Fútbol

Coronavirus

Así está volviendo el fútbol alemán a los entrenamientos: grupos pequeños, no tocar nada, distanciamiento...

Lo cuenta Juan Miranda, lateral español del Schalke. “Lo que digan los médicos”, asegura. “Hasta que no se vaya el coronavirus no vamos a poder ni tocarnos”, añade

Los jugadores del Schalke, en uno de sus primeros entrenamientos
Los jugadores del Schalke, en uno de sus primeros entrenamientosLEON KUEGELERREUTERS

La madre de Juan Miranda estaba con él en Alemania, en Gelsenkirchen, cuando todo estalló. El coronavirus pasó de ser un cuento chino a una pesadillas en Italia, después en España, después... “Dio la casualidad de que estaba aquí, y como mi padre y mis hermanas estaban bien en Sevilla, decidió quedarse para no dejarme solo. Y también para no jugársela con los aviones y eso”, explica el lateral izquierdo del Schalke. Miranda es un canterano del Barcelona que llegó a debutar con el primer equipo en la Copa del Rey y que entrenó muchas veces con los Messi y compañía, de los que dice que le “cuidaron”. Fue de los más destacados en el Europeo sub'19 que España conquistó el año pasado. Tiene sólo 20 años. En verano fue cedido al Schalke y aunque no está teniendo muchas oportunidades, le está sirviendo para “madurar y ser más fuerte mentalmente”, y está viviendo en primera persona lo que es un arranque para volver a la normalidad en el fútbol (y en el deporte) después del parón por el COVID-19.

La luz al final del túnel está lejos, pero en Alemania van un par de pasos por delante de España. “Al principio -a comienzos de abril- entrenamos de dos en dos, yo con otro compañero y a las dos semanas ya empezamos a entrenar con grupos de cinco más o menos, pero siempre manteniendo la distancia y no tocando nada, lo que nos dicen los médicos”, cuenta el lateral. “Nos hacen cambiarnos en vestuarios diferentes, y lo hacemos solos, individualmente. Al lado del estadio está la ciudad deportiva, y aprovechamos todos los vestuarios, los de los juveniles...”, continúa. La suspensión de la Bundesliga hace algo más de un mes ya se la veía venir. “Nos reunieron en el comedor y nos lo dijeron, aunque más o menos nos lo imaginábamos, porque ya había pasado en Francia, Italia...”, recuerda. Lo extraño fue que la idea del campeonato alemán era disputar una última jornada a puerta cerrada antes del aplazamiento. Ante el aluvión de críticas, pararon directamente el fin de semana del 14-15 de marzo. “El día antes estábamos entrenando para jugar, además era el derbi contra el Borussia, entrenamos igual que siempre y ya en casa nos enteramos de que no se iba a disputar tampoco ese partido. Y lo entendimos perfectamente todos: manda es la salud”, asegura.

Los primeras días se las apañó en casa: “Nos dieron pesas y una bici estática, que todavía tengo, e íbamos haciendo videollamadas”. Si se ha podido volver a los entrenamientos es porque los números generales en Alemania no son tan alarmantes como en España, dentro de la gravedad (más de 4.000 fallecidos allí). De todas formas, las precauciones son muchas tanto para la vida como para el fútbol. “Cuando voy a entrenar sí veo a gente por la calle haciendo deporte o sacando al perro, hay un poco más de libertad -afirma Miranda-; aquí se usan mucho las mascarillas. No se la juegan, no quieren estar como en España o Italia. Y en el club los médicos y nosotros si necesitamos tratarnos o algo tenemos que ir con mascarilla”. Las medidas en el regreso han sido extremas: primero, desintoxicar toda la zona de entrenamiento, la ciudad deportiva... Y antes, un control a los jugadores y al cuerpo técnico, fisios... Todos dieron negativo en coronavirus. “Si te duele algo lo tienes que decir y te quedas en casa uno o dos días y cuando se te pasa, vuelves. Y si es más grave te hacen el test”, describe el jugador del Schalke. Así pudieron empezar con esos entrenamientos de dos en dos, más físicos por el parón, para ir ampliando los futbolistas e introduciendo el balón para chutar a puerta y ejercicios así. “Pero seguimos manteniendo la distancia, hasta que no se vaya el coronavirus no vamos a poder tocarnos ni siquiera. Al principio se te hace raro, pero viendo las noticias, los muertos que hay, te asusta y te hace alejarte de las personas”, explica el defensa.

No es una vuelta a la normalidad, pero sí un avance. Miranda se entera de las noticias de España viéndolo en televisión y por lo que le cuentan su padre y sus hermanas, que “están hartos ya de estar encerrados, pero es lo que toca y hay que cumplir”. Entrena por las mañanas y las tardes las pasa en casa con su madre o cocinando o con la Play o estudiando un poco de alemán. También charla en el grupo que tiene con Abel Ruiz (que juega en el Sporting de Braga), Mate (Borussia Dortmund) y Sergio Gómez (Huesca), amigos con los que coincidió en el filial del Barça, para contarse cómo les va. “Lo llevan bien, dicen, pero están deseando que vuelva la liga, como todos”, admite Miranda. Al menos él y Mate sí han podido pisar el césped de nuevo.