Juegos Olímpicos
Cuando encajar una goleada no importa
La Corea unificada de hockey femenino congregó en su primer partido a tantas autoridades como la ceremonia inaugural
La Corea unificada de hockey femenino congregó en su primer partido a tantas autoridades como la ceremonia inaugural.
No era el «Dream Team», pero casi. El primer partido de la selección unificada de Corea de hockey femenino congregó tantas personalidades como la ceremonia inaugural de los Juegos. Estaba el presidente de Corea del Sur, Moon Jae-in, la hermana del líder de Corea del Norte, Kim Yo Jong, una legión de dirigentes norcoreanos, el presidente del COI, Thomas Bach, y las 229 animadoras que la dictadura comunista ha enviado a la cita olímpica de PyeongChang. Y todo para ver a su nueva selección perder 8-0 ante Suiza, aunque el resultado importara poco o nada.
Era un «partido para la historia», como bien definió Sarah Murray, la entrenadora canadiense que dirige a la Corea unificada. La preparación para los Juegos ha sido poco menos que una odisea. Murray ha tenido que manejar un grupo de 35 jugadoras, una cifra muy superior a la habitual. Y en esa lista había una docena de norcoreanas. No es que Corea del Sur fuera a pelear por las medallas con su equipo habitual. Estaba muy lejos de las favoritas, pero la crítica unánime es que con las norcoreanas el grupo es más débil. Murray se encontró con un panorama en el que el primer reto era solucionar las dificultades de comunicación. Las norcoreanas no hablaban inglés, aunque lo que al principio eran reuniones de una hora, ahora se han convertido en charlas de quince minutos. «Y la química ha sido mucho mejor de lo que esperaba», confiesa Murray. Había más problemas. La equipación de casi todas las selecciones que compiten en hockey es de origen estadounidense y las norcoreanas tienen prohibido usar prendas de ese país. ¿La solución? La Corea unificada viste ropa canadiense.
Con el Kwandong Hockey Centre abarrotado, los goles fueron cayendo pronto del lado suizo. Dio igual. Las más de 200 animadoras norcoreanas no callaron. «¡We are one, we are one!» –«Somos uno, somos uno»– fue el cántico más repetido. Las jugadoras sonreían y el acuerdo por el que tenían que estar en la ficha del partido al menos tres jugadoras norcoreanas se cumplió. La goleada fue lo de menos. «No estamos aquí para hacer una declaración política, sino para ganar. Se trata de nosotras, de nuestro equipo y de que seamos competitivas», afirmo optimista Murray. Mañana contra Suecia se podrá comprobar si el equipo unificado es algo más que una mera anécdota.
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