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Ve la luz «Marga», el diario de un amor imposible con Juan Ramón Jiménez

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La Fundación José Manuel Lara ha presentado hoy «Marga», un libro que recoge, por primera vez, la publicación completa de la hermosa, dramática y conmovedora historia de Marga Gil Roësset y de su amor imposible por Juan Ramón Jiménez, que quedó consignada en una serie de textos y documentos en buena medida desconocidos, entre los que destaca el ‘Diario’, donde la propia Marga reflejó su pasión no correspondida, y cuya publicación parcial a finales de los años noventa causó un enorme impacto y tuvo gran repercusión en los medios.
En un acto en el que han estado presentes, entre otros, Carmen Hernández Pinzón, sobrina nieta de Juan Ramón Jiménez y representante de los herederos del poeta, y Marga Clark, sobrina de Marga Gil Roësset, se ha presentado este volumen, que se abre con una introducción realizada por la propia Carmen Hernández-Pinzón, seguida de una semblanza de la artista a cargo Marga Clark. El final doloroso de aquella joven que se suicidó por un amor no correspondido, el del mismísimo autor de «Platero y yo», fue silenciado, quedando por conocer las palabras que Marga dejó para Juan Ramón. Ese material ve ahora la luz en una cuidada edición que nos muestra los últimos momentos de vida de esta joven, cuando ya había tomado la decisión de acabar con su vida. Ese día, la mañana del 28 de julio de 1932, la muchacha visitó al poeta con la excusa de recoger sus herramientas de escultora y le dejó una carpeta con papeles. Juan Ramón comprobó que Marga llevaba también con ella un pequeño paquete envuelto que, posteriormente, identificó como la pistola con la que se cometió el suicidio. Esos documentos, encuadernados por Juan Ramón Jiménez, son la base de «Marga». El conjunto está formado por algunas fotografías de ella –sola o acompañada de su hermana Consuelo–, los manuscritos de la artista y algunos poemas de Juan Ramón Jiménez...
Los manuscritos de Marga, el diario que durante tanto tiempo ha sido objeto de todo tipo de especulaciones, recoge sus pensamientos, sus obsesiones y sus impresiones, pero siempre con la mirada y el corazón en dirección a Juan Ramón. Es un amor no correspondido, unos deseos insatisfechos, pese a los esfuerzos que parece mostrar ella en cada una de las líneas que guardó Juan Ramón como si de un tesoro único se tratara.
Esos papeles quedaron en el domicilio madrileño de Juan Ramón Jiménez después de la Guerra Civil. En los primeros días de la posguerra, Carlos Martínez Barbeito, Félix Ros y Carlos Sentís, haciéndose pasar por miembros del Servicio de Propaganda y Publicaciones, se lo llevaron todo de la casa con la excusa de requisar «documentos comprometedores»: los manuscritos con el trabajo de toda una vida, epistolarios con buena parte de la intelectualidad española de la llamada Edad de Plata, la biblioteca, fotografías, obras de arte –entre ellas, un retrato de Juan Ramón pintado por Vázquez Díaz en 1916–, la máquina de escribir del autor de «Platero y yo» e, incluso, el fonógrafo. En ese conjunto también se encontraba el diario de Marga. Posteriormente, Martínez Barbeito entregó a Guerrero Ruiz los papeles de la escultora después de no pocos requerimientos de un dolido poeta ante aquella sustracción.