Cuba reabre el hotel Capri con la «onda retro» de La Habana de los 50
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El «Capri», uno de los emblemáticos hoteles de La Habana de los años cincuenta, reabrió sus puertas tras una remodelación con un toque de "onda retro"que recuerda aquella época, cuando se convirtió en símbolo de la presencia de la mafia estadounidense en Cuba.
La edificación, situada en una de las zonas más céntricas de la capital cubana, estuvo cerrada desde el año 2003 y a partir de 2010 fue sometida a una reparación general que preservó sus esencias y le ha aportado aires de modernidad como el servicio de internet, wifi, y televisión por cable en sus 220 habitaciones.
El "Capri"es propiedad de la cadena "Gran Caribe", del Ministerio del Turismo cubano, pero su administración es compartida con la compañía hotelera española NH, que ha regresado a la isla con este nuevo contrato, luego de varios años ausente.
"Realmente es un hotel nuevo, el edificio se rehizo y se le incorporó mobiliario, equipamiento y tecnología actualizada para otorgarle el nivel de confort a una instalación de prestigio pero respetando su estructura original", resaltó el director general del "NH Capri", Alfredo Vilchis Bravo, en entrevista con Efe.
En sus áreas, sencillamente ambientadas, priman los colores neutros como el ocre, verde claro, blanco o el negro, con un diseño elegante y sobrio colindante con el minimalismo.
Aunque su presentación oficial está prevista para mayo durante la Feria del Turismo de la isla (FitCuba-2014), el hotel reabrió sus puertas en diciembre y ha recibido desde entonces más de 8.000 huéspedes, en su mayoría procedentes de Estados Unidos, según informaron sus directivos.
También ha sido el anfitrión de turistas de Alemania, España, Francia, Italia, México, Rusia, Canadá, países del cono suramericano y hasta algunos procedentes de Japón y Corea del Sur.
De momento, son diez los mercados donde se concentran los potenciales emisores del 80 % de los huéspedes del Capri, quienes valoran su privilegiada cercanía a importantes centros culturales de La Habana, donde pueden conocer lo autóctono del país, señalan sus promotores.
EL "Capri", inaugurado en noviembre de 1957, conformó la flamante trilogía de construcciones hoteleras más modernas de su época en Cuba, junto al "Habana Riviera"y el "Habana Hilton", que tomó el nombre de "Habana Libre", al ser intervenido en junio de 1960 por el gobierno liderado por Fidel Castro.
Su construcción fue una obra ejecutada por la compañía constructora de Jaime Canavés, un catalán llegado a Cuba en 1913, cuyos hijos estaban asociados en el negocio de esa empresa y uno de ellos, José Canavés, fue el arquitecto que se encargó de su diseño.
El casino del "Capri", enclavado en una edificación contigua al hotel, lo manejaba el mafioso norteamericano Santo Trafficante Jr., quien obtuvo una licencia para operarlo, y era el "símbolo perfecto"de la mafia en La Habana a finales de la década de los 50, según un escritor de la época.
Pero la cara pública del casino y el club nocturno del Capri era una celebridad de Hollywood: el actor George Raft, reconocido por encarnar en la gran pantalla personajes identificados con el hampa.
Sin embargo, la llegada al poder de la revolución castrista el 1 del enero de 1959, puso el punto final de la estancia de Raft en la lujosa suite que ocupaba en el hotel, ahora convertida en un restaurante especializado en comida italiana.
Todo ese pasado ha quedado atrás y en la actualidad sus espacios no muestran referencias de aquellos pasajes de la historia de este establecimiento.
De hecho "no es algo que sea prevalente"para los estadounidenses que lo han frecuentado a partir de su reapertura, según dijo el director comercial, Juan Santo, porque los turistas de ese país "vienen buscando lo mismo que los demás, un hotel confortable, nuevo, actualizado y con buen servicio".
Explicó que los visitantes norteamericanos han llegado al "Capri"a través de agencias como Amistur y San Cristóbal, encargadas de gestionar licencias para viajes de ciudadanos de ese país a Cuba ante la Oficina de Control de Bienes Extranjeros (OFAC) del Gobierno de EE.UU.
El biólogo neoyorquino Lee Harper, alojado esta semana en el "Capri", dijo a Efe que lo eligió por "la belleza de su arquitectura y su ubicación"en una zona cercana a "lugares muy interesantes"de La Habana.
El flujo de viajeros estadounidenses a Cuba creció en los últimos años con un registro de 98.050 en 2012, según datos de la estatal Oficina Nacional de Estadísticas (ONEI), y pese a las restricciones del embargo económico que aplica EE.UU. a la isla desde 1962, ese país se ha convertido en su sexto emisor de turistas.
El turismo es el segundo capítulo de ingresos en divisas para Cuba, después de la exportación de servicios, y las autoridades del sector prevén una afluencia de tres millones de visitantes en 2014.