Kiev
Colgados en Kiev
Aficionados españoles ven cómo les cancelan las reservas de habitaciones hechas hace tiempo para volver a sacarlas al mercado triplicando o más el precio
Aficionados españoles ven cómo les cancelan las reservas de habitaciones hechas hace tiempo para volver a sacarlas al mercado triplicando o más el precio.
El 13 de abril, cuando se supo que el Real Madrid se enfrentaba al Bayern en las semifinales de la Champions, María, con la fe del madridismo, decidió que el conjunto de Zidane iba a llegar a su tercera final consecutiva y, por tanto, no esperó más para comprar el billete de Madrid a Kiev.
Ella vive en Miami. «El madridismo desde Miami es duro por la lejanía; pero la Peña @RMSurDeFlorida es lo que más me acerca a Madrid. ¡Somos muchos y con mucha pasión!», cuenta María a este periódico desde allí. Contra todas las incertidumbres: aún tenía que disputarse la semifinal, aún tenía que tocarle entrada, ella empezó los trámites para ir a la sede de la final igual que hizo para estar en Cardiff el año pasado. El primer paso, el vuelo desde Madrid, estaba dado; el segundo llegó con el pase definitivo del Real Madrid tras el sufrimiento contra el Bayern en el interminable partido de vuelta. «El billete Miami-Estocolmo-Madrid lo compré el miércoles después de la clasificación», sigue contando María, y ese día también reservó un hotel, minutos antes de que la locura de los precios se disparara y encontrar alojamiento económicamente disponible en la capital de Ucrania se convirtiera en algo más duro que ganar al PSG, a la Juve y al Bayern.
Con pocas plazas hoteleras, una noche de hotel está en los 1.000 euros, si tienes suerte, y apartamentos en Airbnb han triplicado o más su precio. Si alguno sale por menos de 400 euros la noche, es reservado en segundos y desaparece de la páginas. Paginas ucranianas de apartamentos ya tienen todos ocupados. Se ofrecen todo tipo de casas, habitaciones o camas que ni siquiera lo son, porque son sillones transformados para la ocasión. Los habitantes de Kiev han descubierto que con ese fin de semana pueden hacerse de oro y no van a desaprovechar esta especie de lotería que les ha tocado gracias a la UEFA.
María había conseguido escapar de esa inflación, de ese ejemplo práctico de cómo funciona la oferta y la demanda en el que se ha convertido esta final de la Champions. Al haber sido más rápida y no haber esperado a la entrada, tenía alojamiento y billete por un precio razonable. O eso creía: «El piso lo reservamos y PAGAMOS el miércoles por la mañana. Nos lo confirmaron dos veces (tengo los emails) y el mismo jueves a las 18:00 de EE UU, enviaron un correo que estaba cancelado sin explicación».
De repente, todo había cambiado sin saber el motivo. María tenía vuelo, esperaba entradas para su peña, pero le habían quitado el sitio donde dormir.
No es el único caso. En Twitter han aparecido estos días varias quejas de aficionados que ven cómo por «errores administrativos» y otras excusas sus reservas anteriores, hechas con previsión y con la esperanza de ver al Madrid, se cancelan: «Me pasé seis horas al teléfono, literalmente, y te puedo enseñar mi registro de llamadas a Hotels. Ellos me dijeron que canceló la gente del piso de Ucrania, que se llama Central DayFlat Apartments, alegando que había un error con la tarifa», continúa María. «Hotels.com estaban dispuestos a pagar la diferencia, pero cuando los llamaron, en Ucrania dijeron primero que ellos no habían cancelado nada (mentira como una casa) y que el piso estaba ya alquilado a otra gente», explica desde Miami. Ha tenido que rehacer su viaje y busca dónde dormir la noche después del partido. Irse al aeropuerto y encontrar un par de sillas cómodas es una opción. O entrar en este grupo de Facebook: , en el que habitantes de Kiev ofrecen camas gratis para aficionados que se han quedado colgados en Kiev.
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