Coronavirus
Orlando Ortega: “El atletismo está ahora en un segundo plano, aunque hubiera Europeo no acudiría”
Dice en esta entrevista que como no puede entrenar, “no llegaría al cien por cien” y que ahora lo que le preocupa es que él y su familia, a la que avisa para que no se confíen en Cuba por el coronavirus, estén bien
Dentro de la gran historia que todos estamos viviendo por el coronavirus, hay muchas pequeñas historias particulares. Y la de Orlando Ortega (Artemisa, Cuba, 28 años), el subcampeón olímpico de 110 metros vallas, comienza en un aeropuerto. La pandemia por el COVID-19 ya era algo más que una película de fantasmas que venía de Asia; en España era un hecho que se iba a declarar el estado de alarma y Orlando decidió viajar a Chipre, donde está su entrenador, Antonis Giannoulakis, y donde pasa algunas semanas durante la temporada. “Pero perdí el vuelo de conexión en Viena y no pude llegar a Chipre. Regresé. Me frustró porque tenía deseos de ir allá porque en ese momento allá tenía la posibilidad de entrenar, pero luego la situación empezó a empeorar también en Chipre y rápido cerraron los estadios, no se podía entrenar... Ya están como aquí, no se puede hacer nada, todos en casa confinados”, cuenta el atleta de origen cubano. De ahí que lo que primero fue frustración terminó siendo bueno dentro de la desgracia. “Estoy solo en casa en Valencia, pero en Chipre hubiera sido peor: en un apartamento o en un hotel”, asegura.
Como prácticamente todos los deportistas, Orlando Ortega ha recibido con alivio la noticia del aplazamiento de los Juegos de Tokio hasta 2021. Hay un punto de decepción porque quedaba poco para el gran objetivo y la preparación iba “muy bien”, pero la realidad acabó imponiéndose. “En enero y febrero tenía la fe y la ilusión en que se iban a disputar, esta enfermedad no había llegado a Europa, pero me fui dando cuenta de que iba a ser imposible”, afirma el vallista. Alaba la decisión del COI, aunque considera que tardaron demasiado en tomarla. “Me decía: ''¿Por qué nos tienen así sabiendo que muchos atletas no pueden entrenar?'' Porque yo si no estoy al 100 por 100 no quiero competir”, explica. Algo parecido está sucediendo ahora con el Europeo al aire libre, previsto entre el 26 y el 30 de agosto en París, y que no tendría mucho sentido que se disputase. “Aún no han dicho nada, me parece triste, obviamente el Europeo es muy importante para mí, pero en el caso de que se realice, tengo claro que no participaría. Si no estoy al cien por cien sé que no voy a hacer un buen papel, entonces no compito. Con estas condiciones que tengo para entrenar no puedo estar al cien por cien, e ir a una competencia sólo por estar, pues no”, desvela. “El atletismo es mi todo: mi trabajo, mi día a día, es lo que más amo... Pero ahora mismo lo que me interesa es estar bien, que mi familia, las personas cercanas, amigos, estén bien. El atletismo lo tengo en un segundo plano”, insiste. “Tanto yo como mi entrenador hemos hablado por teléfono y hemos llegado a la conclusión de que la temporada ha terminado. Tenemos metido en nuestra cabeza que a finales de julio o principios de agosto empezaremos de nuevo”, adelanta. “Por eso estos días no me exijo tanto, aunque vamos a seguir manteniendo nuestros días para no comenzar de cero”, aclara. En realidad, hace lo que puede: ejercicios de estiramientos, de flexibilidad, core, abdominales... Y desde hace unos días algo de cardio en una cinta que le ha mandado la Federación. Pero está en un apartamento, en un cuarto piso, por lo que trabajo específico de salto o de velocidad o de pasar vallas no puede.
Ortega reconoce que está “un poco desordenado”. “He perdido la noción del tiempo. Hay que tener en cuenta que mi familia vive en América y cuando aquí es de noche allí por la tarde... Hablo con ellos constantemente, para, a pesar de que estamos lejos, estar juntos y sentir ese apoyo”, admite. Aparte de las películas, las series o algún libro, así pasa el tiempo: charlas con su padre en las que le advierte de que se lo tomen en serio. “Todos los seres humanos tenemos que tener mucha conciencia. En Cuba la situación no está tan mal como en Europa, pero ha habido ya varios casos y hay gente que no tiene conciencia y si seguimos haciendo lo que nos da la gana esto va a durar más y en vez un mes vamos a estar tres en cuarentena. Ahora mismo la única cura es estar todos en casa y cuidarnos mutuamente”, piensa. También se entretiene con partidas de la Play a distancia con sus dos hermanos de 20 años que a veces se alargan hasta las 2 o las 3 de la mañana de aquí, por aquello del cambio horario. Intenta buscar el lado positivo: “Nos hemos enfoca en lo negativo y es lógico, son muchos fallecidos, pero con la cuarentena estoy seguro de que muchos padres podrán disfrutar de sus hijos, estar juntos... Ahora mismo, por ejemplo, yo estoy sólo en España y lo que más anhelo o lo que más quisiera es al menos tener a un hermano al lado mío”, reconoce.
Pero volviendo un poco al principio ¿Qué hace un español nacido en Cuba entrenando en Chipre? Todo se gestó en un 2019 trepidante, de muchas emociones. Primero, la decepción del cuarto puesto en el Europeo en pista cubierta en los 60 vallas que le hizo explotar e incluso decir aquello de “no sé si seguiré en el atletismo”, que en realidad era un “necesito un cambio”. Y éste llegó: dejó de entrenar con su padre, que además tenía que volver a Cuba por unos asuntos familiares y que en realidad sigue ahí con sus consejos desde lejos, y se fue a prepararse con un rival, Milan Trajkovic: “Dos competiciones antes del Europeo lo hablamos y después cerramos el acuerdo, fue muy sencillo. Estoy muy contento: somos un pequeño grupo de siete atletas. Vivo en Valencia, pero paso semanas allí y a veces ellos incluso se concentran aquí”, expone. Poco a poco, sin prisas, llegó el resurgir, analizar los errores, pulirlos, para ganar la Liga de Diamantes y la medalla de bronce en el Mundial de Doha con suspense: el jamaicano McLeod se lo llevó por delante literalmente durante la final de 110 vallas, pero terminó subiendo al podio porque prosperó la protesta de la Federación Española tras 48 horas frenéticas. Las emociones iban a multiplicarse en 2020 por los Juegos de Tokio, pero un virus se ha metido en medio. “Lo que prefiero ahora es que todo esto termine pronto. Intento salir adelante y tener la mente lo más positiva posible”, dice Orlando.
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