Baloncesto
Laso se reivindica con el título de Copa
El capitán, Felipe Reyes, ofreció a la ciudad por medio de su máxima regidora, Ana Botella, el trofeo copero
Pablo Laso llegó al Madrid en 2011 con un asterisco. No era la primera ni la segunda opción y, además, hubo quien justificó su fichaje porque era y es amigo de Alberto Herreros, el director deportivo. La forma en que concluyó la pasada temporada, con las derrotas en la final de la Euroliga y la Liga Endesa, aumentó las dudas en los despachos. Por si fuera poco, el equipo acumuló un primer trimestre de temporada sin buen juego y con más derrotas de la cuenta. En verano apareció el nombre de Katsikaris como sustituto; en diciembre surgió –desde dentro del propio club– el de Djordjevic y constantemente los rumores sobre una escasa autoridad con los pesos pesados de la plantilla. Con su tercera Copa en cuatro años y siete títulos de 14, Laso se ha ganado el crédito suficiente como para emprender el asalto a la Euroliga. Dos subcampeonatos consecutivos «obligan» a ganar el título en mayo en Madrid.
Equipo «made in Spain»
En el Real Madrid campeón de Copa los jugadores que mandan son españoles. El MVP de Rudy Fernández es el ejemplo. Llull, el «Chacho», Rudy y Reyes –un tercio de la Selección que competirá en el próximo Eurobasket si todo es normal– son la base del equipo y así lo valora el técnico y el resto de compañeros. Llull y Rudy son los más difíciles de domesticar, pero en la Copa todos han remado en la misma dirección. Los dos egos más potentes del bloque sólo han buscado el bien común. Sergio Rodríguez y el capitán han sido los que peor lo han pasado tras el final de la pasada temporada y la debacle mundialista de la Selección, por eso el título en Las Palmas les ha venido mejor que a nadie.
El tobillo de Nocioni
La Copa ha servido para la reivindicación de tres de los fichajes de esta temporada. Los tres fueron muy cuestionados hasta la Copa, pero Nocioni, Ayón y Maciulis abandonaron Las Palmas ganándose el respeto de todos. El argentino llegó a la final «sin» tobillo izquierdo por el esguince de la semifinal. Dio igual. Con 34 años es más que aprovechable y aporta al equipo un instinto competitivo que faltó en el tramo final de la pasada temporada. Al pívot le ha costado asumir su condición de secundario. Ha tardado, pero sus compañeros le han buscado y él ha respondido. Sus mejores partidos con el Madrid están por llegar. Con el alero lituano, el cuerpo técnico está encantado. Trabajador, se limita a hacer lo que sabe y no genera problemas.
La cruz de la Copa es para Bourousis, Rivers y Carroll, en especial para el griego. Es el cuarto pívot, por detrás de Slaughter, cuando llegó para marcar diferencias. Lo más grave es que no se adivina una reacción y el cuerpo técnico lo ve casi irrecuperable. Y que Campazzo siga ocupando una plaza de extracomunitario en el Madrid es inexplicable.
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