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Los placeres y algunos sinsabores de unas vacaciones en Tailandia

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La mayoría de los turistas que visitan Tailandia vuelve a casa con fotos de elefantes, templos y playas de arena blanca, pero también hay quienes se llevan algunos sinsabores a causa de los timos y la poca prudencia.
Muchos piensan que Bangkok y las islas tailandesas son más seguras que la mayoría de las grandes ciudades en España y de los países latinoamericanos, pero la profusión de turistas también atrae a los pícaros timadores como la miel a las moscas.
En el entorno del Palacio Real de la capital tailandesa, algunos conductores de "tuk tuk", un tipo de taxi de tres ruedas, mienten a los turistas, contándoles que el monumento está cerrado y le ofrecen una ruta alternativa por un precio mínimo.
Los turistas confiados se montan en el pintoresco taxi que los lleva a algún templo poco conocido y varias joyerías y sastrerías, donde son atendidos por dependientes que pueden a llegar a resultar insolentes por la insistencia para vender.
Tras dar vueltas por las congestionadas avenidas de Bangkok, el conductor se gana algo de dinero o, por lo menos, cupones gratis para la gasolina que le regalan los dueños de las tiendas, mientras que el turista pierde un día sin haber visto nada de interés.
Por otra parte, tirar cigarrillos al suelo está castigado con 2.000 bat (unos 64 dólares o 49 euros), una multa que los policías sólo parecen aplicar a los extranjeros, especialmente a europeos y estadounidenses.
Los grandes placeres en Tailandia suelen encontrarse a la sombra de las palmeras, en las playas de arena blanca y aguas templadas del Golfo o del Mar de Andamán, donde uno puede desde bañarse, bucear o hasta montar elefantes en algunas islas.
Sin embargo, la Embajada de España en Tailandia advierte de que las estafas a extranjeros y el cobro abusivo han aumentado en lugares como Pattaya, situada a escasos kilómetros de Bangkok, o las paradisíacas islas en el sur.
"Se aconseja mantener la máxima prudencia al alquilar motos, motos acuáticas, quads y cualquier otro tipo de vehículo, especialmente en Phuket, Pattaya, Ko Samui, Ko Phangan y Ko Tao", se indica en la página web del Ministerio de Exteriores.
La embajada alerta contra algo que ocurre habitualmente: entregar el pasaporte cuando se alquila un vehículo en zonas turísticas.
Las motos o motos acuáticas no suelen tener el seguro obligatorio, lo que aprovechan algunos propietarios para exigir "sumas abusivas para reparar supuestos daños a la devolución del vehículo", agrega la advertencia de viaje.
Las embajadas suelen ponerse en el peor de los casos a la hora de redactar las advertencias, aunque para la mayoría las vacaciones suelen terminar con el único peligro de alguna quemadura del sol y cierta resaca.
Krabi, con famosas playas como Ao Nan o Railay, es una de las provincias más visitadas del país en el Mar de Andamán, junto con Phuket o las islas Phi Phi, famosas tras la película "La playa"de Leonardo DiCaprio.
El pasado junio, un grupo de embajadores de 21 países de la Unión Europea (UE), incluida España, presentaron un comunicado conjunto para pedir a las autoridades que acaben con los abusos de precios de los "tuk tuk"y otros taxis, alquiler de motos y falta de seguridad en la isla de Phuket a causa de los robos.
"Los ciudadanos de la UE suponen una parte importante de los turistas extranjeros en Phuket. Su gasto per cápita es alto, realizando una contribución importante a la economía local. Los turistas necesitan sentirse seguros y que reciben un trato justo", indicaron en la nota.
Otros posibles peligros están relacionados con el consumo de drogas, por las duras penas y las precarias condiciones de las cárceles, y los insultos o bromas a costa de la monarquía, un delito castigado en Tailandia con entre 3 y 15 años de prisión.
Por suerte, la mayoría de los turistas sólo se lleva buenos recuerdos a casa, aplicando la norma de la prudencia.
"A mí Tailandia me ha parecido más segura en general que la mayoría de las ciudades en España o Inglaterra. Hemos tenido unas buenas vacaciones y sólo lamentamos tener que volver", confiesa a Efe Pedro Rueda, un turista español.