Premier League
Fútbol, apuestas y un bocadillo
Wayne Shaw, el mediático portero del Sutton United, ha dejado este martes el club después de verse involucrado en un supuesto caso de apuestas
Wayne Shaw, el mediático portero del Sutton United, ha dejado este martes el club después de verse involucrado en un supuesto caso de apuestas.
La historia de los sueños que se cumplen es la del Sutton United, un equipo de la National League (quinta división inglesa), que había eliminado al Leeds United en la Copa y que el fin de semana se midió con el Arsenal en la quinta ronda de la competición. Un hecho histórico para un club que juega en un estadio compartido y en el que caben, de pie, 5.000 personas. Su campo es de hierba artificial y ni su entrenador ni sus jugadores son profesionales. Nunca había llegado tan lejos.
La historia que ha recorrido el mundo, sin embargo, la que se ha convertido en viral y viajaba de móvil en móvil, es la de Wayne Shaw, al que por casualidad enfocaron las cámaras el día que se enfrentaron al Leeds. Y se hizo famoso. A sus 45 años y con sus 115 kilos de peso, Wayne hace de portero suplente en el Sutton, a la vez que ejerce de entrenador de guardametas. Sólo juega cuando no puede hacerlo el titular, Ross Warner, pero su cara rolliza y una tripa que no puede tapar cuando se estira.
Así, el Sutton United iba a disputar su partido contra el Arsenal, aunque parecía que sólo jugaba Wayne, justo el que menos posibilidades tenía de salir al campo. Él lo sabía y cuando su equipo perdía 0-2 contra los de Wenger, pensó que era su momento, ese instante de gloria: sacó un bocadillo de carne y le pegó un mordisco. «Quería divertirme y estaba hambriento», ha dicho.
El problema es que la empresa de apuestas «Sun bets», que patrocina al Sutton, había propuesto una: pagaba 8 a 1 que Wayne se tomaba un bocadillo. Él lo conocía: «Así algunos ganaban dinero», reconoció. Se ha abierto una investigación por fraude en una apuesta y, por eso, Wayne abandonó ayer el Sutton. «Es un final muy triste para lo que fue una muy buena historia», decía su ya ex entrenador. Es un final para los quince minutos de fama a los que, según Warhol, todos tenemos derecho. Pero entonces no había memes, ni Gifs, ni Twitter.
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