Fe a prueba de puños
La batalla contra el Vaticano de Jacqueline Straub, la boxeadora que quiere ser sacerdote
La teóloga y deportista alemana ha escrito varias cartas al Papa Francisco y asegura que seguirá con su cruzada para abolir la discriminación de la mujer en la Iglesia
“A Dios rogando y con el mazo dando” es el chascarrillo fácil con el que algunos tratan de menospreciar la historia de esta boxeadora que quiere ser cura, pero la fe de Jaqueline Straub es algo mucho más serio: “Lo más importante de mi vida”.
La teóloga alemana Jacqueline Straub, afincada en Suiza donde trabaja como periodista del servicio de comunicación de la Iglesia católica, acaba de presentar su libro: ‘Joven, católica y mujer: por qué quiero ser sacerdote’.
Desde 2011, Jacqueline Straub ha proclamado públicamente su vocación sacerdotal y suele aparecer en los medios de comunicación hablando sobre ella. Se une así a generaciones de mujeres cristianas, entre las que ha habido algunas santas, que fueron personas que sintieron esa misma vocación al ministerio sacerdotal y que fueron rechazadas con respuestas obsoletas y discriminatorias por parte de los hombres de Iglesia. ¡Cuánto sufrimiento para las mujeres afectadas y cuántas oportunidades perdidas! afirma en su particular relato.
Según cuenta, sintió “la llamada” durante un campamento cristiano para jóvenes durante su adolescencia, y de inmediato supo cual era su meta: convertirse en sacerdote en la Iglesia Católica.
Han pasado más de 15 años y se mantiene firme. Jacqueline tiene claro que no es una meta fácil convertirse en sacerdote siendo mujer, pero no está en sus planes dejar de intentarlo. Y es que no rendirse es algo que ha aprendido de su deporte: el boxeo. “Boxear me ha enseñado varias lecciones que he aplicado a mi vida, como el siempre levantarte aunque te sientas débil tras caer sobre la lona”.
“Es lo mismo con mi trabajo en la Iglesia, necesito mucho esfuerzo, pero si entrenas duro, algún día alcanzarás tu objetivo”, asegura Straub.
Boxeadora y teóloga
Jacqueline Straub nació en 1990 en Sigmaringen (Alemania). A sus 32 años, ya cuenta con algunos reconocimientos en su haber como el hecho de que la BBC la incluyera en 2018 como una de las 100 mujeres más inspiradoras e influyentes del mundo. Para muchos es un referente en la lucha por una mayor igualdad de mujeres y hombres en la Iglesia como muestra continuamente en sus escritos y en sus redes sociales.
Así lo cuenta en este libro en el que defiende su vocación de vida sacerdotal desde que era monaguilla con 15 años. Estudió teología en Friburgo de Brisgovia (Alemania), Friburgo (Suiza) y Lucerna (Suiza). En 2016 finalizó su máster en teología con ‘summa cum laude’. Ha fundado una web para acercar la fe cristiana a un público más joven y más amplio. Su servicio en la liturgia no la hecho abandonar su pasión por el boxeo, a pesar de que recibe críticas por ello: “Hay gente que no le gusta que boxee, me escriben mails o cartas insultándome. Cuestionan por ello mi vocación”, cuenta..
Cruzada por la igualdad en la Iglesia
Como parte de su lucha, Jacqueline denuncia el trato desigual por parte de la iglesia a las mujeres, sin los mismos derechos y oportunidades dentro de la institución religiosa. Señala que en las parroquias locales que ella frecuenta, las mujeres mantienen viva las la iglesia, sin embargo, no se les permite convertirse en curas, describiéndolo como “una injusticia”, por lo que quiere mantenerse como un modelo a seguir para lograr reformas entre los católicos. Admite que ha escrito numerosas cartas al Papa Francisco aunque de momento no ha obtenido respuesta.
A pesar de no haber logrado su meta, asegura tener confianza en que, en el futuro, las leyes de la iglesia sean más flexibles, con sacerdotes hombres y mujeres, además de que los homosexuales y divorciados no estarán ajenos a los sacramentos como en la actualidad.
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