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Fútbol

El Real Madrid de Zidane vuelve a ganar al Atlético en los penaltis en la Supercopa

En un partido muy igualado los 120 minutos, el conjunto blanco decidió al final

Spanish Super Cup Final - Real Madrid v Atletico Madrid
El equipo del Real Madrid celebra la victoria de la Supercopa de España en Arabia SaudiSERGIO PEREZReuters

La historia se repite, suele ser circular y habrá que pensar que ya no es una cuestión de azar, que también en los penaltis se puede definir qué equipo es mejor o qué equipo aguanta mejor la presión en los momentos decisivos, en el momento absoluto de la verdad. Fallaron Saúl y Thomas; el primero al palo y el segundo lo paró Courtois, mientras que en el Madrid marcaron los cuatros jugadores que lanzaron. Quizá sea calidad o temperamente, quizá sea capacidad de mirar al abismo con más enteraza o el peso del pasado, del que no puede escapar el Atlético de Madrid.

En la final de Lisboa perdió en la prórroga contra el Real Madrid, en Milan perdió en los penaltis, en la Supercopa de Europa sí que ganó en la prórroga (con Lopetegui en el banquillo, quién sabe si no un detalle menor), pero en Arabia fue el Real Madrid de Zidane quien volvió a demostrar que tiene más punteria.

Fue en los penaltis cuando más desigualdad se vio en el partido, cuando el Real Madrid no tembló y sí que lo hicieron, otra vez, los hombres de Simeone. Pero durante los 120 minutos anteriores, el partido fue tremendamente igualado, intenso, más emocionante que bonito, con dos equipos borrándose y preocupándose más por no perder. Estuvieron muy atados casi todos los minutos, soltándose ya al final, en la prórroga, cuando ya pasó de todo, con los porteros salvando a sus equipos y algunos jugadores agotados y otros en su mejor momento.

Fue en la prórroga cuando pudo ganar cualquiera. Modric parecía que tenía una vida extra, a sus 34 años, iluminando los mejores momentos del equipo. Fue él quien mejor interpretó al rival en la segunda mitad, cuando el conjunto blanco se desesperezó tras una primera parte con muchos problemas. Modric tenía aire y también, principalmente Valverde, elegido mejor jugador del partido, dispuesto a correr hasta quedarse sin vida o hasta una de las tarjetas rojas más salvadoras que se recuerdan. Carvajal se equivocó intentando controlar un balón y lo que hizo fue propiciar el contraataque rojiblanco cuando el partido llegaba a su final. El Atlético se aprovechó y Morata se fue solo, volando, hacia Courtois. Tenía tiempo para pensar y decidir cómo buscaba superar a un portero que había crecido para mantener a su equipo, como Oblak en el Atlético. Morata llegaba al área, donde ya no se puede hacer nada y justo antes, Valverde se fue al suelo y le derribó. Era roja, era la vida.

Correa se enfadó, empezó una tangana, pero hasta Simeone le dio una colleja cariñosa al uruguayo porque entendía que habia salvado a su equipo de la derrota. La falta no acabó en nada y el partido se fue a los penaltis sin remedio.

La prórroga, con ocasiones clara para los dos, fue lo mejor de un encuentro difícil y duro para ambos.No pudo el Real Madrid controlar el partido como contra el Valencia, pese a sus cinco centrocampistas porque el Atlético presionó arriba y se impuso en la primera mitad, buscando el fallo del rival y fiándose de un Morata que aguantó de todo. Hizo un gran partido el ex madridista, que acabó con un chichón, agotado y al final derrotado. El Atlético vivió muy cómodo durante la primera parte, provocando errores en el conjunto blanco y con el Real Madrid sin el balón, con demasiadas imprescisiones. La imagen de Joao Felix jugando más cerca de su área que en el área rival es un ejemplo claro de lo que fue el choque.

Sólo en la segunda parte, cuando se soltó Modric, el conjunto blanco tuvo su momentos. El Real Madrid pudo jugar más cerca del área rival y tener más el balón, pero no había sitio para entrar. Jovic entró por fin en juego y tuvo una ocasión muy clara para dejar claro que él estaba ahí, mientras Correa lo intentaba en el otro lado y Morata lo bajaba todo. Reinaba la igualdad.

Menos en los penaltis.