Vicente Cuesta: «Sólo soy emperador en mi casa, y no siempre»
Da vida a Marco Aurelio en la obra que participó dentro de la muestra del Festival de Mérida que se ha trasladado al Teatro Bellas Artes de Madrid
Da vida a Marco Aurelio en la obra que participó dentro de la muestra del Festival de Mérida que se ha trasladado al Teatro Bellas Artes de Madrid
Vicente Cuesta encarna a uno de los emperadores más importantes de la historia. A un estoico personaje contradictorio e inmortal. A un filósofo romano que fue el dueño del mundo sin dejar de preocuparse por los problemas existenciales del ser humano. Marco Aurelio coincidió con el inicio de la decadencia del Imperio Romano. Teatralmente nunca se había abordado. La obra, «Marco Aurelio», ya ha terminado las representaciones dentro de la muestra del Festival de Mérida –trasladado al Teatro Bellas Artes de Madrid–, en el que ahora podrán verse las funciones de «El cerco de Numancia» y de «Aquiles, el hombre». A finales de julio, «marco Aurelio» estará en Medellín.
–¿En su persona también existe la contradicción entre el ser y el hacer que presenta su personaje?
–Esa contradicción es un problema universal que se agudizará si la sociedad continúa así.
–Al César lo que es del César. ¿Y a usted?
–(Risas). Sólo cumplo con mi deber. Sobre el escenario únicamente interpreto. Que el público saque sus conclusiones y se vaya a casa reflexionando, tras haber disfrutado de una obra de teatro entretenida que atrapa desde el primer momento.
–¿Qué tiene de emperador?
–Sólo lo soy en mi casa. Y no siempre. Tengo poco poder.
–¿Y de romano?
–La cara, quizá. El flequillo y el corte de pelo me han venido muy bien para la función.
–Menudo mundo aquel. No dejaban de aflorar conflictos...
–Como el de ahora. Incluso hoy en día hay más. Siempre los ha habido. El mundo no ha cambiado lo suficiente.
–¿Hay paralelismos entre la época del Imperio Romano y la actual?
–Creo que sí. Además del problema ético, ahora el imperio norteamericano también se encuentra en decadencia.
–No se preocupe. Donald Trump lo levantará...
–Sí. Podemos estar tranquilos (con ironía). No tenemos que preocuparnos de nada porque este hombre lo solucionará todo. No lucharemos entre fronteras, sino entre nosotros mismos.
–¿A quién echaría a los leones?
–A los corruptos.
–¿Qué es el poder?
–La capacidad que uno tiene de hacer lo que le dé la gana sin que la gente se entere.
–¿Cómo se consigue?
–Para lograrlo, hay que camuflarse, trepar e ir cogiendo puestos.
–¿Corrompe?
–Totalmente. Y el poder absoluto corrompe absolutamente. Estamos viendo que sin control democrático y sin transparencia, el poder es corrupto por naturaleza.
–¿Qué tal se lleva con el arte?
–Mal, porque el verdadero es crítica, creación, libertad... Aunque, claro, también hay artistas sometidos.
–¿Y poderosos?
–Sí, por supuesto. Los hay con estatus económico y de relaciones. Pero, fundamentalmente, los poderosos están en el ámbito financiero y político. El poder real es el económico.
–¿Pueden la razón y el fanatismo estar en equilibrio?
–El único equilibrio les puede venir del antagonismo. Siempre están en conflicto. La razón es la capacidad de discernir, de comprender. Sólo podría imponerse al fanatismo con tranquilidad. El fanatismo, en cambio, pasa por todo lo contrario. Es decir, por la irracionalidad, la soberbia, la obcecación...
–¿Pero hay fanáticos racionales?
–Puede haber racionales pasionales. Lo malo es la irracionalidad. La pasión es buena.
–Marco Aurelio era un gobernante con alma de filósofo. Los políticos de hoy en día, ¿son más racionales que fanáticos?
–Preponderan los fanáticos, aunque algunos tratan de reflexionar y de servir a los ciudadanos.
–¿Usted sabe gobernar?
–(Risas). Gobierno fatal.
–¿Y a usted quién le gobierna?
–(Piensa) La ansiedad, la precipitación, el desasosiego...
–¿Ésta es una obra para pensar, para reír...?
–Para pensar, llorar y reír. Pero, ante todo, para disfrutar y reflexionar sobre lo que está pasando y lo que le puede pasar al ser humano en su condición más existencial.
–¿Qué le puede pasar?
–Las personas vivimos de acuerdo a nuestra condición, según la que va desarrollando nuestro factor de existencia.
–¿El ser humano piensa en su condición existencial?
–Creo que sí. Otra cosa es que se actué consecuentemente. Pero toda persona, en algún momento de su vida, piensa en lo que hace y en lo que le está pasando.
–¿Somos consecuentes con nuestros pensamientos?
–Lo normal, hoy en día, pasa por no serlo. La sociedad margina a los consecuentes. Te obliga a no serlo para integrarte.
–Como ex secretario general de la Unión de Actores y Actrices, ¿la lucha continúa?
–Si no tienes la capacidad de seguir luchando, estás muerto. En la vida siempre hay que luchar. Si no hay avance, hay retroceso. El sector nunca ha estado peor. El deterioro de la profesión es un desastre bastante gordo.
–Si usted fuera el amo del mundo, como lo fue Marco Aurelio en su día...
–Haría que en los que yo mandara me dijeran lo que tengo que hacer.
El lector
Vicente Cuesta lee los periódicos casi todos los días. Aunque cada vez lo hace menos en papel y más por internet, para buscar la diversidad de opiniones. Además de mediante los medios tradicionales, se entera a través de Twitter de las noticias de actualidad. Sus secciones favoritas son las de política y cultura.