Real Madrid
Cualquier solución pasa por Zidane
En el club confían en el entrenador que llevó al equipo a conquistar dos Champions consecutivas. Sin opciones en LaLiga, se confía en que cambie el rumbo en la Copa y, sobre todo, en Europa
En el club confían en el entrenador que llevó al equipo a conquistar dos Champions consecutivas. Sin opciones en LaLiga, se confía en que cambie el rumbo en la Copa y, sobre todo, en Europa.
Fútbol es fútbol y Zidane es Zidane. No fue un futbolista cualquiera, no es un entrenador cualquiera y por eso su situación en el banquillo del Real Madrid, ese lugar tan peligroso para la estabilidad y para una vida relajada, es radicalmente distinta a la de cualquier otro entrenador. El francés es la apuesta del club también en estos días complicados. No hay otra respuesta al momento actual, no hay más soluciones que las que aporte Zizou, que es el entrenador que tiene que levantar al equipo en las otras competiciones que aún le quedan por disputar. Y después, en junio, cuando acabe la temporada, tendrá que ser una de las voces autorizadas para recomponer la plantilla.
Porque ese plan, que ya estaba en marcha, no hace más que confirmarse según van pasando los días y crece la sensación de que el tiempo de algunos futbolistas está cerca de su caducidad. La pasada temporada, la Champions y la conquista de la Liga hacían prever un ciclo más consistente y si el Real Madrid no hizo fichajes ambiciosos no fue por una cuestión de dinero, que no es problema en el club blanco, sino que fue más por respeto y por consideración a una plantilla exitosa y de la que, además, nadie podía imaginar que estuviese como está en el mes de enero. Esta vez ni siquiera un éxito en la Champions va a cambiar los planes a los que están dando vueltas en la denominada T4 del estadio madridista. El dinero no gastado en esta época de contención sí que va a correr desde el Santiago Bernabéu al mercado de fichajes. Y los galácticos que tanta ilusión traen al madridismo volverán este verano.
Es verdad que hasta junio aún pueden pasar muchas cosas, pero el plan hoy es que sea Zidane quien guíe esa reconstrucción. Se lo ha ganado por su pasado lejano y su pasado inmediato: con su estilo como futbolista alumbró el césped del Santiago Bernabéu y una de las postales icónicas del Madrid moderno es su remate de volea en la Novena Copa de Europa. Y desde entonces, en todas las Champions ganadas por el conjunto blanco aparece una foto suya: en la Décima, dando instrucciones al lado de Ancelotti y en la dos siguientes siendo el máximo responsable del equipo. Es decir, que pese a que sea un tópico que en el fútbol no hay pasado y que vales lo que has hecho en tu último partido, Zidane se ha ganado el derecho a retrasar las dudas y los peligros que en estas circunstancias rodearían a otro inquilino del banquillo del primer equipo. El ejemplo es claro: Benítez no aguantó, por ejemplo. Pero es que al entrenador español se le pitaba en el Bernabéu incluso cuando ganaba partidos por goleada. Ayer, pese a que el Madrid ha sumado un punto en los últimos tres encuentros de Liga y se ha despedido de la competición mucho antes de lo esperado, el público no mostró su enfado con el entrenador cuando terminó el choque. Se marchó decepcionado, pero no enfadado como se podía esperar. Hubo leves pitos a Marcelo, unos pocos a Cristiano, pero la grada no sospecha de su entrenador.
Después, en la conferencia de prensa, el entrenador madridista habló del siguiente partido, de ganar para recuperar un poco de estabilidad. Y ése es el plan del club a corto plazo. Hay que apoyar a todos para que, poco a poco, el optimismo se vaya haciendo un sitio en la primera plantilla del club. Los jugadores están con un entrenador que en estos momentos complicados se ha puesto del lado de la plantilla y dejar de contar con el francés sería un golpe traumático cuando aún quedan muchas cosas importantes por disputar.
Otra cosa es que en algunas zonas del club se piense que al equipo le está faltando la preparación física de otras temporadas o que haya pasado como ha sucedido otras veces: que los jugadores se han podido acomodar y que la exigencia en el día a día se ha rebajado, que la complicidad entre el cuerpo técnico y la plantilla no haya sido buena para la competitividad del grupo. Y otra cosa también es lo que pueda pasar por la cabeza de Zidane, que es un misterio para casi todos. Pese a su impenetrabilidad, el entrenador no va a ser nunca un impedimento para el Madrid.
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