Grand Slam
Carlos Moyá: «No se volverá a ver algo como lo de Nadal»
Carlos Moyá, el técnico y amigo íntimo de Rafa que llegó a principios de temporada al «clan Nadal», desvela algunas de las claves del décimo título en Roland Garros.
Carlos Moyá, el técnico y amigo íntimo de Rafa que llegó a principios de temporada al «clan Nadal», desvela algunas de las claves del décimo título en Roland Garros.
Mientras Nadal cumplía con tradiciones sagradas como posar con la Copa de los Mosqueteros cerca de la Torre Eiffel, parte del clan, entre ellos Carlos Moyá, ya estaba volando hacia Mallorca. Su segundo Roland Garros, el primero fue en 1998, ha llegado apenas seis meses después de incorporarse al equipo de su amigo Rafa. Su figura está lejos de la del «supercoach» que tan de moda está en el circuito con ex jugadores como Lendl o Agassi. «Si no hubiera sido un amigo de Rafa, difícilmente hubiera entrado en el grupo», se asegura desde el entorno del jugador. Él es uno de los «culpables» del excepcional año de Nadal y da algunas de las claves de lo vivido en París.
Optimismo y confianza
«Cuando entro en el equipo queda menos de un mes para que arranque la temporada y tenía una idea de lo que me iba a encontrar. Sabía con quién iba a trabajar y era optimista porque si le respetaban las lesiones, Rafa tiene hambre para rato», comenta Moyá sobre su llegada al grupo allá por el mes de diciembre.
Las dudas mentales y físicas de los dos últimos años fueron despejadas pronto, incluso antes de lo que pensaba el primer español que fue número uno del mundo: «Los resultados llegaron pronto y eso le ayudó a crecer. Las victorias ayudan a asentarse y este año Rafa ha empezado a ganar muy pronto, aunque los títulos se resistieran. Ante Dimitrov, en Australia –en semifinales–, ya vi que Rafa estaba de vuelta».
«Por cómo ha trabajado en pretemporada, por cómo ha ido jugando a lo largo del año y porque no ha tenido lesiones, lo que ha sucedido a partir de Montecarlo era algo que podía llegar. Ya vimos en pista rápida que estaba bien. Con Rafa siempre hay que esperar lo mejor y lo de Montecarlo le dio la confianza que le faltaba», comenta el entrenador. El décimo título en el Principado, el décimo en Barcelona, el quinto en Madrid, los cuartos de Roma y... París. «Llegó en perfectas condiciones, pero... Íbamos viendo que estaba bien, pero es que desde el primer día ha estado a un nivel increíble. De todos los Roland Garros que he visto no recuerdo a nadie haberlo ganado con tanta superioridad, ganando como lo ha hecho todos los partidos. No creo que se vuelva a ver algo así», apunta Moyá. Como dice McEnroe: «Superar a Nadal a cinco sets en la tierra batida de París es como intentar lamerte el codo».
Nuevas armas
Su tenis es más rotundo, más afilado que en temporadas anteriores y en eso ha tenido bastante que ver la presencia de Moyá. «Una de las cosas que trabajamos desde principio del año es que cuando empieza a mandar en un punto no hay que dejar que el rival se escape. Rafa es capaz de imponer un ritmo muy alto, ser muy agresivo y tiene golpes para ello. El revés ha funcionado muy bien, ha hecho mucho daño y la derecha, que andaba un poco perdida los años anteriores, la ha recuperado. Su servicio no es que sea el de un cañonero, pero tiene una gran variedad y los segundos saques son buenos», relata «Charly». Si a esto se le añade que «es un competidor enorme a nivel mental, algo en lo que había estado más flojo en los años anteriores», sale el décimo Roland Garros.
Respecto al nivel mostrado en París, Rafa reflexiona en una entrevista con Efe: «Si ponemos vídeos de 2013 o de 2008 veremos que no era un jugador físico. Jugaba con más intensidad porque la tenía. Pero con intensidad no se gana lo que gané en aquel momento. Creo que hay cosas que hago mejor que antes. He incorporado cosas y he perdido otras. El servicio y el revés son mejores que antes. El entendimiento del juego también. El físico es un poco peor, pero sigue siendo un buen físico. En general hay una evolución, pero no sé si el yo actual hubiera ganado al de 2008».
Tiempo para recuperar
En la celebración posterior a la victoria, el equipo de Nadal era el más comedido ante lo que se avecina. Llega la minitemporada sobre hierba y nadie olvida que en el pasto es donde más sufren las rodillas de Rafa. Por eso el «hay que aprovechar este momento» contrastaba con la cautela habitual del número dos del mundo y los suyos. «Wimbledon empieza tres semanas después de París así que hay tiempo de sobra para recuperar. Ya veremos», dice Moyá.
Otro de los nuevos mantras en el clan es que hay que controlar factores que hace cinco o diez años no se tenían tanto en cuenta. El técnico se refiere a los descansos, a la cantidad de los entrenamientos y al modo de «desenchufar» después de un gran torneo. «Rafa se fía mucho de nosotros, de Toni, de Francis y de mí», afirma. La experiencia para Moyá ha sido única: «En la pista he visto a un amigo, además de ver al jugador al que entreno. Los nervios han sido muy diferentes a todo lo que había vivido hasta ahora porque, aunque parezca que con Rafa está todo bajo control, no se puede evitar la tensión».
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