviembre. Seis son las obras que ha desplazado hasta Valencia, tres de ellas, inéditas y realizadas para este entorno específico. Tal y como se informó en la gala, una de ellas será adquirida por la Fundación Hortensia Herrero para cederla a la ciudad, del mismo modo que ocurrió el año pasado con «La pamela», de Manolo Valdés, que hoy se levanta en La Marina.
El lugar donde permanecerá la escultura ya se conoce: se trata de una isleta cercana al puente de Monteolivete, un espacio «que parece diseñado para albergar una de sus esculturas», aseguró Herrero. Además, confirmó que este ciclo de exposiciones seguirán el próximo año. De esta forma, serán tres las exposiciones de la Fundación que ha albergado la Ciudad de las Artes y las Ciencias en los últimos tres años.
Para Cragg, ser elegido para exponer al aire libre en Valencia «es un verdadero honor». Aseguró que «ha quedado muy bonita» y que la Ciudad de las Artes y las Ciencias «es un buen entorno» para situar su obra y que «se ha establecido un diálogo muy positivo» entre la obra y la arquitectura de Calatrava. «El reflejo de mis obras en el agua es algo que resulta también bastante interesante. Espero que los valencianos y los visitantes disfruten». Se trata de la primera vez que Cragg lleva hasta el agua sus piezas.
Tamaño gigante
Este diálogo entre obra y entorno se debe a la impresionante magnitud del resultado artístico de la obra de Cragg. Seis esculturas de tamaño gigantesco (alguna de ellas sobrepasa los seis metros de altura y las cuatro toneladas de peso), realizadas en bronce, acero y fibra de vidrio. Todas sobre una lámina de agua que emite un tranquilo reflejo. No obstante, la reacción de cada escultura, plástica y moldeable, con el movimiento obtuso y las aristas de la Ciudad de las Artes y las Ciencias (principalmente respecto al Museo de las Ciencias Príncipe Felipe, el puente de l'Assut de l'Or y el Palau de les Arts Reina Sofía) es de un contraste reconfortante y agradable a la vista.
«Los materiales son muy importantes en mi trabajo. Yo pienso a través de los materiales. Si trabajas con los materiales, forzando los materiales, cambiando los materiales, encontrarás un camino que nadie ha recorrido», indicó el artista británico. «Mis esculturas tienen muy diversos puntos de vista, tienes que darles la vuelta para verlas completamente».
Esta plasticidad, sin embargo, busca la naturalidad y en muchas ocasiones acaba impresionando al propio escultor durante el proceso creativo, que nunca es rutinario ni idéntico a la hora de realizar cada pieza: «La parte más excitante de mi trabajo es cuando tienes una idea de hacia dónde quieres ir y finalmente llegas a un resultado totalmente distinto que no fuiste capaz de anticipar».
Un espectáculo acuático
La gala de presentación estuvo a la altura de la obra de Cragg, que acudió junto a la presidenta de la Fundación, Hortensia Herrero para no perder detalle en el Hemisfèric, donde se congregaron más de 400 invitados.
El escultor nacido en Liverpool agradeció a Herrero «el cariño mostrado» y «el interés» por su obra. Así lo confirmó Herrero, que dijo haber sentido «un flechazo» al conocer su trabajo: «La primera vez que vi una obra suya me impactó, pero cuando me decidí a comprarla, ya estaba vendida. Poco tiempo después encontré una pieza muy similar a aquella y, entonces, no se me escapó».
Herrero destacó que las esculturas, además de en Valencia, van a estar presentes durante estos meses en las calles de otra gran ciudad: «En estos momentos, Tony Cragg tiene una exposición que acaba de inaugurar en Park Avenue en Nueva York. Por suerte, los valencianos no tenemos que desplazarnos para conocer la obra del artista», dijo.
También estuvo presente el director de la Ciudad de las Artes y las Ciencias, Enrique Vidal, quien comentó que esta nueva exposición «celebra la llegada del verano» para el complejo museístico. Es, por descontado, un momento idóneo para «abrir una ventana al arte en Valencia al aire libre», como recordó. El entorno de la Ciudad de las Artes y las Ciencias, localizado en el último tramo del viejo cauce del Turia es una de las zonas más visitadas de la ciudad. Este acto terminó con un impresionante espectáculo de agua, luz y sonido. «Pero la Fundación Hortensia Herrero quiere que no solamente nosotros disfrutemos hoy de estas fuentes», afirmó Herrero, que anunció que su deseo era «hacerlo extensivo a toda la sociedad, que todo el que quiera pueda recrearse con este espectáculo». De esta forma, este juego de luz, agua y sonido podrá contemplarse todos los jueves, viernes y sábados, además de vísperas de festivos, a las 23 horas hasta el 1 de septiembre. Para la Fundación Hortensia Herrero, el arte debe acercarse a la sociedad y la sociedad al arte. El compromiso de adquirir una obra para cederla a la ciudad de Valencia es muestra del deseo de Herrero por conseguir que el arte forme parte de Valencia y «hacerla aún más bonita si cabe».
«Quiero dar las gracias al alcalde de Valencia, Joan Ribó, por su visto bueno y por las facilidades que ha puesto a este proyecto», añadió Herrero. «Es una satisfacción traer esta exposición a Valencia y cumplir con uno de los objetivos de la Fundación Hortensia Herrero, que es el de compartir la sensibilidad artística y cultural con todos».
A estas promesas, Herrero sumó un nuevo deseo: «Ojalá esto nos ayude a aprender a entender el arte, a valorarlo, a amarlo». La exposición temporal que se llevó a cabo en 2017 tuvo un impacto social mayor de lo que se esperaba. Las obras de Manolo Valdés enamoraron a los visitantes y vecinos de Valencia. Fueron ellos, precisamente, los que eligieron qué escultura sería nuevo patrimonio de la ciudad y su ubicación. Sin ningún tipo de duda, la escultura conocida como «La pamela» triunfó. Desde hace meses, preside con su enorme tamaño La Marina valenciana, cerca del Tinglado número 2. Ahora, «Seis Esculturas», de Cragg, pretende que renazca este interés artístico entre los curiosos valencianos, y restablecer los lazos que nacieron entre el arte, el artista, el ciudadano y la ciudad.