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Cara a cara: ¿Es justa la sanción a Luis Suárez?

Cara a cara: ¿Es justa la sanción a Luis Suárez?
Cara a cara: ¿Es justa la sanción a Luis Suárez?larazon

Reincidente en mordiscos y al diván; por J. Damián González

Vaya por delante que entiendo la ¿santa ira? de los amigos uruguayos, pero aquí hay que remitirse a los hechos y hablamos de un acto anómalo, porque aquí no hay una sancionable patada por alevosa que fuese, ni un peligroso hachazo a la altura del tobillo, ni siquiera un punible codazo a un contrario. No, aquí lo que se juzga es ¡un mordisco!, Alfredo, un mordisco a un adversario por muy «duro de western» que sea también el italiano Chiellini.

En Holanda e Inglaterra

La FIFA es atacable de oficio por muchas cosas y qué decir de Blatter, el infumable clon del entrañable Chiquito de la Calzada. Pero esta vez ha seguido la linde de organismos de justicia de otros países, que ya habían creado jurisprudencia; a tí que te gusta tanto hablar de asuntos de leyes que a veces conviertes en leguleyos. En Holanda se le sancionó ya con siete partidos (dos de ellos impuestos por su propio club, el Ajax) tras, ¡oh casualidad!, un mordisco a Otman Bakkal, del PSV. Y en Inglaterra, con diez en el Liverpool por ¡un mordisco! a Ivanovic, del Chelsea. Tres mordiscos, Duro, a esto se le llama multirreincidencia dental...

Hay agravios, sí, pero al psicólogo

Ya, ya sé que en el a veces estrambótico mundo jurídico del fútbol se suceden agravios comparativos, claro que sí. Pero un delito no juzgado no concede patente de corso a otro cazado... «al dente». Luis Suárez, por otra parte un futbolista extraordinario, debe aprovechar esos cuatro meses que tiene por delante para sentarse en el diván con un buen psicólogo que el Barcelona le ponga en Las Ramblas (lo digo en serio), porque tiene un problema, aunque haya cierta retórica y «cursilería FILFA» en eso de que no puede aparecer ni por el césped, ni ejercer ningún cargo administrativo. El uruguayo debe espantar como a las moscas esa reiteración tan peligrosamente suya de reinterpretar sobre un campo de fútbol al maestro Anthony Hopkins en «El Silencio de los corderos»...

La venganza del «maracanazo»; por Alfredo Duro

Dice el artículo 7 de la Declaración Universal de Derechos Humanos: «Todos son iguales ante la ley y tienen, sin distinción, derecho a igual protección de la ley. Todos tienen derecho a igual protección contra toda discriminación que infrinja esta Declaración y contra toda provocación a tal discriminación». Te lo voy a explicar de forma sencilla, Damián, lo que ha hecho el Comité «Ejecutor» de la FIFA es pasarse por el sitio que tú y yo estamos pensando este solemne y sagrado texto y golpear a un pequeño país llamado Uruguay que, con esta sanción, empieza a pagar los intereses de un «maracanazo» que no le perdonan. No se lo han perdonado los pesebreros de la FIFA ni los brasileños. Dicho de otra forma, la sanción a Suárez es una intolerable venganza escrita en un libro de miserables intereses que, al parecer, tú quieres compartir con el mismo grado de hipocresía que el resto de la «Filfa» con la que, de forma no menos sospechosa, te has asociado defendiendo la injusticia.

Agravio comparativo

Porque es injusto, muy triste y un agravio comparativo que mientras el Planeta Fútbol clama con barra libre sobre la acción de Luis Suárez con Chiellini, ese mismo planeta futbolístico de vividores pase por alto agresiones como las de Giroud y Sakho a los ecuatorianos Achilier y Enner Valencia. Parece mentira que tenga que recordártelo, que mires hacia otro lado cuando se trata de impartir justicia. Sin prejuicios. Sin que aparezcan los Nishimura de turno para que los jerifaltes de la FIFA se guiñen el ojo con esa bochornosa complicidad de la que tú también participas, Damián.

Manos manchadas

Hasta el punto de justificar lo que, a mi juicio, sería la honrosa retirada de Uruguay de este Mundial, en el que la memoria del gol de Ghiggia parece guiar las manos manchadas de Blatter y sus compinches, tipos que a cambio de dinero te mandarán a Qatar a cubrir un mundial.