Betis
El Madrid vuelve a tener hambre
El equipo de Zidane empezó con intensidad, marcó y no la perdió. Hizo un brillante primer tiempo y siguió marcando después.
El equipo de Zidane empezó con intensidad, marcó y no la perdió. Hizo un brillante primer tiempo y siguió marcando después.
Pedía intensidad Zidane tras los cuatro empates consecutivos y antes de los primeros cinco minutos del partido contra el Betis ya había marcado Varane, tras el saque de una falta, una especialidad de este Madrid. Salió bien al partido, no como otros días y a diferencia también de partidos anteriores marcó y continuó insatisfecho, con hambre, intenso como pedía su entrenador, sin dar respiro al Betis. Por táctica o de manera inconsciente, el conjunto de Zidane tiende a echarse hacia atrás cuando se ve con ventaja en el marcador. Le gustaba dar el dominio al rival y aprovechar los huecos, pero los empates seguidos le han cambiado. Ayer marcó y después arrasó durante cuarenta y cinco minutos espléndidos, por juego, por presión y goles. Y si en la segunda parte se calmó, no dejo de marcar. Principalmente porque faltaba el tanto de Ronaldo y no descansó hasta que lo consiguió.
El Madrid llegó al choque tras las contundentes victorias del Barcelona y el Atlético y se propuso mostrar su mejor cara, evitando los respiros que se había tomado en otros choques. La tarde de ayer fue una demostración de poderío de los tres grandes y los de Zidane sabían que no se podía quedar atrás. Fueron un equipo concienciado en todas las líneas, que no notó las importantes bajas que tiene. Como si las bofetadas de los empates consecutivos le hubiesen despertado la ambición y el convencimiento de que hay que trabajar para ganar.
El Betis no supo cómo hacer frente. Intentó atacar por el lado de Marcelo, con Joaquín casi siempre presente en las jugadas de ataque mientras no le pudo el cansancio, pero apenas le dio para un par de acercamientos. Es verdad que esa zona es por la que insisten los rivales porque saben que es la más débil. Aunque, en realidad, puede ser la más peligrosa. Marcelo se despista en defensa, sí, ¿y? Lo que le da al equipo en construcción y en capacidad ofensiva es tan abrumador que casi siempre oculta lo que sucede a su espalda. Ayer, además, marcó uno de los goles en el festival del Madrid en la primera parte.
Fueron de los 45 minutos mejores de la temporada, sin bajones. El Betis intentó responder alguna vez, pero fue un alma en pena, que sólo al principio de la segunda mitad hizo acto de presencia. Durante el primer cuarto de hora, tras el descanso, los de Poyet jugaron a gusto, cerca del área del Madrid y con ocasiones. Así lograron el gol. El Madrid, entonces, ya sí que estaba en modo ahorro de energía, pensando en otras cosas, dominando la situación y algo menos intenso. Y, sin embargo, llegaron otro golazo de Isco y el tanto final de Ronaldo.
Pero fue antes cuando se había hecho todo el trabajo, todo el esfuerzo y casi todos los goles. De cabeza el primero; tras un robo el segundo de Benzema; de jugada el tercero de Marcelo y en un contrataque de manual, espléndido, el cuarto que hizo Isco. Esa jugada la empezó Pepe en su área y fue Pepe quien dio el último pase, casi en la línea de gol del rival. El más veterano del Madrid tiene el espíritu de un chaval y casi se puede decir que también el físico. Junto a Varane, atrás, no dudaron casi nunca y marcaron ambos. Porque fue un Madrid con miles de variantes para sobrepasar a un Betis impotente ante el juego rival.
Sin Modric, Kroos y Kovacic se situaron en el centro del campo con Isco un poco más adelantado. Todo funcionó a la perfección. El alemán fue el reloj habitual, eligiendo siempre la mejor opción y el apoyo de Kovacic fue, esta vez, más que valioso. El croata, de sólo 22 años, tiene fútbol en sus botas, pero también algo de confusión. Trabaja mucho, sabe que el sudor es inevitable en esa posición y es un peligro cuando conduce en vertical y sorprende. Suele mezclar buenos momentos con acciones que no aclaran nada. Pero ayer, casi todo lo que hizo fue inteligente. Con Isco ganado para la causa, dispuesto a pelear su puesto, el Madrid movió bien el balón cuando lo tuvo, de lado a lado y cuando lo perdió, presionó como si le fuese la vida.
Tenía el Madrid que solucionar las dudas que habían dejado los partidos anteriores y lo hizo con contundencia y con intensidad. Como si los empates le hubiesen devuelto el hambre.
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