Real Madrid
El maratón del Real Madrid para un doblete: más de un mes jugando cada tres días
La lesión de Mendy, con una sobrecarga en el sóleo, eleva a ocho las bajas de Zidane para visitar al Getafe, donde va con sólo cuatro defensas y cuatro medios del primer equipo
«El calendario es duro, pero estamos contentos de seguir vivos en las dos competiciones», aseguraba Zidane después de cerrar siete días frenéticos, con el doble enfrentamiento ante el Liverpool y el Clásico frente al Barcelona, y antes de arrancar un maratón de diez partidos en los próximos treinta y cinco días. No hay respiro para este Real Madrid al que muchos daban por desahuciado a principios de febrero y que resulta que se asoma a la segunda quincena de abril con la posibilidad de firmar un doblete. Para nada la temporada estaba acabada después de perder ante el Levante y de dejar escapar la Supercopa y la Copa del Rey. Todo lo contrario, quedaba muchísimo por delante, algo que sólo se encargaba de recordar el propio Zizou. El tiempo le está dando la razón, aunque el precio mental y físico de luchar por estos dos títulos es muy alto.
«No hemos dudado nunca de nuestro trabajo. Los jugadores creen en lo que hacen y eso nos hace más fuertes en las dificultades. Estoy orgulloso de que siempre estén ahí. Han ganado mucho y siempre quieren más. Es lo que me llena, ver a mis jugadores metidos en todo lo que hacemos», recordaba Zizou ayer a esos incrédulos que no querían dar a su plantilla ni el beneficio de la duda y ya hablaban de cierre por derribo. Sus chicos vienen del reto mental de eliminar al Liverpool y derrotar al Barcelona, y ahora, esta noche, les espera el Getafe, agazapado en el Coliseum Alfonso Pérez y con la necesidad de sumar por la cercanía del descenso. La tentación de la pereza y la desconexión están ahí, aunque si algo bueno puede tener la plaga de bajas es que nadie va a poder relajarse. «Que nos falten jugadores nos une más», recordaba el pasado martes Modric, uno de los pocos que ha podido entrar en la convocatoria.
La lesión de última hora de Ferland Mendy, con una sobrecarga en el sóleo que le obligará a estar unos diez días de baja, se une para hoy a las sanciones por amarillas de Casemiro y Nacho. Hazard y Carvajal no han llegado a tiempo, así que Zizou viajará sólo con dieciséis futbolistas a Getafe, tres de ellos porteros y sólo cuatro defensas. La retaguardia será inédita, con el canterano Chust de titular, como en Copa ante el Alcoyano. Si algún día puede dar la sorpresa el Getafe sería hoy, aunque Zidane ha conseguido que a estas alturas de la temporada todos estén metidos y con ganas de ayudar cuando toque. Falta le va a hacer al Real Madrid contar con todos, porque lo que tiene por delante es un Tourmalet de más de un mes de duración y con un partido cada tres días. Serán diez choques en los próximos 35 días, desde hoy y hasta el 23 de mayo. Y no hay respiro porque las semifinales de la Champions se disputan en dos semanas seguidas y la Liga se va a consumir a toda velocidad.
El primer kilómetro de esta carrera de fondo es esta noche en Getafe y después vendrá el viaje a Cádiz del miércoles y la visita del Betis el próximo sábado. Entonces será el turno del Chelsea, doble enfrentamiento en Londres y Valdebebas con el Osasuna en medio. El reto va a ser de piernas, aunque también de cabeza, por esas subidas y bajadas de la montaña rusa ante rivales con niveles y objetivos muy diferentes. Después, desde el 9 de mayo, llegará el esprint final por la Liga, con Sevilla, Granada, Athletic Club y Villarreal. Luego sólo quedaría una hipotética final de la Champions en Estambul, el 26 de mayo, lo que elevaría el maratón a los 11 partidos en 38 días.
Por esto, Zidane no tiene en su cabeza nada que no sea el choque ante el Getafe y se revuelve cuando le preguntan si va a seguir en el banquillo. «No miro nunca el futuro, ni ahora ni cuando se decía que había que despedirme. No cambia nada, es el día a día, no sé qué va a pasar dentro de tres meses o un año», explicaba antes de dejar un recado para los que todavía consideran que no tiene nivel como técnico.
«La flor que tengo es la de estar en este equipo y entrenar a este gran club. No creo que sea un desastre de entrenador ni tampoco el mejor, seguro. Lo importante es meter pasión en lo que te gusta. Luego puede salir mal o bien», admitía negándose a decir nada sobre los planes que tiene. Quiere hablar sólo de fútbol, algo que echa en falta en sus comparecencias.
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