Opinión

El Real Madrid ha vuelto

Florentino Pérez quiere un dos en uno el próximo verano. Los fichajes de Haaland y Mbappé saldrían por unos 250 kilos, cantidad asequible para un club saneado hasta la hipérbole

El presidente del Real Madrid, Florentino Pérez, durante las Asambleas Ordinaria y Extraordinaria de Socios Representantes del Real Madrid.
El presidente del Real Madrid, Florentino Pérez, durante las Asambleas Ordinaria y Extraordinaria de Socios Representantes del Real Madrid.VICTOR LERENAAgencia EFE

El 14 de febrero de 2010 me dirigía de Dallas a la vecina ciudad texana de Arlington para presenciar el All Star Game cuando en lontananza me topé visualmente con un edificio sideral, imponente, impactante. No parecía de este mundo. Desde la distancia se antojaba más un platillo volante que una construcción deportiva estadounidense al uso. Mi punto de destino era y es el mejor estadio en el que he estado en mi vida, el AT&T de los Dallas Cowboys, inaugurado apenas un año antes. Un coliseo fastuoso en el que se invirtió la friolera de 1.300 millones de dólares, cantidad que deja chica cualquier otra edificación deportiva que se haya acometido desde entonces hasta nuestros días. Incluido el alucinante Tottenham Hotspur Stadium, que costó 1.000 kilazos de libras, pero una década después. El equipo texano está considerado el equipo más valioso del planeta, según Forbes, pese a no haberse metido una SuperBowl en el coleto desde 1996, es decir, desde hace un cuarto de siglo. La culpa de esta increíble acción de marketing la tiene, básicamente, ese estadio que es una auténtica máquina de hacer billetes y que ha generado una incuestionable mística en torno al equipo.

El Real Madrid no sólo tiene magia, aura, sino que, además, es un ganador nato. Tanto que ha conquistado 13 Copas de Europa; seis más que el segundo en la fila, el Milan; siete por encima de Liverpool y Bayern de Múnich y ¡¡¡ocho!!! del Fútbol Club Barcelona. El nuevo Bernabéu, del que tanto se ha hablado en la Asamblea de este pasado fin de semana, será la primera piedra de un Real Madrid que vuelve tras un desierto continental que dura ya tres años por culpa del postcristianismo y que, salvo agradables sorpresas, se prolongará esta temporada. Pero no más.

El Bernabéu que ha diseñado el estudio alemán GMP Architekten a pachas con el barcelonés José Ribas será por derecho propio el mejor estadio del mundo, por encima del mismísimo AT&T. La tecnología que se está implantando lo convertirá en el gran centro de espectáculos de Madrid. El césped, que es una virguería sin parangón, se entierra 35 metros dando paso a un suelo firme en el que se pueden celebrar desde conciertos de música hasta ferias, pasando por partidos de tenis, baloncesto o fútbol americano y convenciones de grandes compañías, por poner sólo algunos ejemplos de lo que será este auténtico recinto multiusos. Precisamente, el campo del Tottenham acogió hace un mes dos partidos oficiales de la Liga de Fútbol Americano (NFL): el New York Nets-Atlanta Falcons y el Miami Dolphins-Jacksonville Jaguars. Eso será perfectamente posible en el nuevo Bernabéu.

La obra va a costar 800 millones de euros, pero dejará cada año por encima de los 200 a la entidad de Chamartín, con lo cual en poco más de tres ejercicios se habrá amortizado. Permitirá superar esos 1.000 millones de ingresos anuales que parecían estar a tiro de piedra en 2019, pero que devinieron en utopía por el virus chino.

Que el Madrid del Bernabéu del siglo XXI, Florentino Pérez, está otra vez llamando a la puerta lo demuestra la “Exclusinda” que ofrecí hace una semana en “El Chiringuito”: Florentino quiere un dos en uno el próximo verano, un Haaland-Mbappé que cogería con el pie cambiado a todo quisqui en el fútbol mundial, incluidos esos clubes-Estado que Ceferin protege por sobre-cogedoras razones. Financieramente no es misión imposible: Haaland tiene una cláusula de rescisión de 75 millones y Mbappé aterrizaría en Madrid con la carta de libertad. Si incluimos las comisiones de papás, mamás y Raiolas de la vida y la prima de fichaje del francés, las dos operaciones saldrían por unos 250 kilos, cantidad asequible para un club saneado hasta la hipérbole.

La guinda del pastel será esa SuperLiga que, más pronto que tarde, les guste o no a CorrupTebas y a ese Ceferin al que han apodado “Golferín”, será una realidad. Se pueden poner puertas al campo un poco de tiempo, pero no todo el tiempo. El club más laureado de la historia creó la Copa de Europa y volverá a hacer lo propio con un torneo que finiquitará el disparate que supone que jugadores que valen 200 ó 300 millones de euros tengan que ir a jugar en patatales donde no se les ha perdido nada y donde, a poco que se descuiden, les parten las piernas. Y que, desde luego, pondrá fin al chavismo que impera en la depauperada Liga de CorrupTebas, donde los dos grandes, Barcelona y Real Madrid, perciben por derechos de televisión lo mismo que hace 14 años, 150 millones por temporada. Resumiendo que es gerundio: el 1 de julio de 2022 empezará la tercera Edad de Oro del madridismo. Tiempo al tiempo.