Real Madrid Baloncesto
A un casi de la final
Los goles llegaron muy tarde para la remontada del Real Madrid
Sergio Ramos se lamentaba al final del encuentro de la ocasión perdida. Sólo un gol faltó para conseguir lo imposible, para conseguir una remontada que hubiera sido histórica, como casi todas. Sergio, poseído por el espíritu de Juanito, se convirtió en el mejor rematador del Madrid en los últimos minutos, cuando el estadio tenía un gol guardado en la garganta que no acababa de salir.
Marcó el segundo el capitán, lo que puso al equipo al borde de la hazaña. Y a punto estuvo de marcar otro en un cabezazo posterior, cuando el Madrid ya no tenía nada que guardarse y hasta Diego López había subido a rematar el córner. Fue ese casi lo que le faltó al Madrid. Pero tuvo otros casis. Como el de Higuaín nada más comenzar el encuentro. El argentino estrelló la pelota contra el portero en un error que recordaba a los aficionados del Madrid sufrimientos anteriores. Como la eliminación ante el Lyon, con Pellegrini en el banquillo. Entonces, Higuaín mandó un remate al poste que hubiera cambiado el destino de la eliminatoria y no hubiera terminado con el Real Madrid hundido en los octavos de final.
Ayer, la situación era diferente, una semifinal. Pero Higuaín se marchó silbado por su afición. Su figura mengua y crece la de Benzema. El francés marcó el primer gol del Madrid y dio el segundo a Sergio Ramos en una exhibición de calidad y de sangre fría. Con la pelota ardiendo, y el final cerca, fue capaz de parar un balón que caía llovido al borde de la línea de fondo. Levantó la cabeza y vio a Sergio Ramos. Karim salió reforzado, pero al Madrid le faltó tiempo para sumar otro tanto, el definitivo.
De eso se lamentaba Emilio Butragueño, el portavoz del club, después del encuentro. «En todas las remontadas hay un gran componente emocional», explicaba el «Buitre». Y si de algo sabe es de remontadas, él que participó en las de los 80 que sirvieron al Real Madrid para ganar sus dos Copas de la UEFA cuando el espíritu de Juanito no existía porque existía el mismo Juanito. El que advertía a los contrarios de lo que dura un partido en el Bernabéu o se iba dando saltos después de completar la remontada contra el Borussia Mönchengladbach.
«Si hubiéramos marcado un gol en el primer tiempo», hubiera sido diferente, se lamentaba Butragueño. Pero, a pesar de todo, el directivo madridista aprovechó para elogiar el juego de sus futbolistas. «Han jugado muy bien al fútbol en unas condiciones muy difíciles de presión», afirmaba. Porque en muchas ocasiones la pasión lleva a olvidarse de la pelota. Ayer no fue el caso. «Es una pena que ni siquiera un mal partido, sólo quince minutos malos nos eliminen de Europa», se lamentaba.
Butragueño vio reflejadas en el mismo partido las dos caras del equipo en el que él jugaba. El mismo que era capaz de remontadas que ahora sirven de ejemplo y el que se quedaba atascado un año detrás de otro en las semifinales de la Liga de Campeones. El mismo final que ha tenido en las últimas tres temporadas el equipo de José Mourinho.
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