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Crisis

Los motivos de la difícil transición del Barcelona de Koeman

Sus números en Liga se remontan a la época de Joan Gaspart en la presidencia. Messi no está siendo determinante

Koeman, pensativo durante el partido que el Barcelona jugó contra el Betis en el Camp Nou
Koeman, pensativo durante el partido que el Barcelona jugó contra el Betis en el Camp NouDPA vía Europa PressDPA vía Europa Press

A veces es difícil entender lo que sucede en un terreno de juego. A veces es imposible. «El segundo gol no es fácil de explicar. No está a la altura del club», dijo Koeman después de que Jordi Alba lanzara un saque de banda en dirección a su portería como se lo tirarías a tu peor enemigo, para que Lenglet no supiera cómo resolver el bote, para que Ter Stegen no acertara a mandar el balón fuera y Negredo pudiera marcar el segundo gol del Cádiz y acabar así con la posible reacción del Barça. Un regalo. Pero lo mismo pasó contra el Atlético (error en la salida de Ter Stegen) o contra el Alavés (entre Piqué y Neto), Getafe (De Jong) o Real Madrid (penalti absurdo de Lenglet). (Aquí los vídeos de todos esos errores). Fallos individuales, «de concentración», dice un enfadado Koeman, que cuestan puntos y que han llevado al Barcelona a una situación límite: con 14 puntos en 10 jornadas, son los peores números de su historia desde que en la Liga las victorias valen tres puntos, que es desde la temporada 1995-96. A estas alturas, lo peor que había estado el conjunto azulgrana es con quince puntos en el curso 2002-03, y finalizó en sexto lugar, lo que hoy en día sería un drama, porque no jugar la Champions supondría un golpe tremendo a las ya maltrechas arcas del club. Queda mucho campeonato, pero el equipo puede caer en la desgana. Pese a las buenas sensaciones en la Champions, en un grupo con la Juve como único rival exigente, siendo realistas, LaLiga es el torneo del día a día y el Barça da un paso adelante y dos atrás. Los números que está teniendo recuerdan a la época más oscura de la presidencia de Gaspart, cuando el club vivió una transición de seis años sin ganar un título después de que Figo se marchara al Real Madrid.

El clásico gol en contra...

A Koeman se le está atragantando la metamorfosis del equipo para la que fue llamado, después de tocar fondo con el 2-8 del Bayern. La realidad está siendo dura para el técnico, que si bien es cierto que podía haber pensado que el descaro de Pedri o el desborde de Dembélé le hubieran venido bien ante un rival cerrado como el Cádiz desde el principio, y no en la segunda parte, no puede hacer más que lamentarse cuando ve los fallos que cometen los suyos. Pero quedarse sólo en eso es superficial. Se está viendo a un Barcelona frágil, que pinta bien por momentos, pero se deshace en cuanto vienen mal dadas. Seis de los diez partidos de Liga los ha empezado perdiendo, y en ninguno ha logrado dar la vuelta al marcador: contra el Sevilla y el Alavés llegó al empate y contra el Real Madrid, el Getafe, el Atlético y el Cádiz perdió. La sensación de incapacidad se vio en duelos como los tres contra los conjuntos madrileños, en los que ni fue capaz de generar peligro de verdad cuando se vio por detrás; la impotencia llegó en Vitoria o Cádiz, donde el arreón final fue desordenado e insuficiente. Es un equipo inocente que, si bien ha ganado intensidad respecto a la pasada temporada, pierde los duelos individuales. «Nos falta agresividad en defensa, sobre todo sin balón», se queja Koeman. Y con balón se nubla ante las defensas cerradas y no tiene la paciencia ni la facultad de descifrar cómo romper el entramado. Es un grupo joven en el que los veteranos no están ayudando. Falta más personalidad de De Jong, que Alba no tenga esos despistes atrás, que Lenglet no cometa fallos infantiles, que Coutinho se encuentre, hasta Ter Stegen se equivoca, y que Messi se conecte. Al capitán se le vio en el comienzo de curso, tras la tormenta del burofax, con buena actitud, pero últimamente está más pasota, sobre todo cuando los partidos se complican. Antes siempre se le miraba en esas situaciones y casi siempre respondía. No está siendo así de momento este curso.

La derrota en Cádiz es un duro golpe para la credibilidad del Barça y para Koeman, que veía en este mes la posibilidad de encauzar la mala situación en la Liga, con cuatro partidos en casa (Levante, Real Sociedad, Valencia y Eibar) y sin tener que visitar los teóricos grandes estadios del campeonato, pero el Carranza ya se le hizo enorme. «Es un paso de gigante hacia atrás en nuestras posibilidades», admitió el holandés. El Madrid se le aleja a seis puntos, con un partido más los de Zidane; y el Atlético está ya a doce, con las mismas jornadas jugadas y con sensación de poderío. «Es demasiado», reconoce el preparador. Si no hay reacción, la Liga se puede hacer eterna y acabar en drama.