Austin
Un «top secret» de 300 páginas
La extensión de los contratos de los pilotos de Fórmula 1 puede llegar incluso a las 400
¿Qué puede reflejar el contrato de un piloto de Fórmula 1 con su equipo para que contenga entre 300 y 400 páginas? En un mundo de lobos como es este deporte, en el que los intereses económicos y los presupuestos resultan casi irritantes, nada queda sin contemplar, revisar o penalizar. Cualquier supuesto queda especificado y además, concurren tantas partes, no sólo dos, que las revisiones de los acuerdos se extienden por largos periodos de tiempo. Y esta función la realizan diferentes bufetes de abogados que, por lo general, suelen tener presencia en los mercados más importantes.
Y en este camino se encuentra Fernando Alonso, que después de haber mantenido negociaciones al más alto nivel (analizando todas sus posibilidades e intentando provocar otras situaciones) todavía no puede anunciar su futuro a corto plazo, y en consecuencia, tampoco lo pueden hacer ni Vettel ni Ferrari. Está claro que alguno de los contratos que vinculan a los pilotos con sus futuras o actuales escuderías lo impide, y en caso de incumplimiento, ninguna de la partes estaría dispuesta a pagar un alto precio por realizar un anuncio que en el fondo no lleva a nada.
En esta clase de acuerdos queda marcado absolutamente todo. Incluso, las horas y los minutos que un patrocinador puede emplear para realizar alguna acción con el piloto. Y el tiempo empieza desde que sale de su casa hasta que regresa. En algunos casos, como hacía Michael Schumacher en Ferrari, en sus diferentes cláusulas quedaba bien claro que la condición de primer piloto la ostentaba él, y que el segundo, fuera quien fuera, debía hacer todo lo posible para que él ganara el título. Incluso dejarse adelantar. Unos, como Barrichello aceptaron esa clase de acuerdo que requería cierta obediencia y otros, como Eddie Irvine, no.
Cuestiones como los desplazamientos y los viajes en avión privado ya se consideran temas menores y ahora incluso se negocian aspectos como que, en caso de lograr el título, la escudería regala el monoplaza al piloto o se lo vende a un precio muy ventajoso. También quedan escritas expresiones que el piloto no deberá emplear jamás para referirse al equipo o al rendimiento del monoplaza bajo la amenaza de pagar una fuerte indemnización.
Otro aspecto a tener en cuenta es la compatibilidad de los patrocinios personales con los propios del equipo. Algunas veces, como hace Alonso en Ferrari, esto se negocia con anterioridad y por eso, en contadas ocasiones, realiza actos de promoción con la marca de relojes Viceroy, a pesar de que la Scuderia tenga un acuerdo con otra compañía suiza como Hublot. Lo de Alonso se reduce exclusivamente al territorio español.
Los bufetes legales que asesoran a los equipos de Fórmula 1 suelen ser los más prestigiosos. Hasta el pasado año, McLaren trabajaba con Baker&McKenzei (a razón de 1,5 millones de euros anuales) y fueron éstos quienes negociaron con los españoles de Garrigues, que representaban a Alonso, la disolución del contrato a finales de 2007. En la actualidad los ingleses son asistidos por Norton Rose Fullbright.
Sin duda, si Alonso aterriza en McLaren (como parece que ocurrirá), querrá dejar muy claras algunas cuestiones en su contrato, las que probablemente no hizo cuando firmó por la misma escudería en 2007 y que quizás, le costaron su ansiado tercer título. El español señaló en Austin, escenario del Gran Premio de Estados Unidos este fin de semana, que todavía no podía aclarar su futuro y descartó la posibilidad de tomarse un año sabático.
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