Barcelona
De los delanteros a los porteros
Es posible ver un mal partido de Messi, pero es complicado presenciar dos seguidos. Leo estuvo demasiado encerrado ante el Atlético en la Supercopa de España, pero ayer se desató. No se sabe muy bien si en su bíceps femoral sucede algo raro. «No lo hay», zanja él. Lo cierto es que en algunos encuentros se le ha visto incómodo y tocándose la zona. Ayer, las molestias dieron paso a los goles en un duelo de manicomio, intenso y bonito que el Barça se complicó después de tenerlo casi sentenciado y que terminó sacando con sufrimiento.
El conjunto de Martino dominó la posesión cerca del área de Diego Alves y su agresividad para robar la pelota le permitió montar letales contragolpes en los pies de Fàbregas. El «4» continúa encontrándose a sí mismo. Después de dos años de dudas desde que volvió a su casa, al equipo en el que jugó de niño, con Martino parece haber encontrado su sitio. Templa cuando hace falta y acelera cuando la ocasión lo requiere, como el pase al primer toque que le dio a Messi para que inaugurara el marcador. No estaba mal el Valencia, pero sufría mucho con cada pérdida, que cogía a la defensa muy adelantada y con mucho espacio por detrás. Antes de que marcara Leo ya le habían anulado un gol a Neymar por un fuera de juego que no parecía. El Barça repitió la acción del primer tanto para lograr el segundo, esta vez por el otro lado y finalizado por Messi con la derecha. Tiene repertorio el argentino. El tercero no fue una contra, pero sí una transición rápida en la que Neymar y Leo conectaron para que el «10» firmara su «triplete». No abusó del pase ayer el Barça y optó por ser un poco más directo, con un Iniesta cada vez más entonado y con Fàbregas como director.
El partido podía parecer resuelto, pero el fútbol cambia por minutos. Ya lo había hecho antes, cuando Valdés paró un disparo de Pabón después de una extraordinaria jugada colectiva del Valencia con el marcador todavía 0-1. Un instante más tarde ya iba 0-3. En un pispás apareció Messi. Pero la ventaja de tres goles se quedó en mínima en el tiempo de descuento, después de que Postiga rematara de tijera un centro de Pereira y de cabeza un córner. Martino se quejaba de que ya se había pasado el tiempo añadido, aunque tampoco estaba muy satisfecho con la falta de concentración de sus hombres. De todas formas, el 0-3 era demasiado castigo para el Valencia.
No le tembló el pulso al Barcelona pese a tener que volver a ponerse las pilas en un partido que parecía sentenciado. A veces es difícil reactivarse. No pasó ayer. Regresó de los vestuarios sin temores y el Valencia poco a poco notaba el desgaste de la primera mitad. Hubo menos vértigo porque las fuerzas no daban, y más control. Menos velocidad y más paciencia. El Valencia dio un paso atrás. Diego Alves tuvo que emplearse a fondo en un tiro lejano de Messi, y Pedro equivocó la parte de la cabeza con la que rematar el impecable centro de Iniesta. No le dio tiempo a girar y falló un gol cantado que levantó al rival de la lona. El equipo de Djukic estaba grogui pero el Barça no le mandó al suelo y el duelo volvió a equilibrarse en los últimos instantes. Tampoco anda sobrado de físico el campeón de Liga y la actividad volvió a las dos áreas. Pabón, Postiga y Jonas amenazaron a Valdés. Sobre todo el brasileño. El portero se estiró para tocar el balón en el último momento y con la punta de los dedos lo que era el 3-3. La pelota fue al palo. Messi perdonó la sentencia, como si hubiera agotado todos los goles en la primera mitad. Metió tres y pudo acabar con otros tres más, pero Diego Alves lo evitó. Los porteros quitaron el protagonismo a los delanteros al final.
✕
Accede a tu cuenta para comentar