Baloncesto

Brasil

El milagro de Djordjevic

El pívot serbio Nenad Krstic (d) con el balón ante el pívot brasileño Nene Hilario (i) durante el partido
El pívot serbio Nenad Krstic (d) con el balón ante el pívot brasileño Nene Hilario (i) durante el partidolarazon

En la primera fase sólo había podido ganar a Irán y Egipto dentro del grupo de la muerte y era vista por todos los especialistas como un equipo en construcción muy alejado de su historia más brillante. Sólo unos días después, y por obra y milagro de Aleksandar Djordjevic, Serbia es una de las sensaciones del Mundial e inesperado semifinalista tras pasar por encima de Grecia y Brasil. Ante ambos ha conseguido su mejor anotación en lo que va de torneo, porque su seleccionador les ha convencido de que todo es posible. La teoría dice que al menos la mitad de la plantilla que tiene a su disposición Sasha no tiene nivel para haber formado parte de las gloriosas épocas anteriores y que, por supuesto, su potencial es muy inferior al griego y al brasileño, pero lo único cierto es que tanto los helenos como los verdeamarillos ya están fuera de la lucha por las medallas.

Teodosic, la extensión de Djordjevic sobre la pista, lideró la segunda rebelión de los serbios en el Barclaycard Center, con 23 puntos, 4 asistencias y 3 rebotes. Sólo dos balones perdió el base balcánico, pero lo más sorprendente es que sólo tres fue el total de su equipo en los cuarenta minutos.

Después de un canastón de su director de juego, Djordjevic cerró el puño en el banquillo con rabia (29-23, min 14). Le gustaba mucho lo que veía sobre la pista, que no era otra cosa que intensidad y fe por parte de los suyos y poca convicción en el rival. Brasil nunca tuvo noticias positivas de su perímetro, con Huertas en su peor versión y Neto, héroe ante Argentina, casi peor tras abrir su participación con un «airball». La fuerza brasileña, lo que convencía a todo el mundo de que era un semifinalista clarísimo, está bajo los aros, pero allí sólo pudieron rescatar buenos ratos de intensidad de Nené Hilario y la fiabilidad habitual de Varejao. Splitter no marcó las diferencias en ninguna de las dos canastas y Hettsheimeir entró en pista cuando el desastre ya era irremediable. El único capaz de darle la vuelta a la situación parecía Marquinhos, que demostró ser un tres muy válido para un equipo de nivel Euroliga. Sus ocho puntos y los de Alex García desde el triple mantuvieron a los brasileños en la pelea (37-32, min 20), aunque siempre con la sensación de que era Serbia la que tenía el partido donde le interesaba.

Teodosic manejaba el tempo a su antojo y de vez en cuando hacía daño desde lejos o con una penetración. Brasil se estrellaba una y otra vez con la buena defensa rival y se ganó dos técnicas por tomarla con los árbitros. El resultado fueron cuatro tiros libres consecutivos de Teodosic y el principio del fin para los suramericanos (50-34, min 23).

Lo demás fue un paseo para los serbios, que se animaron a una especie de concurso de triples final en el que casi todo el que lo intentaba conseguía su objetivo. Hasta tiempo tuvo el seleccionador de dar descanso a sus jugadores fundamentales y, de paso y más importante, sumar para la causa a Krstic. El que fue mejor pívot europeo había pasado de puntillas por la Copa del Mundo, pero ayer colaboró a la hazaña con ocho puntos en el tercer cuarto y canastas de su mejor época. Serbia ahora se ve capaz de todo.