LaLiga
El secreto que Militao, del Real Madrid, esconde en su nuca
El defensa va a ser el sorprendente titular en el Real Madrid contra el Barcelona, el clásico de LaLiga
Fue Nacho quien explicó con más claridad que nadie cómo está el asunto de los centrales en el Real Madrid antes del partido contra el Barcelona: en la incertidumbre. El canterano tiene que renovar el año que viene y confesó con una claridad pasmosa, y más si lo comparamos a cómo se está manejando Sergio Ramos, que su decisión depende bastante de cómo quede la plantilla para la próxima temporada. Nacho no sabe qué hacer aún, Sergio Ramos no aclara nada pese a que le quedan dos meses de contrato y Varane levanta sospechas de que no va a seguir después de junio. Mientras, el Real Madrid tiene muy atado a Alaba, que llega libre en este mercado de fichajes.
Nada se dice de Militao, quien cumple su segunda temporada en el Real Madrid sin dejar muchas noticias y sin apenas llamar la atención. Esta temporada es el cuarto central, por detrás de Nacho y por eso, con 650 minutos, sólo ha jugado más que Hazard, Mariano y Odriozola. Hasta que, de repente, tuvo que ser titular contra el Liverpool porque esa mañana se anunció que Varane tenía coronavirus y va a volver a jugar desde el principio contra el Barcelona. Eso es pasar de la nada, a jugárselo todo. Del anonimato, a medirse con Messi cuando arranque y llega de cara. Emociones fuertes.
«Es un jugador muy joven, que está aprendiendo mucho. Lo veo mejorar cada día y es bueno porque es un jugador de presente y futuro. Estamos contentos de tenerle con nosotros», explicaba ayer Zidane, que compartía la sensación que existe en el club. A sus 23 años, Militao tiene mucho que ofrecer y en ese juego de centrales no se habla de él porque, con contrato hasta 2025, tiene tiempo para seguir creciendo.
Ya jugó en Manchester contra el City la pasada temporada, pero pasó sin pena ni gloria, porque en ese partido lo marcaron los errores de Varane. Militao tuvo actuaciones interesantes, como el choque contra el Athletic al final del curso pasado, otras sin mucho que contar y este curso apenas ha podido demostrar nada. Su peor momento fue el día contra el Levante en enero. Estuvo ocho minutos en el campo antes de ver la roja y, como después se lesionó, no volvió a jugar hasta marzo.
No se ha desesperado. Cuando era más joven se tatuó la palabra «paciencia» en la nuca: «Todo el mundo dice que el mundo se está cayendo así que hay que mantener la calma», contaba.
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