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De Senna a Bianchi

La Fórmula-1 vuelve a estar de luto; veintiún años después de la muerte de Ayrton, fallece otro piloto. Jules se estrelló hace nueve meses en el Gran Premio de Japón

Jules Bianchi se estrelló contra una grúa el pasado 5 de octubre
Jules Bianchi se estrelló contra una grúa el pasado 5 de octubrelarazon

La Fórmula-1 vuelve a estar de luto; veintiún años después de la muerte de Ayrton, fallece otro piloto Jules se estrelló hace nueve meses en el Gran Premio de Japón

Veintiún años después, la Fórmula 1 vuelve a estar de luto. Uno de los suyos, uno de los 20 pilotos que forman parte de este apasionante deporte, se marchó en la madrugada del sábado para siempre. Jules Bianchi no pudo más después de luchar nueve intensos meses por su vida. Por desgracia, las heridas causadas al piloto francés resultaron insuperables por aquel maldito accidente sufrido en el pasado Gran Premio de Japón, cuando una grúa se interpuso en su camino. Aquel domingo de octubre pasará a la historia porque una serie de fatalidades se saldaron, casi un año después, con la vida de un deportista que lo tenía todo para triunfar.

Desde el 1 de mayo de 1994 la Fórmula 1 no vivía una página tan triste. Entonces fue el mítico Ayrton Senna da Silva, siempre añorado. Un día antes, también en el fatídico Gran Premio de San Marino de aquel año, Roland Raztenberger moría tras un terrible accidente en la curva de otro malogrado piloto: Gilles Villeneuve. Quince días más tarde, Karl Wendlinger protagonizó otro grave choque en Mónaco que puso a la F-1 realmente contra las cuerdas. La seguridad quedó en entredicho y desde entonces los avances en esta materia han sido impresionantes. Innovaciones que han salvado muchas vidas, y no sólo en loscircuitos, sino también en las carreteras.

El diseño de los monoplazas, los nuevos materiales y la forma de entender el diseño de los circuitos hizo que esta especialidad olvidara incluso en plena competición que se trata de un deporte muy peligroso. Sin embargo, las limitaciones humanas existen y Jules Bianchi no pudo soportar la deceleración ni el golpe sufrido contra aquella grúa japonesa.

La temporada 2015 estaba marcada en color rojo en su calendario porque Ferrari ya le había confirmado que sería uno de sus pilotos. Años antes le habían fichado para su particular academia de jóvenes valores. Incluso era la propia «Scuderia» la que había cedido a Bianchi al equipo Marussia para que fuera conociendo todos los entresijos de esta complicada especialidad, para que se fuera fogueando y descubriera los secretos de esta tremenda especialidad deportiva. Precisamente en un coche muy similar corre ahora el español Roberto Merhi, que pertenece al mismo equipo, aunque ahora se denomine de otra manera: Manor F1.

Bianchi sufrió el 5 de octubre un pavoroso accidente que le provocó daños irreparables en la cabeza. Ya no pudo recuperar la consciencia. Permaneció ingresado en un hospital de Mie (localidad cercana al circuito de Suzuka) algo más de tres meses y poco después fue evacuado a un centro hospitalario de Niza, cerca de la residencia familiar. Su padre y su madre denunciaron en varias ocasiones la soledad vivida en Japón durante aquellos días. Sin médicos que supieran hablar inglés y la frustración que supone vivir en una clínica a miles de kilómetros del hogar. Y sin ninguna esperanza o atisbo de mejora.

Aquel día la lluvia se convirtió en el peor enemigo de Jules. Una salida de pista de Adrian Sutil provocó la rápida intervención de los comisarios para desalojar el monoplaza, que había quedado en un lugar comprometido para el resto de participantes. Por supuesto, la zona estaba inundada por banderas amarillas que señalaban la peligrosidad de la situación. Pero quizás no lo suficiente porque días después hubo cierta polémica. Repentinamente, Bianchi chocó de forma terrible contra la grúa que portaba el Sauber de Sutil. Semanas más tarde, ante la presión mediática, los miembros de la FIA que supervisan la seguridad de la Fórmula-1 comparecieron ante los medios de comunicación y con ciertas restricciones. Sin cámaras en determinados momentos. La información obtenida por la adquisición de datos que ofrece el coche era clara. Bianchi no había extremado la prudencia a la que obligan las banderas amarillas que señalan el peligro. Es decir, que iba más rápido de lo que debía. En cualquier caso, nadie enseñó gráfica alguna o información que realmente aclarara lo sucedido. De forma sutil deslizaron toda la responsabilidad en el piloto. Y aquí es donde entra en acción el oscurantismo que mueve a este deporte cuando existen víctimas. Ocurrió con Senna y pasará con Bianchi.

Aquel accidente supuso la entrada en vigor de un sistema denominado «Virtual safety car». Cuando existe una situación de peligro los coches limitan su velocidad casi de forma automática, estén donde estén, sin que puedan alterarla bajo amenaza de sanción. Una idea copiada de las 24 horas de Le Mans, donde la noche crea situaciones muy complejas.

Meses atrás, la familia buscaba responsabilidades y criticaba la soledad y el olvido de toda la Fórmula-1. Se rumorea que Ferrari y el propio Bernie Ecclestone han «indemnizado» a la familia con varios millones de euros.