El cholo se suicida

No es que desplegase un juego excesivamente aseado, pero es verdad que el Atlético del sábado ante el Villarreal llegó a mostrar algunos brotes verdes, y no hablo de resultados sino de fútbol. Con intermitencia, con momentos de subidas y bajadas, sí que el balón llegó a circular por el medio campo con algo más de fluidez y velocidad que en anteriores compromisos. Y hasta hubo arreones notables, como el de los diez minutos antes del descanso, en los que se gotearon no menos de tres o cuatro llegadas con bastante criterio. Y al cuarto de hora del segundo tiempo el equipo se adelantó con un gran gol en el que conectaron un maravilloso pase de Griezmann hacia Correa, que lo mejoró todo con un control exquisito, una carrera corta y un remate que acabó en la red. Pero...

Crimen y castigo

... Pero no hay manera. Es adelantarse en el marcador (y ya cuesta Dios y ayuda) y de repente aparece esa especie de «tic amarrategui», de todos a una como Fuenteovejuna a dar veinte pasos atrás y encerrarse por delante de Oblak. Y, claro, ocurre lo que está repitiéndose casi partido a partido esta temporada, que se resucita al contrario. Crimen y castigo. Este equipo de Simeone no escarmienta ni es capaz de quitarse de encima este mal hábito. Y acaba suicidándose.

La radiografía

Así que se creció el Villarreal y encima Bacca logró el empate a la salida de un córner, en otro balón aéreo que sorprendió a una defensa que en los últimos años había sido como un martillo pilón en esas acciones, una suerte de Atlético Aviación incontenible en las dos áreas. Así que quinto empate del Atlético en diez jornadas de Liga. Al menos, la radiografía del enfermo a mí me parece diáfana: no hay gol, se falla por el aire y se encoge cuando se pone por delante. El Cholo Simeone tiene tarea.