Real Madrid
5-2. El Madrid vuelve a creer
Cristiano Ronaldo marca tres de los cinco goles de los blancos a la Real Sociedad. Gran primera parte que les llena de optimismo
Cristiano Ronaldo marca tres de los cinco goles de los blancos a la Real Sociedad. Gran primera parte que les llena de optimismo.
Acabó la primera parte y el público del Bernabéu aplaudía a los suyos y cantaba: “Reyes de Europa, reyes de Europa”. El Madrid goleaba y disfrutaba contra la Real y la esperanza renació de las cenizas: los buenos momentos de fútbol y los cuatro goles trajeron a la memoria madridista las dos últimas Champions consecutivas y el ánimo, tan voluble esta temporada, tan sombrío algunas semanas de otoño, tomó otro semblante. El PSG había ganado su encuentro en Francia, sí, es el equipo que más gasta en Europa, sí, pero...
Porque el Madrid se pareció contra la Real al equipo Champions que domina los partidos, que presiona arriba, que marca pronto, corre después y tiene en Cristiano Ronaldo ese delantero definitivo, parece que dispuesto para la cita como lo estuvo en la fase final de la pasada temporada. Se lo juega todo el equipo de Zidane el próximo miércoles contra Neymar y, aunque es arriesgado decirlo porque no está siendo precisamente regular, parece más preparado que semanas atrás, más convencido de lo que tiene que hacer y más dispuesto a hacerlo. Durante cuarenta y cinco minutos pasó por encima de los de Eusebio, incapaces de otro y luego, tras el descanso, el Madrid se relajó: hizo uno, recibió dos, pero ya nada importaba porque el PSG estaba en la cabeza de todos.
Se supone que para dar descanso y no para probar, Zidane dejó en el banquillo a Casemiro y a Bale y plantó un 4-4-2 académico, con Kroos y Modric al mando y Lucas Vázquez y Asensio a los lados. Ya probó la fórmula de jugar sin Casemiro en el choque contra el Sevilla del pasado diciembre y también goleó. No es probable que lo haga el miércoles porque sabe que tiene que vigilar su espalda, pero sí que demostró que puede jugar de otra manera. Con dos jugadores en las bandas, el Madrid es más compacto y más seguro, porque Lucas Vázquez está en un momento excepcional y hace todo los kilómetros necesarios y más. No se cansa el gallego, que además llega arriba para el remate como hizo antes de la Real se enterase de que iba a la cosa y antes de que el público se diera cuenta de que la grada de animación no animaba por una protesta. Ronaldo centró y Lucas Vázquez metió un cabezazo complicado, pero redentor. El partido se ponía de cara para los de Zidane y con ello se aclaraba el futuro.
El choque fue lo que el Madrid quiso. Arrollador en la primera mitad, relajado en la segunda. La Real sólo asomó la cabeza después del descanso con todo pérdido y con la única intención de maquillar una derrota que si el rival no se hubiese despistado para descansar, podía haber sido demoledora. Con buenos jugadores de toque, al conjunto vasco le falta carácter para hacer frente a las adversidades. Es el típico equipo que cuando las cosas van bien, vuela, pero que en cuanto empiezan las curvas, enmudece y desaparece.
Los goles fueron cayendo porque el Madrid encontraba pasillos para llegar. Inspirado Asensio por la izquierda, imagina cosas que los demás les parece incomprensible, como la jugada del segundo tanto. Con los extremos a tope, el campeón de Europa es temible porque es muy difícil cerrarle. Si le tapa, para que Marcelo no progrese o para que Lucas Vázquez se pare un poco, por dentro aparecen Modric o Kroos o ambos a la vez. Puede que el alemán se retire del Madrid sin meter un gol rutinario, de rebote o feo. No, casi todos sus tantos son un tanto sutil con el interior del pie, de rosca, al palo, una maravilla que repite con facilidad sin que nadie le pille el truco ni el balón.
Los goles terminaron con la tensión de la grada que se relajó y disfrutó de Cristiano Ronaldo, el único que no concibe que uno pueda relajarse en un campo de fútbol. Metió tres goles, ha recuperado el olfato, las ganas y la puntería y eso hace que el Madrid suba varios niveles en su competitividad. No marcó, sin embargo, Benzema, que jugó los noventa minutos del partido. Pasó la segunda mitad con las ilusiones blancas intactas, por fin, y cuando el partido terminó desde los altavoces se citó a los aficionados para el miércoles: “Todos juntos, a por la trece” (que es más corto que decimotercera)
¿Y saben qué? Esta vez sonó creíble.
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