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Cada día, un partidazo

Con el Real Madrid-Olympiacos se pone en marcha la nueva era de la Euroliga, que cambia la primera fase y el «top 16» por una liga regular de 30 jornadas en la que no habrá días fáciles

Cada día, un partidazo
Cada día, un partidazolarazon

Con el Real Madrid-Olympiacos se pone en marcha la nueva era de la Euroliga, que cambia la primera fase y el «top 16» por una liga regular de 30 jornadas en la que no habrá días fáciles

La Euroliga anuncia para esta temporada el comienzo de una nueva era. Menos equipos, más jornadas y cada día un partidazo desde hoy hasta el 19 de mayo, día que arrancará la «Final Four». La lucha por el título europeo entre los cuatro mejores en un fin de semana se mantiene y también los cuartos de final en eliminatorias directas al mejor de cinco choques, pero el camino hasta que sólo queden los ocho mejores cambia radicalmente. Adiós a la primera fase con cuatro grupos de seis equipos de los que los dos últimos quedaban fuera. Y se acabó el «Top 16», que se dividía en dos bloques de ocho y los cuatro primeros iban al «playoff».

La nueva era que anuncia la Euroliga reduce los competidores de 24 a 16 para elevar el nivel competitivo y ya no habrá dos «metas volantes» a mitad del camino para clasificarse. La batalla por ser el rey de Europa será igual que en las ligas europeas: una fase regular de 30 jornadas en la que habrá que ganarse uno de los ocho pasaportes a la élite continental. Los cuatro primeros tendrán ventaja de campo en la fase de «matar o morir» que dará paso a la gran final de Estambul.

La reducción en la nómina de participantes se ha llevado por delante a algunos ilustres como Unicaja, Limoges, Bayern, Khimki o Lokomotiv Kuban, el único del «top 8» del año pasado que se ha quedado fuera. Están todos los grandes, así que el arranque hoy entre Real Madrid y Olympiacos en el Barclaycard Center no es sólo una noche de campanillas para levantar el telón. Va a ser lo habitual, porque no van a existir los días tranquilos en la nueva Euroliga. «No veo factible otra idea que pensar en ganar cada partido. La competencia va a ser tan dura y exigente que no va a haber ninguno fácil. Esta competición nos va a obligar a ser constantes todo el curso, una idea que ya he empezado a transmitir a mis jugadores», decía Pablo Laso, técnico ganador hace dos años y que este verano ha conformado una plantilla más larga de lo habitual pensando en el nuevo calendario, cargado de semanas con tres partidos: uno de Liga y dos de la competición europea.

Una rutina más parecida a la NBA que a lo acostumbrado hasta ahora en el mundo FIBA. Una nueva era que ha dividido a los profesionales entre aquellos que están encantados y otros que no acaban de estar convencidos de si jugar tanto será mejor. «Yo no lo veo tan mal. A nosotros nos interesa más jugar que entrenar. En la NBA hay 82 partidos en cinco meses y medio y están todos vivos. Yo lo disfruté cuando estuve allí. Para el deportista es bastante parecido y la carga extra va a ser más mental que física, en el sentido de tener que preparar la siguiente cita un poco más rápido de lo que hacemos en Europa», explicaba Nocioni. El argentino, el jugador más veterano del torneo, está en el lado del sí junto a sus compañeros norteamericanos. «Vengo de la filosofía NBA y me gusta jugar cada día. No vamos a tener equipos quejándose de que otros han tenido un camino fácil», apuntaba Randolph. «El cambio de formato hace incluso más dura esta competición. Es bueno y aumenta la dificultad del reto», añadía Thompkins que, de momento, va a jugar sólo Euroliga.

En el lado contrario del debate se posicionan Felipe Reyes y Rudy, entre otros: «Me gustaba más antes que ahora. Prefería los grupos y los cruces y no hacer como en la ACB, que todo está muy visto. El aficionado a veces lo que quiere es algo diferente. Lo positivo es que cada partido en el Palacio va a ser un partidazo y esto es un lujo», opina el alero, que ve más complicado que un club de los no favoritos dé la sorpresa y se cuele en la «Final Four».

Con un formato u otro, los nombres de los candidatos siguen siendo los de casi siempre. El CSKA (vigente campeón), el Real Madrid (posiblemente con la plantilla más poderosa de los últimos tiempos), el Barcelona (con un proyecto reforzado y muchas caras nuevas), el Olympiacos (al que hay que ganar varias veces en cada partido para derrotarlo), el Fenerbahçe (con Obradovic afinando su obra), el Baskonia (sin Perasovic ni Bourousis, pero siempre competitivo)...

En definitiva, la aristocracia del baloncesto reunida en una competición con más aspecto de Liga europea que nunca. El año pasado el ganador necesitó 29 partidos para levantar el trofeo. Sólo se ahorró los dos que no tuvo que disputar por cerrar su eliminatoria de cuartos por la vía rápida. Con el nuevo formato, hubiera necesitado 35, seis más, que son en realidad la cantidad en la que se alarga el camino hacia la gloria. Con la diferencia de que al concentrar las dos primeras fases de otros años en una sola, no habrá partidos intrascendentes o en los que no haya nada en juego. «El primer partido tiene la misma importancia que el 30. El año pasado no era así y si tenías un grupo con equipos más asequibles podría suceder que con ganar la mitad fuera suficiente», admite Laso, que por esta razón no ve el sistema actual más relajado para los técnicos, aunque para él es mejor. «Yo lo prefiero así. Primero, por la posibilidad que da a los espectadores de ver a los mejores equipos. Y como entrenador, creo que es lo más justo, porque te vas a enfrentar con todos. Y a partir de ahí, el futuro de cada uno depende de sí mismo y no de si tiene un grupo más fácil». Es una batalla muy larga y empieza ya.

Con el «Chacho» en los Sixers, la dirección de la poderosa plantilla con la que el Madrid tratará de asaltar Europa correrá a cargo de Llull, candidato a mejor jugador del torneo, y de Doncic, un niño (17 años) acostumbrado a que Laso le exija como a uno más. «Es como debe ser», dice uno de los más jóvenes de la Euroliga. El cerebro del Barcelona es una cara nueva, Rice, un anotador compulsivo y la nueva estrella azulgrana.