Champions League

Granada

Diego López suma y sigue

Arbeloa celebra con Benzema, autor del tanto, el gol del triunfo madridista en Los Cármenes
Arbeloa celebra con Benzema, autor del tanto, el gol del triunfo madridista en Los Cármeneslarazon

Ancelotti vuelve a preferir a Diego López. Casillas, al banquillo, en Los Cármenes contra el Granada como en el Bernabéu ante el Betis. Si Diego no comete errores descomunales, la inactividad, esa malvada suplencia, alejará a Iker también de la portería de la Selección en el Mundial de Río... si continúa en el Madrid. ¿Tiene que irse? Pretendientes no le faltan, seguro que más que ganas. Pero Diego para, es protagonista destacado en este incipiente equipo de «Carletto» que gana (0-1) donde el año pasado perdía (1-0), aunque a menudo se rompe, se deshincha y araña un triunfo ramplón gracias a que el árbitro no vio el penalti de Casemiro a Buonanotte (min 85).

Del centro del campo hacia adelante el Madrid es pura dinamita. Sin Xabi, sin Khedira, sin aquellas esperpénticas o estelares apariciones de Pepe en la zona de creación, sin Casemiro al comienzo, el acordeón pierde aire y los defensas sufren las consecuencias. Modric es el pivote, pero mira más a Roberto, guardameta granadino, que a Diego López. Delante del croata, Di María, Özil, Isco, Cristiano y Benzema. El toque a rebato, audible en los primeros compases, según avanza el partido apenas es un murmullo, un rumor menos persistente que el fichaje de Bale, historia interminable. El equipo lo acusa, aunque ataca en manada, incluidos los laterales, y propicia ocasiones de gol que entre contrarios y propios desbaratan. Y vuelta a empezar.

A los diez minutos, Benzema, reprobado por un sector del Bernabéu, hizo el 0-1, originado en un centro de Di María, la pieza que el mago Bale hará desaparecer, y en un mal control de Cristiano que terminó en las botas del francés. Mostraba buenas maneras el Granada; combinaba, presionaba, robaba en el centro y subía, pero no era capaz de combatir el efecto dinamita, eso que el Madrid explota con un multiplicador como Isco, el fichaje, aunque aterrice el galés con un coro de ángeles –ecos multimedia–.

Se defendía el once de Lucas Alcaraz de los latigazos madridistas y, de cuando en cuando, cruzaba la línea y avisaba a Diego López, atentísimo, y afortunado cuando El Arabi chutó contra él un contragolpe «organizado» por Benzema. Los picotazos no amedrentaban al Madrid, que la temporada pasada perdió en este campo por un autogol de Cristiano, que incomprensiblemente se trabucaba al chutar.

Ronaldo, desafortunado, y el Madrid, con las musas en huelga de brazos caídos, perdía fuelle. Jugadores como Özil, tan necesitados de oxígeno como de inspiración, no entroncaban. Después de retirar a Marcelo, con tarjeta, Ancelotti quitó al alemán para que Casemiro apuntalara el centro del campo y cometiera al final un penalti pueril. En el Granada, Riki ocupó el lugar de El Arabi y Rico el de Yebda, después de que Isco rompiera la cintura de Iturra y chutara contra el poste. Hay más calidad que fe, que fuerzas y que fútbol. Pero el Madrid está empezando y no pierde. Por ahora es suficiente, pues un triunfo en campo contrario durante el rodaje siempre es buen augurio.

No hay motivos para desconfiar de este equipo ni aunque el árbitro colabore, ni para retirar a Diego de la portería, por mucho que le duela a Casillas y por más que las decisiones de Ancelotti revienten a sus seguidores. Esto es fútbol, parece que sólo fútbol.

Y Casillas volvió a ser suplente

«Jugará el portero del Real Madrid», dijo en la previa Ancelotti, y el portero del Real Madrid volvió a ser Diego López. El gallego fue titular frente al Betis en la primera jornada y repitió ayer en Granada, donde resolvió con suficiencia el trabajo que le dio el conjunto andaluz. Un remate de El Arabi, que sacó con el pie, fue su única acción en la primera mitad, mientras que al final se mostró muy seguro en los balones bombeados al área. El entrenador mantuvo el suspense todo lo que pudo y decidió dejar una semana más en el banquillo a Casillas, aunque recordó que en esta ocasión la decisión tampoco sería definitiva. Por lo tanto, el debate sigue abierto, aunque a Arbeloa le gustaría que se cerrase: «Es una decisión del entrenador y hay que respetarla. Los compañeros apoyamos al portero que juegue, ya sea Diego, Iker o Jesús. Lo ideal es que la afición hiciera lo mismo, apoyar al que esté entre los palos», dijo el defensa a los micrófonos de C+Liga nada más concluir el encuentro.

La pelota sigue en el tejado de Ancelotti, al que el sábado se le volverá a preguntar por el nombre del guardameta que empezará el choque de la tercera jornada frente al Athletic Club. Es el primer gran problema que se le ha presentado como técnico blanco y lo está tratando con la mano izquierda que siempre ha tenido en otros equipos con sus futbolistas. No tiene problemas personales ni de convivencia con ninguno de los dos y hasta el momento, Carlo debe ver en mejor forma a Diego López.