
Sección patrocinada por 

Le Mans
El automovilismo paga su deuda con Robert Kubica en las 24 horas de Le Mans
El piloto polaco vence en las míticas 24 horas de Le Mans después de una trayectoria deportiva llena de lesiones graves y perseverancia

El automovilismo es un deporte en el que su máxima expresión, la Fórmula 1, sólo tiene a 20 pilotos y sólo de vez en cuando entra alguno nuevo. El mercado es duro, se ajusta solo e, incluso, puede resultar cruel. Aunque uno sea muy bueno, puede que no tenga nada que hacer. Ejemplos de trayectoria longeva son Fernando Alonso, Lewis Hamilton o Nico Hulkenberg.
Los dos primeros llevan más de 15 años en la élite. Pero la historia de este deporte está llena de pilotos que lo intentaron y se quedaron en el camino. Y también de injusticias tremendas provocadas por la mala suerte. Este fin de semana, muchos aficionados respiraron aliviados al conocer la victoria del polaco Robert Kubica (40 años) en las 24 horas de Le Mans. Porque su vida refleja la tremenda lucha que supone caer, levantarse, volver a caer y volver a levantarse en una especialidad tan dura y cruel como es el automovilismo. El de Cracovia era un talento que llegó a la F1 de forma humilde y que poco a poco fue escalando posiciones hasta llegar a ser piloto oficial de BMW en la Fórmula 1.
Polonia salía a las calles con cualquier buena actuación de su compatriota. Sin embargo, un día, dejó helado a medio planeta con un accidente sufrido en el Gran Premio de Canadá de 2007. Sufrió daños en una pierna y, viendo las imágenes, pareció poco. Aquello sirvió para que una semana después le sustituyera un joven llamado Sebastian Vettel, que tres años más tarde fue campeón del mundo con Red Bull. Kubica se recuperó y volvió a la pista pocas carreras después.
Paradójicamente, el polaco ganó en Canadá justo un año después de su terrible accidente con el español Toni Cuquerella como ingeniero de pista. Todo iba bien para el talentoso polaco e incluso llegó a firmar un preacuerdo en 2011 para acompañar a Alonso en el segundo volante de Ferrari. Pero semanas más tarde Kubica sufrió un fatal accidente mientras disputaba, por diversión, un rally en el norte de Italia. Se salió de la carretera con tan mala fortuna que un guardarraíl se metió dentro del coche y casi le secciona el brazo derecho. El acuerdo con Ferrari no se pudo rematar y desde entonces Kubica empezó un largo peregrinaje por varios hospitales para intentar recuperarse y volver al estado de forma de antes. Pero fue imposible.
Años después, Williams (previo pago mediante patrocinadores) le dio la oportunidad en sesiones libres de entrenamiento, pero resultó imposible. La exigencia física de la F1 era demasiada.
Robert Kubica lo intentó en otras especialidades, como Le Mans. En 2024 perdió el triunfo en la categoría LMP2 en la última vuelta… pero ahora se ha hecho justicia con él. Disputaba la carrera en la máxima categoría con un equipo no oficial de Ferrari, AF Corse (aunque muy vinculado a la Scuderia). Con este triunfo, Kubica pasa a la historia del automovilismo con una actuación incontestable ganándole al equipo oficial, a toda una marca como Ferrari y con uno de sus coches. Nadie como él lo merecía más.
✕
Accede a tu cuenta para comentar