Coronavirus
Así es jugar a puerta cerrada: se puede entrenar
Sin público cambia el deporte. El factor de equipo local pierde importancia. Quien antes se acostumbre sacará ventaja.
«No concibo jugar a puerta cerrada, no entra en mi cabeza», dice Silvia Navarro, la eterna portera de las Guerreras de balonmano. Pero... «Si tenemos que hacerlo por seguridad, pues se hará», añade. El deporte en época de coronavirus entra en una nueva dimensión: los gritos y el ánimo de los aficionados se silencian, un nuevo factor a tener en cuenta, incluso a entrenar, aparte del físico, el táctico o el conocimiento del rival. «Será completamente diferente», opina Sergio Scariolo, el seleccionador español y ayudante de los Toronto Raptors, los actuales campeones de la NBA, competición que tiene previsto empezar con las gradas vacías. «Se oirá todo lo que digan los entrenadores y el rival, los árbitros oirán todo. Antes a lo mejor el público te cubría, ahora eso ya no existe y será interesante ver dónde pondrán el listón de las protestas», apunta Scariolo.
El factor local, el extra que da tener el apoyo de los tuyos, desaparece, como se ha podido comprobar en las dos jornadas que se llevan disputadas de la Bundesliga, la gran competición en la que todos se miran y que con la puerta cerrada ha tenido más victorias de los visitantes que nunca y sólo tres de los anfitriones. La respuesta ha sido agridulce: sí, era fútbol, aunque faltaba algo. «Parecía un entrenamiento», sintió Cesc. «Es más triste que bailar con tu hermana», afirmó Luis Enrique, el entrenador de la Roja, en el programa de Youtube «Colgados del aro». El Barcelona ya disputó en 2017 un encuentro en esas condiciones, contra Las Palmas. «Fue horrible. No estábamos preparados, quizá ahora estén más mentalizados. No sé cómo va a ser tener que jugar cien encuentros así. Los primeros serán complicados, pero luego seguro que los futbolistas se van haciendo», ha dicho en RadioMarca Valverde, el técnico del Barça en ese momento. El problema es que con la lucha por el título tan apretada (en dos puntos, con once jornadas), despistarse al principio puede ser fatal.
No habrá tampoco los «vamos Rafa» en las pistas de tenis, si es que el tenis se reinicia en este 2020, que está por ver. Nadal ya explicó que no le gustaría jugar sin público, ya que se «alimenta» de él y le «sube la adrenalina», pero que hacerlo sería un mal menor. Igualmente, no se oirán en los pabellones a los aficionados, algo que para el mítico jugador de balonmano Talant Dujshebaev es parte del juego. El ahora técnico del Kielce, pese a todo, considera imprescindible jugar, y más en su deporte, que en gran medida depende de la taquilla para el presupuesto. Talant calcula unas pérdidas del 40 por ciento si la próxima temporada es en el vacío... O en el ruido enlatado, porque desvela que van a estudiar cómo poner sonido ambiente. Si en su caso jugar con hinchas es una necesidad económica, en fútbol la necesidad es jugar, porque la mayor parte del dinero llega de las televisiones. «Si te insultan en campo contrario, también es un desafío», prosigue Talant. Esos jugadores que se crecen en la adversidad tampoco podrán hacerlo. Si se repitiera hoy la final de la Davis en Argentina de 2008, Feliciano López no podría volver los insultos en contra a favor.
Los deportistas están resignados a que, al menos durante un tiempo, tendrán que jugar sin espectadores. «Todo es entrenable, pero nos va a costar de cabeza. Va a ser un poco triste ver un pabellón vacío», insiste Silvia Navarro. Claro que algunas están acostumbrados y su realidad es tener que adaptarse a lo contrario. Lo dice la jugadora de voley playa Lili Fernández: «En los torneos del año no suele venir mucha gente, no lo necesitamos para motivarnos. Y luego en unos Juegos te meten con 15.000 personas...».
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