Fútbol

Marcelino busca su quinta final consecutiva con el Athletic

El Athletic ha jugado todas las finales posibles, aunque sólo ha ganado una, desde que el técnico asturiano se sienta en su banquillo. Contra el Valencia busca completar el pleno

Marcelino, en la conferencia de prensa previa al partido
Marcelino, en la conferencia de prensa previa al partidoMiguel ToñaAgencia EFE

El Athletic ha jugado cinco finales desde que Marcelino se sienta en su banquillo, aunque una se la dejara en herencia Gaizka Garitano, la Copa del Rey de 2020, que se aplazó por culpa de la pandemia para que las aficiones pudieran disfrutar del derbi vasco. Se jugó un año después de lo previsto y con las gradas vacías.

Esa final la perdió el Athletic y también las dos siguientes, la Copa del Rey del año pasado y la Supercopa de este año. Sólo ganó la primera, la Supercopa del curso pasado, en la que el mundo descubrió la trompeta de Villalibre y que convierte a Marcelino en el último entrenador que ha ganado un título con los dos equipos que se enfrentan en la semifinal, el Athletic y el Valencia.

Marcelino ganó la Copa en 2019 y tuvo más suerte en el equipo valencianista que el anterior técnico que había conseguido un título para el club, aunque no mucha. Los aficionados valencianistas gritaban «Koeman, vete ya» en las gradas del Calderón después de derrotar al Getafe en la final de Copa de 2008. Marcelino el problema lo tuvo con la propiedad del club, que lo despidió poco después.

Y ante el Valencia busca ahora Marcelino su quinta final como entrenador del Athletic. Ha estado en todas las que podía estar. «Lo que están haciendo estos futbolistas tiene un mérito incalculable», asegura el preparador del Athletic. Aunque asume que llegar a una nueva final será complicado. «El Valencia es muy buen equipo y tiene una plantilla con jugadores determinantes en el contraataque como Carlos [Soler] y [Gonçalo] Guedes», advierte el técnico.

«Ilusión, ambición y convencimiento de que hay que ser mejores para ganar», es lo que pide a sus jugadores, además de «querer el balón, tomar la iniciativa, creación, posesión y ritmo al juego a través de combinaciones». «Tenemos que ser más constantes en el juego», añade.

Aunque el partido ya lo han empezado a jugar los dos entrenadores. El Athletic se queja de que en la ida de se jugó poco tiempo porque el Valencia no quiso y Bordalás responde que en Bilbao tratan de «condicionar» la eliminatoria. «Cuando perdemos nadie dice nada, todos nos dan la mano y nos desean suerte pero cuando ganamos aparece el comodín para justificar que han perdido o para condicionar», asegura el entrenador del Valencia.

«Hay un intento de condicionar, pero no voy a entrar en eso, no nos interesa. Ha habido declaraciones de todo tipo, insinuando que en la ida el Valencia perdió tiempo o hizo cosas que no son permitidas y nada más lejos de la realidad», afirma Bordalás.

«Tenemos que jugar con el corazón pero también con la cabeza. Hay que tener la mente fría. Saber manejar los tiempos y no nos podemos desesperar si en algún momento hay algún contratiempo, como hicimos en San Mamés», dice Bordalás.

«En mi caso creo que no he querido, en ningún caso, condicionar el partido de vuelta. Relaté en el pospartido una serie de hechos que acontecieron y una situación de horarios que es evidente. Esto es muy fácil. Del domingo al miércoles hay tres días y no cuatro. Y somos el único equipo de los cuatro semifinalistas que jugamos los dos partidos en esta situación. Esos son hechos irrefutables», se defiende Marcelino. «Que se jugó poco en la ida es un hecho», añade. «Pero en ningún caso estaba infravalorando el estilo del rival. Que se juegue más o menos no depende del Athletic ni del Valencia, sino de que el árbitro defienda determinado tipo de situaciones», afirma el técnico del Athletic.

El partido comienza con disputas entre los entrenadores por lo sucedido en el partido de ida, pero es como si la eliminatoria volviera a comenzar. El cambio de normativa que anuló el valor extra de los goles en campo contrario hace que el Valencia no tenga ninguna ventaja por haber empatado en la ida. Todo parte de cero, pero Marcelino, por si acaso, no ha querido ensayar los lanzamientos de penaltis. «Sería mandar el mensaje equivocado a mis jugadores», advierte.