Atlético de Madrid

Atlético de Madrid

El Niño retrata al Cholo

El Niño retrata al Cholo
El Niño retrata al Chololarazon

La película no va a tener ya un final feliz porque Torres no va a seguir en el Atlético, pero ni el mejor guionista habría escrito algo tan maravilloso como lo que hizo palpitar ayer a 60.000 corazones rojiblancos con el gol de su Niño. Ganaba el equipo ya 2-0 y había saltado al campo Torres (el ídolo del Atlético y uno de los más grandes de la historia de la selección española) sustituyendo a Griezmann, que había marcado otro golazo espectacular y con su pierna ¿mala?, la derecha. El estadio se puso patas arriba para despedir al francés y recibir con los brazos abiertos a Fernando, como siempre.

Todos en pie. Era el día del niño así, en general, y Fernando le puso mayúsculas a la palabra, le puso la guinda feliz con una tarta de chocolate a la fiesta rojiblanca. Había asomado antes la pancarta «de niño a leyenda» y en éstas ese otro chiquillo argentino que crece y crece, Correa, metió un buen centro y Torres, con la derecha, coló el balón por la escuadra. El Wanda se vino ya abajo aunque todo el mundo se puso en pie. El Niño habló en el campo y retrató a su entrenador.

El quite del perdón. Era su gol 127 de rojiblanco igualando a Joaquín Peiró, el «Galgo del Metropolitano», el 100 en Primera. Pero un tanto que iba más allá de números y de títulos: era el gol del sentimiento. Porque ayer los hinchas del Atlético comenzaron a despedir por segunda vez a su Niño, que le demostró al Cholo que aún tiene (tendría) cuerda para seguir algún año más aquí. Aunque para mí, el mejor gol de Torres ha sido no alimentar la división entre aficionados ni alentar una guerra civil suicida con un entrenador extraordinario, sí, pero que en el caso de Fernando ha estado frío, distante y hasta despectivo con él, salvo en su quite del perdón de ayer, dicho sea de paso. No se trataba de darle más o menos minutos, algo debatible, sino de darle cariño público como ha hecho con otros. Así lo veo, así ha sido.