Vitoria
Llull lo hizo otra vez
El Real Madrid amplió hoy su leyenda al convertirse en el primer equipo en sumar cuatro Copas del Rey seguidas en el actual formato tras doblegar, en otro esfuerzo titánico, a un inmenso Valencia Basket.
Llull adora la Copa del Rey. No es para menos. Su talento y explosividad le convierten en el personaje ideal para el relato de la competición más intensa del baloncesto europeo. En Vitoria se encargó de aumentar su leyenda y la de su club. El Real Madrid se impuso en la final al Valencia, conquistó su cuarta Copa seguida y la vigésimo séptima de su historia. Ningún otro equipo en el baloncesto español ha ganado tantas veces el torneo. Ninguno lo ha hecho cuatro veces seguidas en la era moderna, desde que se instalara el actual formato allá por 1987. Hay que remontarse al Barça que enlazó media docena de títulos de 1978 a 1983 para encontrar un dominio comparable. La Copa se ha convertido en la competición fetiche de la «era Laso». Fue el primero de los 13 títulos en la nueva edad dorada del Madrid. Una Euroliga, tres Ligas ACB, cinco Copas del Rey, tres Supercopas de España y una Copa Intercontinental han llegado a las vitrinas del Bernabéu desde 2011. El equipo ha estado en 17 finales de 23 posibles y lo ha hecho con un juego que ha convertido al Madrid en el equipo más divertido de ver en Europa. La Copa de Vitoria ha sido de una exigencia extrema. Dos prórrogas para alcanzar la final y un partido decisivo que estuvo abierto hasta el último segundo.
Balones al «23»
El desgaste del Valencia durante toda la final fue extraordinario. Fue los dos últimos cuartos siempre por detrás, pero nunca bajó los brazos y alcanzó el tramo decisivo con el Madrid a la vista (82-81). Entonces fue cuando Laso devolvió a la pista a Llull. El descanso fue un factor fundamental en su aparición en los minutos decisivos. Había jugado ya 23 minutos antes del último cuarto y necesitaba una tregua después de la paliza de las rondas anteriores. Cuando el Valencia seguía amenazando (87-85), reclamó el balón y resolvió el partido con sus ya habituales fuegos de artificio. Fue un Llull contra el mundo en el que el protagonista tenía la absoluta convicción de que estaba haciendo lo correcto. Y vaya si lo hizo. No es la primera vez ni la segunda y tampoco será la última. Llegó un triple en el último segundo de posesión, una de esas «mandarinas» como él mismo las denomina (90-85). De inmediato, una bandeja (92-85). Antes de entrar en el último minuto, otro triple con un arco imposible de defender (95-87) y para rebajar los ánimos del Valencia, dos tiros libres a falta de 50 segundos (95-91). Al recital de Llull, con los diez últimos puntos de los suyos, estuvo muy cerca de contestar el equipo taronja.
Brillantes secundarios
La Copa permite repartir el protagonismo y la final, más. Randolph, con 20 puntos y 7 rebotes, ratificó su gran rendimiento en cuartos y semifinales. El ala-pívot, con más de 20 puntos por partido en el torneo, fue muchos minutos el factor diferencial del Madrid y el que marcó las primeras ventajas para los suyos. Su explosividad contrasta con el equipo de Pedro Martínez, un diesel del que no se pueden esperar acciones deslumbrantes o rachas que rompan partidos en un par de minutos. A cambio son capaces de ofrecer un ritmo sostenido que para muchos es insoportable. Con Dubljevic (28 puntos y 5 rebotes) y las rotaciones, el Valencia sobrevivió hasta el final y terminó cayendo por culpa de Llull y porque hubo jugadores del Madrid que lograron sobreponerse a la fatiga que en el tercer cuarto y en los minutos finales apareció en más de uno. Ayón fue el salvavidas de los blancos en el tercer cuarto, cuando el resto del equipo estaba respirando para poder seguir en la pelea. El mexicano raramente falla en los días grandes. Un par de triples imposibles de Carroll minaron la moral valenciana en plena escalada y Doncic, sin hacer su mejor partido, también sumó. El esloveno no estuvo brillante (9 puntos, 4 rebotes y 6 asistencias), pero tuvo la dureza mental suficiente como para no esconderse nunca. Y eso con 17 años ya es mucho decir.
¿Y el arbitraje?
En la Copa del «Era campo atrás, era campo atrás», los árbitros volvieron a ser protagonistas. El Valencia protestó numerosas decisiones, sobre todo en el minuto final. Hubo una más que posible falta antideportiva de Taylor a Dubljevic. Y sí, la última jugada polémica fue un campo atrás que se saldó con balón para el Valencia y nueve décimas por jugarse después de que los árbitros consultaran el vídeo. Van Rossom no pudo realizar un tiro cómodo y el Madrid volvió a abrazar la Copa.
- Ficha técnica:
97 - Real Madrid (22+25+27+23): Llull (22), Rudy Fernández (2), Taylor (5), Reyes (1) y Randolph (20) -cinco inicial-, Ayón (18), Maciulis (3), Draper (-), Nocioni (-), Doncic (9), Carroll (14) y Hunter (3).
95 - Valencia Basket (16+29+26+24): Van Rossom (6), Martínez (7), San Emeterio (17), Sikma (6) y Dubljevic (28) -quinteto titular-, Thomas (4), Vives (2), Diot (2), Sato (5), Oriola (6), Sastre (12) y Kravtsov (-).
Árbitros: Juan Carlos García González, Antonio Conde y Benjamín Jiménez. Sin eliminados.
Incidencias: Final de la Copa del Rey 2017 disputada en el Pabellón Fernando Buesa Arena de Vitoria ante 14.982 espectadores. El ministro de Educación, Cultura y Deportes, Iñigo Méndez de Vigo.
Antonio Soto Crespo/Efe
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