Turf

Dos placas de titanio, 20 tornillos en la espalda y la ilusión de montar a Rodaballo

José Luis Martínez tiene 51 años y pensaba retirarse el año pasado, pero ha aplazado la despedida como yóquey para seguir montando a este caballo que ya ha ganado fuera de España

José Luis Martínez saca la lengua en el esprint final de Rodaballo en el Gran Premio Antonio Blasco de 2021
José Luis Martínez saca la lengua en el esprint final de Rodaballo en el Gran Premio Antonio Blasco de 2021HZ

José Luis Martínez tiene 51 años, dos placas de titanio, 20 tornillos y diez ganchos en la espalda. Y una ilusión, la de seguir montando a Rodaballo, el caballo que le ha animado a alargar su carrera deportiva un año más.

Martínez sufrió una caída en 2008. Se rompió dos vértebras, pero le operaron de siete. Utilizaron dos de arriba y tres de abajo para fijar las que se había fracturado con la ayuda de las placas de titanio, los tornillos y los ganchos. «Me dijeron que no iba a poder montar más y que me hiciera a la idea. Yo decidí no hacerme a la idea, busqué la manera de hacer algo que me permitiese volver a montar, me operaron y hasta hoy», recuerda Martínez.

La segunda opinión la encontró en el cirujano Juan Díaz-Mauriño, pero le advirtió de que deberían pasar dos años antes de volver a competir. Se cayó el 21 de abril y reapareció el 8 de septiembre de ese mismo año. Fue segundo en su primera carrera. «Al día siguiente monté dos carreras y gané las dos», cuenta el yóquey.

El cirujano hizo su trabajo y lo terminó Pedro Chueca, que en ese momento era fisio del Real Madrid. Martínez había montado durante tres años para la cuadra de Lorenzo Sanz y eso le hizo más sencillo entrar en contacto con Chueca, que abrió su clínica en agosto sólo para tratar al jinete. El premio llegó pronto.

José Luis se trasladó temporalmente de su casa en Villanueva de la Cañada hasta la de su madre en La Latina para poder acudir cada día a la clínica de Pedro Chueca en la calle Profesor Waksman. «No podía ni cortarme un filete ni atarme los cordones ni tumbarme en la cama y me tuve que ir a casa de mi madre para poder ir a rehabilitación», dice. Recuerda aquellos viajes en el Metro. «Me quedé en 45 kilos, perdí toda la musculatura, iba con una mochila y en chándal. Me sentaba y se iba la peña de mi lado, en vez de un yóquey parecía un yonqui. Y me partía de risa porque yo haría lo mismo. Todas esas cosas sirven para ponerte en tu sitio», asegura.

José Luis volvió a disfrutar de su trabajo, de los entrenamientos, a pesar de que cada día se levanta a las cuatro de la mañana para ir al hipódromo. «Sé que dejar de competir no me va a costar, lo que más miedo me da es dejar de montar o dejar de tener esas sensaciones que yo tengo por las mañanas, ese disfrute que antes no tenía. Antes era entrenamiento y trabajo, ahora también me pagan por ir por las mañanas a entrenar, pero no lo considero un trabajo. Yo veo todos los días amanecer montando a caballo. Ahora a cuatro bajo cero, pero cuando llega la primavera es un lujazo», advierte.

Martínez disfruta de su momento y de Rodaballo, un caballo de la cuadra Pata Negra, en la que participan varios propietarios que ya poseen sus propias cuadras. Pero ninguna les da tantos éxitos como Rodaballo. Es uno de los pocos ejemplares del turf que se atreve a competir fuera. El año pasado ya ganó una carrera en el hipódromo alemán de Baden Baden y demostró en París que está preparado para hazañas superiores.

La cuadra Pata Negra lo compró en la clásica subasta de Newmarket. Los propietarios decidieron acudir en una comida en la que también participaban José Luis Martínez y Guillermo Aizkorreta, el preparador del animal. «Por su pedigrí era uno de los que teníamos apuntados en una lista bastante amplia y viendo cómo se movía y el galope que hizo previo era una de nuestras elecciones. Luego en la subasta pudimos comprarlo», cuenta Aizkorreta. El nombre del caballo salió de lo que había en la mesa en aquella comida: Rodaballo.

«Aquí ha ganado las carreras más importantes y aunque nada te garantiza que este año las vuelva a ganar, nos hace ilusión apuntar un poco más alto e intentar competir en alguna carrera más importante», explica Guillermo. Por eso, aunque mañana vuelven las carreras al Hipódromo de La Zarzuela, el plan es que compita principalmente fuera de España. Y con él, José Luis Martínez, que lo ha montado en todas sus carreras. Los dos se entienden y aunque el yóquey había decidido retirarse el año pasado se ha dado una prórroga. Cuando sus amigos se lo recuerdan, responde: «Joder, es que me ha salido Rodaballo».