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Breaking, nuevo deporte olímpico: “Es una danza que nos dio un refugio en el que realizarnos”

Llevan años bailando en el metro. El breaking es una forma de vida para Graciel Stenio y Rubén Martín. Será olímpica, con polémica, en los Juegos de París 2024. Han creado un club en Madrid

Es lunes por la mañana y las calles de Madrid todavía están llenas de nieve convertida en hielo. En la parada de la Renfe de Embajadores, todo el que pasa gira la vista porque algo les llama la atención. Muchos van con la cabeza metida en el móvil, pero por un rato se olvidan de él para mirar a un grupo de jóvenes que se mueve de forma que atenta contra la lógica, con giros sobre la cabeza, los pies apuntando a un lado y el cuerpo a otro, en equilibrio, aguantando el peso en los brazos... Bailan lo que los medios de comunicación llamaron en su momento break dance y cuyo nombre real es breaking, que desde hace poco ha sido nombrado deporte olímpico, lo que ha generado cierta polémica, pero que estos chicos esperan que sirva para dar impulso a algo que llevan muchos años practicando, y casi nunca lo han tenido fácil.

La historia de varios de ellos empieza en el barrio, en Aluche, donde jugaban al fútbol de pequeños. “Teníamos la ilusión de ser futbolistas, luego ves que no es tan fácil por cómo está montado, y nos sentimos como fuera de lugar”, dice Rubén Martín, conocido como “Chino”, uno de los chicos que baila junto a Graciel Stenio, “Grazy”; Julián Gómez, “Huly”; Norberto Linares, “Bto” y Sufian Ben Yacoub, “Sufi”. “Viniendo del barrio de donde veníamos, las oportunidades no son las mismas que en otros lados, eso está claro, y el break fue como darnos un refugio en el que poder sentirnos a gusto y donde realizarnos”, añade. “La gente mayor de nuestro barrio bailaba, veíamos que hacía esas cosas extrañas y también queríamos. Y a raíz también de un anuncio de Coca Cola que vimos un movimiento e intentábamos copiarlo, pues así empezamos”, prosigue Graciel. Lo que comenzó por esa curiosidad, fue tomando una forma más profunda cuando conocieron el mundo del hip-hop, cultura creada en el Bronx de Nueva York en los años 70 que tiene como uno de sus pilares es el breaking. Los otros son el rap, el graffiti y el Djing. Y así arrancó lo que es casi una forma de vida. “Para mí es una terapia, el baile, el hip hop, es una manera de estar en paz conmigo mismo”, asegura Grazy, que desvela que los dos sentimientos que lo definen cuando baila son “rabia y nostalgia”. “El leitmotiv es que no todos tenemos que estar para las mismas cosas. Que no siempre hay que hacer lo que nos estipulan. Hay muchas formas de vivir y todas son loables y deberían ser respetables. Porque sea una danza no tiene que ser menos respetado que un mecánico o que un abogado”, cree Chino.

La escena de la Renfe de Embajadores se ha repetido durante mucho tiempo en Príncipe Pío, Sol... “Se nos ha hecho muy difícil encontrar sitios, cuando preguntamos a polideportivos o centros culturales nunca nos han dejado, hemos entrenado en el metro o en la calle en verano, pero en el metro a veces tenemos problemas con la seguridad o con la gente que va pasando que a lo mejor les molesta, y nos echan. Ahora, una vez federados, nosotros formando un club, esperemos que las instituciones lo vean diferente”, describe Grazy. “Nuestra idea es crear nuestros propios espacios para que las generaciones que vengan no tengan ese mismo problema”, completa Rubén Martín. La situación pueda cambiar por el hecho de que ahora estamos hablando de un deporte olímpico. “Nosotros somos muy proactivos y vamos a intentar sacarle partido, tener más visibilidad, que la gente se apunte a nuestro club y, por qué no, que vayan a los Juegos Olímpicos, compitan, puedan ser tratados como deportistas y tener financiación”, afirma Graciel. El club que han creado está dando sus primeros pasos. Se llama Breaking Madrid y en él esperan acoger a todo el que esté interesado.

La decision de meterlo como deporte en los Juegos de París 2024 ha traído controversia en el mundo del hip hop. “En la escena no está bien visto por todos, pero a la gente que no lo ve hay que decirle que son oportunidades. Si gracias a esto nos van a poder ceder un espacio para desempeñar la función o nos van a ayudar para poder representar al país, eso siempre está bien.”, opina Chino. En el mundo olímpico también ha habido mucho revuelo, con una pregunta principal: ¿es un deporte? Así lo ve Grazy: “Para mí el deporte es una forma de arte y el break es un arte”. El componente físico es evidente al ver los movimientos imposibles que son capaces de hacer, para lo que es necesario tener un gran control de tu cuerpo. “Tenemos que estar igual de en forma que en otro deporte de alto rendimiento. Y con la dificultad de entrenar en la calle, con frío. Es un baile muy sufrido en el que te duele el cuerpo hasta que vas consiguiendo las cosas. Te tiene que molar mucho para que te puedas desarrollar en este arte”, cuenta Chino. Grazy desvela que aparte del baile como tal completa la preparación con el gimnasio e incluso “viendo vídeos y hablando con gente para intentar estar en constante reciclaje”. Otra de las dudas que genera es valorar quién ha sido el mejor, porque es más difícil objetivarlo que en el baloncesto o el atletismo, aunque eso también sucede con la natación sincronizada o el patinaje. Graciel ha sido juez internacional: “Yo valoro la profesionalidad y la profundidad que ha conseguido en su danza. Soy un amante del movimiento, pero también valoro la emoción que hay detrás de ello. O sea: mente, cuerpo y alma”.

La idea del Comité Olímpico Internacional es añadir disciplinas como el breaking o la escalada para atraer a gente joven, pero también mantener la tradición. El formato olímpico será de uno contra uno en plan “pelea”, eliminatorio. Habrá masculino y femenino e incluso una modalidad mixta, algo extraño en los Juegos. En el mundo del hip hop se llama Bonnie y Clyde. “Me gusta que no sea una competición nada más, sino que se intente evolucionar en el breaking”, opina Chino, defensor de que en un futuro ni siquiera haya género, aunque ahora sí lo ve necesario. “A las chicas históricamente les ha costado un poco más, por cómo es la sociedad, por presiones familiares... Ahora está empezando a haber competiciones por género y creo que es bueno durante un tiempo para que el nivel femenino suba. Y lo está haciendo: las dos o tres mejores chicas del mundo están entre los diez mejores breakers del mundo”, insiste Chino, que ahora no vive de la danza porque, reconoce, no le llena lo de tener que ir a teatros o fiestas. Grazy sí vive de ello, aunque no de la competición: ha montado hasta una empresa (Ntamo Performance) y estaba en uno de los espectáculos del Circo del Sol (”Messi10″) hasta que paró por la pandemia. Hace años compitió junto con Rubén Martín a nivel internacional con el grupo Fusion Rockers. También hay campeonatos autonómicos, de España, del mundo... Ahora los Juegos añaden una ilusión más. “A Grazy y a mí nos va a pillar un poco mayores, pero no va a ser por intentarlo, y si no participando, a nivel de mentor, que hayamos cogido a peña que esté en un rango de edad para poder ir”, concluye Chino.

Los chico de Madrid Breaking practican en la estación de Renfe de Embajadores
Los chico de Madrid Breaking practican en la estación de Renfe de EmbajadoresJesús G. FeriaLa Razon