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LeBron James y la amenaza de “The Joker”

Los Lakers dominan la final del Oeste por 2-0 ante los Nuggets. Jokic, el mejor pívot del mundo, es la gran preocupación para los californianos

LeBron James celebra el triple de Anthony Davis ante la resignación de Nikola Jokic
LeBron James celebra el triple de Anthony Davis ante la resignación de Nikola JokicMark J. TerrillAP

«Soy paciente en realidad porque no puedo ser rápido. Es la única opción que tengo». Así se describe Nikola Jokic, el mejor pívot del mundo. «The Joker» es un serbio (2,13 y 25 años) que juega en los Nuggets de Denver y que trata de impedir que LeBron y los Lakers alcancen la final de la NBA. La estrella de los californianos persigue su décima final y está a dos victorias de alcanzarla. Los Lakers ganaron el primer partido (126-114) y un triple de Anthony Davis en el último segundo (105-103) les ha situado 2-0. Los Nuggets con un partidazo de Jokic (30 puntos, 6 rebotes y 9 asistencias) estuvieron muy cerca de igualar la eliminatoria.

“Jokic es uno de los jugadores más singulares del mundo y uno de los más especiales que jamás haya jugado en la posición de pívot en esta Liga”, asegura Frank Vogel, el entrenador de los de L. A. Casi no salta y tampoco corre mucho, pero es que no le hace falta para ser decisivo en una NBA hipervitaminada. No posee una línea propia de zapatillas, viste normal, no se le conocen amistades famosas, no tiene glamour, juega en una ciudad de Colorado, es decir, en un mercado pequeño... Da igual. Ha liderado a los Nuggets a su cuarta final del Oeste después de ser el primer equipo de la Historia que levanta dos eliminatorias (Utah Jazz y Los Angeles Clippers) con 3-1 en contra. Y el líder del grupo es el pívot balcánico.

Jokic llegó a la burbuja de Disney después de superar el coronavirus en su país y bajar de sus 130 kilos habituales a 115. Es el último capítulo de un relato, el de su carrera, muy propio de la NBA. Abandonó su ciudad, Sombor, situada en el norte de Serbia muy próxima a las fronteras con Croacia y Hungría, en 2012. Llegó a Belgrado y en un club modesto, el Mega Vizura, comenzó a sobresalir, dentro y fuera de la pista. Cuenta la leyenda que después de cada entrenamiento se tomaba casi de un trago una botella de dos litros de Coca-Cola. El baloncesto no le entusiasmaba y las salas de pesas menos todavía. “Era uno de los más altos entre mis compañeros de clase, pero también era el más gordo. No me gustaba el ejercicio físico y en secundaria no podía hacer ni una flexión”, asegura. El mánager general de los Nuggets, Tim Connelly, llegó a decir que “no tenía un cuerpo atractivo”. Al Nikola adolescente lo que le gustaban eran el voleibol, el waterpolo y los caballos. Llegó a competir en sulky, una especie de carreras de caballos con un carro. Pero su peso y su estatura le apartaron pronto de la disciplina. “Cuando mi padre me obligaba a entrenar a baloncesto me ponía a llorar. Jugaba de pívot, pero lo que me gustaba era ser base, aunque sin moverme mucho”, confiesa.

En la Liga Adriática empieza a destacar y en 2014 se presenta al draft de la NBA. Es elegido en segunda ronda con el número 41. Nada de celebraciones. “Cuando me draftearon, estaba durmiendo. Mi hermano me llamó con champán y le dije: ‘Pero déjame hombre, no ves que estoy durmiendo’. Así que me quedé en la cama”, relató. Un año más tarde es nombrado MVP de la Liga Adriática, deja la Coca-Cola y cambia parte de su dieta. Su agente es Misko Raznatovic, el Jorge Mendes del baloncesto europeo. Uno de los primeros clubes grandes que se fija en él es el Barça. No pasó por el Palau y se fue a la NBA gracias a una leyenda que vistió de azulgrana, Arturas Karnisovas. El alero lituano ahora ejerce de responsable deportivo de los Bulls de Chicago y fue el primero que vio que Jokic era material de NBA. “Sólo necesitaba mejorar su cuerpo”, afirmó.

El nuevo Jokic hace de todo y los Nuggets no se entienden sin él. Es el mejor pívot pasador de todos los tiempos con unos promedios (7 asistencias por encuentro), que le sitúan a la altura del «top 10» de bases de la Liga. Lleva tres temporadas seguidas promediando al menos 18 puntos, 9,5 rebotes y 6 asistencias. Sólo otras dos leyendas, Larry Bird y Oscar Robertson, lo hicieron durante cuatro temporadas seguidas. Además, es el jugador que más anota de toda la NBA en el denominado «clutch time»: los últimos cinco minutos de partido cuando la diferencia es igual o menor a cinco puntos. Junto a su mejor escudero, Jamal Murray, está entre los diez jugadores que más puntos anotan en los últimos cuartos en estos playoffs. El mejor amigo en la plantilla de Juancho Hernangómez, cuando el madrileño estaba en los Nuggets, es también el alma del vestuario por su carácter bromista y porque no necesita hablar mucho para caer bien a todo el mundo.

Y, ¿qué le vincula con LeBron? Jordi Fernández, técnico español asistente en los Nuggets y ex ayudante en los Cavaliers, ha trabajado con ambos. “Coinciden en que todo el mundo quiere jugar con ellos porque hacen mejores a los compañeros y eso garantiza contratos con muchos millones de dólares”, comenta.

LeBron no sólo pelea con Jokic y los Nuggets, lo hace con la Historia. En su décimo séptima temporada como profesional y con 35 años está promediando 25,5 puntos, 9,9 rebotes y 9,1 asistencias. Acumula 251 partidos en playoffs –el equivalente a más de tres temporadas completas–, persigue su décima final, el cuarto anillo y con él los Lakers han vuelto a una ronda en la que no estaban desde 2010. ¿Su palmarés en finales de Conferencia? 9-1. Y la eliminación de los Clippers, precisamente ante los Nuggets, ha convertido a sus Lakers en más favoritos todavía.

En el año de la muerte de Kobe Bryant, el cuarto título de LeBron y el décimo séptimo de la franquicia, con lo que igualarían a los Celtics, serían el mejor homenaje. Su pareja con Davis recuerda los dúos gloriosos en L. A. Los Kobe-Pau; Kobe-Shaq; Magic-Jabbar; West-Chamberlain; West-Baylor... Enfrente tiene a “The Joker”.