Deportes

El chico que vuela sobre las olas

Juan de los Reyes
Juan de los Reyeslarazon

Juan de los Reyes es un surfista gaditano que parece no tener límites. El barbateño de solo diecisiete años está a punto de embarcarse en el reto más apasionante de su corta carrera deportiva: participar en el ISA World SUP and Paddleboard Championship

Juan de los Reyes es un surfista gaditano que parece no tener límites. El barbateño de solo diecisiete años está a punto de embarcarse en el reto más apasionante de su corta carrera deportiva: participar en el ISA World SUP and Paddleboard Championship, un mundial de selecciones que se disputará el próximo 23 de noviembre en la isla de Hainan (China).

"Juanito", como lo llaman cariñosamente, es toda una promesa en el mundo del "stand up paddle", también conocido como paddle surf. Una modalidad muy parecida al surfing donde se emplea una pala para desplazarse por el agua mientras se permanece de pie sobre una tabla.

Aunque De los Reyes (@juan_delosreyes en Instagram) crea que este deporte no está hecho para él, su trayectoria y palmarés demuestran todo lo contrario. El gaditano, que aún no ha cumplido la mayoría de edad, cuenta ya con una decena de premios entre campeonatos nacionales, europeos e internacionales. Se trata de un verdadero diamante en bruto.

Comenzó en el mundo del paddle con catorce años en la escuela de surf Yerbahuena de su localidad natal, aunque ya desde los cinco se metía en el agua la mayoría de los días. Rápidamente todos vieron que aquel pequeño, que cargaba con una tabla mucho más grande que él, tenía algo especial. No se equivocaron. En su primer campeonato, celebrado en Tarifa, quedó en la primera posición en categoría júnior y se alzó con el tercer puesto en Open, modalidad masculina donde solo compiten los mayores de dieciocho años. Tanto participantes como asistentes se quedaron boquiabiertos con el potencial de aquel niño.

Los primeros que se dieron cuenta de la magia que desprendía aquel chico encima de una tabla fueron los propietarios de una tienda de surf llamada Ozu Tarifa. Desde un principio creyeron en él y le suministraron sus primeros materiales para que pudiese participar en los distintos campeonatos: “Apostaron por mí y les estoy bastante agradecido porque sin ellos no hubiese probado el paddle en profundidad”. A pesar de que en la actualidad cuenta con multitud de patrocinadores entre los que destacan las marcas alemanas "ION"y "Fanatic", Juan siempre guardará un cariño especial a aquella tienda de Tarifa que se fijó en él cuando aún era un chaval que se divertía con sus amigos cogiendo olas en la playa.

Su familia ha sido otro de los pilares fundamentales en su vida, especialmente su madre. Su fiel seguidora le ha acompañado en la mayoría de torneos que ha disputado e incluso se ha cruzado España de punta a punta para ver a su hijo volar sobre las olas.

Tras años de mucho esfuerzo y sacrificio, Juan ha recibido la llamada con la que todo deportista sueña alguna vez en su carrera: el pasaporte para ir al Mundial. “No me lo podía creer cuando me dijeron que estaba seleccionado. Cuando empecé en esto del paddle ni se me pasaba por la cabeza llegar hasta donde he llegado y mucho menos ir a un Mundial. Para mí esto es un sueño”. Un sueño que se ha ganado a base de trabajo y con la ayuda de Óscar Ruíz, su entrenador en el equipo nacional. El preparador le ha ayudado mucho en el tema de competición y a controlar sus emociones encima de una tabla. “Óscar me ha enseñado que no gana quien mejor surfea, sino quien mejor sabe competir. Ese era mi principal fallo”.

Con la mirada puesta en el país asiático, Juanito ya se considera un ganador independientemente del papel que haga en el campeonato del mundo porque como bien dice el barbateño “el simple hecho de estar allí con los mejores en el agua ya es todo un premio para mí”. Sus padres esta vez no podrán acompañarle en esta aventura debido a lo costoso que es el viaje, pero desde el otro lado del océano se dejarán todo su aliento para mandarle mucha fuerza.

No se detiene a pensar en lo que ha conseguido. Siempre piensa que puede mejorar en cada ola que coja y en cada baño que se dé. La ambición corre por sus venas. El chico que a las siete de la mañana se enfunda el traje de baño, no duerme para soñar, sino que cruza el mar en busca de sus sueños.