El partido que nunca debió jugarse

El Atlético derrota al Deportivo, con goles de Saúl y Arda, después de la tragedia

Las mañanas de domingo en el Calderón, el fútbol se convierte en un acontecimiento familiar, una buena excusa para llevar a los niños por primera vez al fútbol con su camiseta rojiblanca. Padres, madres y criaturas comparten la ilusión cogidos de la mano para ver a su equipo. Pero la tragedia madrugó más que la ilusión y la preocupación por la salud del hombre rescatado del Manzanares en estado crítico pesaba más que cualquier otra cosa.

Era una mañana extraña, una sombra fúnebre planeaba sobre el estadio y los gritos de “asesinos, asesinos” que salían desde el lugar que ocupaban los aficionados del Deportivo se mezclaban con los pitos de los aficionados normales del Atlético al Frente. Eran pocos los que silbaban, pero puede ser el comienzo de algo más. En vez de apoyar los gritos del fondo sur del estadio, una parte del Calderón prefería condenar la violencia. Ni siquiera cuando el Frente se animó a cantar el clásico “Ole, ole, ole Cholo Simeone” consiguió el respaldo del resto de aficionados. El canto al ídolo era el último recurso para intentar tener al estadio de su parte, pero el Calderón comprende que no se puede elegir cuando unas horas antes habían rescatado de las aguas del Manzanares a un hombre apuñalado y más cerca de la muerte que de la vida.

No había fiesta, pero el partido se jugó con pretensiones de normalidad. Y la normalidad es que el Atlético marque en una jugada de estrategia. Así llegó el primer tanto rojiblanco. Saúl remató de cabeza una falta que había sacado Koke. Avisó Víctor Fernández antes del encuentro de que todos estudian la estrategia del Atlético, pero muy pocos saben cómo contenerla. Tenía razón el entrenador del Dépor. Saúl era el sustituto del capitán, Gabi, y cada partido que juega demuestra que el equipo es capaz de conservar el carácter cuando el “14” no esté, pero adornado con un poco más de fútbol. El Calderón le agradeció el gol y el esfuerzo con un aplauso cuando fue sustituido por Cebolla Rodríguez.

Había esperado el equipo de Simeone casi al final del primer tiempo para estrenarse, aunque lo intentó antes. Antes de llegar al minuto 10, Mandzukic ya había mandado contra el poste un remate de cabeza. Pero no era un partido fluido del Atlético. Tampoco del Deportivo, quizá porque no había ánimos para jugarlo. Los gallegos apenas se atrevieron a molestar a Moyá. Apenas un par de jugadas de Hélder Postiga le permitieron pensar que tenía posibilidades. Pero con el Dépor buscando el gol, el Atlético tenía más espacios para correr. Con un cuarto de hora por delante, Simeone retiró a Griezmann para dar una oportunidad a Cerci. El italiano tenía en cada jugada el apoyo del estadio, dispuesto a colaborar en su rescate para que sea útil por fin a la causa del Cholo. Probó Cerci con un disparo desde fuera del área que Fabricio controló después de que rebotara en un defensa. Una buena excusa para que el estadio lo aplaudiera.

Con el paso de los minutos, la desgracia había ido desapareciendo del mapa sonoro del Calderón para dejar paso a los aplausos y a los gritos de “¡Uy!”, pero la mañana seguía siendo gris a pesar del sol. Cuando por megafonía se pidió a los aficionados del Deportivo que permanecieran en sus asientos y esperaran las indicaciones de los cuerpos de seguridad volvieron a escucharse los gritos de “asesinos, asesinos”. Después aplaudieron el gesto de un aficionado del Atlético que intercambio su bufanda con uno del Deportivo. Quizá quede algo de esperanza para el fútbol.

Atlético: Moyá; Juanfran, Giménez, Godín, Ansaldi; Tiago, Saúl (Cebolla Rodríguez, min 66), Koke, Arda. Griezmann (Cerci, min 75) y Mandzukic (Raúl Jiménez, min 58).

Deportivo: Fabricio; Juanfran (Laure, min 16), Diakhité, Sidnei, Insua, Luisinho; Wilk, Medunjanin (Cuenca, min 63), Jose Rodríguez; Cavaleiro (Toché, min 77) y Hélder Postiga.

Árbitro: J. A. Teixeira Vitienes (cántabro). Mostró cartulinas amarillas a Mandzukic, Giménez, Insua

Goles: 1-0 (min 43) Saúl. 2-0 (min 55) Arda.