Baloncesto

Londres

129-92. Estados Unidos da una lección

Su exhibición de tiro le dio el oro y acabó con el sueño serbio en el primer cuarto

Felipe VI entregó el trofeo a los vencedores
Felipe VI entregó el trofeo a los vencedoreslarazon

Estados Unidos no necesita a los cromos más valiosos de su colección para asombrar al mundo. Con un equipo en el que cuesta encontrar a un «top 10» de la NBA, el «USA Team» acabó con el sueño serbio en un cuarto y medio de fábula. Con el oro en juego y después de cinco minutos perfectos de los chicos de Djordjevic (7-15), los norteamericanos se pusieron a jugar. No lo hicieron cerca de su nivel, ni siquiera a su nivel. Fueron más allá, mucho más allá. Estuvieron perfectos, ni una grieta. Se vio el rostro que no habían enseñado en todo el campeonato. A la previsible defensa agobiante se sumó un recital en el tiro que ni siquiera sus antecesores más ilustres (Dream Team y los oros olímpicos de Pekín y Londres) mostraron en las grandes ocasiones. 60 puntos en 15 minutos, 11/16 en triples... Demasiado, una salvajada, un atracón de baloncesto. Estados Unidos renovó su título mundial con una facilidad que no había encontrado en anteriores campeonatos. Victorias por más de 30 puntos un día tras otro, también en la final. Y eso que la plata de los balcánicos tiene tanto o más mérito que el oro de los norteamericanos. Su papel en los cruces, en la semana decisiva, ha sido sobresaliente. Llegaron de Granada poco menos que con los billetes comprados para volver a Belgrado de inmediato y fueron la sensación del torneo mientras otros veían la final por televisión.

Con el Barclay Card convertido en una sucursal de la Sala Pionir, Serbia tuvo cinco minutos en los que se olvidó de las camisetas que había enfrente. Pareció que seguían los partidos ante Grecia, Brasil y Francia. Mandaba igual, con las ideas muy claras, con ataques ordenados, pero... después de un tiempo muerto de «Coach K» y de la segunda falta de Teodosic (7-15) se desató una tormenta perfecta liderada por Irving y Harden. El compañero de LeBron James en Cleveland anotó 15 puntos sin fallo, con tres triples incluidos, en apenas cinco minutos. Fue asombroso. El alero de la barba siguió sus pasos. Un parcial de 15-0 fue un simple aperitivo. Los primeros «errores no forzados» de Serbia derivaron en las primeras estampidas y los norteamericanos ya no frenaron. Sus seis primeros intentos triples hicieron diana. El parcial en los últimos seis minutos del primer cuarto fue 28-4 (35-19). Por si era necesario convencer a algún escéptico, los «USA» no aflojaron. La defensa a Teodosic de Thompson era el tornillo que faltaba por ajustar para que todo marchase como habían planeado. La perfección absoluta existe y Estados Unidos lo demostró durante casi todo el segundo cuarto. Los triples siguieron entrando como si se tratara de simples tiros libres. Jugadores sospechosos cuando el partido está cuesta arriba, como Cousins y Gay, también se sumaron a la fiesta. Antes del descanso, el oro ya estaba en el cuello de Estados Unidos. Serbia había ganado su oro antes de la final en un campeonato en el que la cara fueron los dos finalistas y una Francia sobresaliente. La cruz, España sin discusión. El pueblo se encargó de recordarlo durante la final con el ya clásico «Orenga dimisión». Mientras, Estados Unidos ratificaba su reinado mundial. Jugando a esto siguen siendo únicos.

- Ficha técnica

129 - Estados Unidos (35+32+38+24): Irving (26), Curry (10), Harden (23), Faried (12) y Davis (7) -cinco inicial-; Rose, Thompson (12), Cousins (11), DeRozan (10), Gay (11), Drummond (6) y Plumlee (1).

92 - Serbia (21+20+26+25): Teodosic (10), Kalinic (18), Markovic (3), N. Bjelica (18) y Raduljica (9) -quinteto inicial- Jovic (6), Krstic (4), Bircevic, Bogdanovic (15), Simonovic, Katic (2) y Stimac (7).

Árbitros: Stephen Seibel (CAN), Eddie Viator (FRA) y Borys Ryzhyk (UKR). Bjelica fue eliminado por cinco personales (min.35).

Incidencias: Partido correspondiente a la gran final de la Copa del Mundo, disputado en el Palacio de Deportes de Madrid, ante 13.673 espectadores. Lleno. Durante la final se oyeron gritos de "Orenga dimisión". El rey Felipe VI presidió la final.