Fútbol

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«Parecía un buen fichaje»

«Parecía un buen fichaje»
«Parecía un buen fichaje»larazon

¿Se acuerdan de Congo? Jugó en el Madrid. También Spasic, el mítico defensa madridista que marcó un golazo de cabeza tras rematar un córner en el Camp Nou. El problema es que remató en su portería. Después pasó por Osasuna y por el Atlético Marbella. No tuvo éxito, pero se convirtió en uno de los nombres imprescindibles de la cultura futbolística. Si no sabes quién es Spasic y estás en la treintena, no has tenido infancia.

Miguel Gutierrez, o lo que es lo mismo, La libreta de Van Gaal, ha escrito, en su segundo libro, «Parecía un buen fichaje», editorial Córner, sobre una de las grandes pasiones de los aficionados futboleros en una sobremesa (o en un botellón): hablar de los fichajes fallidos, de los futbolistas que fueron anunciados como la gran esperanza para el equipo y que, sin embargo, dejaron una huella ridícula (en muchos casos, en el sentido literal del término).

El recuerdo de Romerito ha perdurado en la memoria azulgrana, y también en la madridista, mas que otros futbolistas, pese a que sólo jugó seis encuentros en el alabado Barcelona de Cruyff, a finales de 1988. Llegó sin que nadie hubiese hablado de él, se estrenó en un partido contra el Real Madrid, jugó otros cinco más, hizo un gol contra el Málaga y desapareció del conjunto catalán. Era un desconocido para casi todos y hoy, sin embargo, es un clásico. Como Petkovic, Ognjenovic, Vitor en el Madrid o Sánchez Jara, Escaich y Korneiev en el Barça. No sólo los grandes, que cuando corría el dinero, todos se permitían fichjes heterodoxos para ilusionar (de iluso) a los aficionados. Collymore en el Oviedo fue uno de esos fichajes que recuerda Miguel Gutierrez. Llegó arropado por la multitud y se fue solo, unas semanas después, tras tres partidos jugados, suficientes para que alguien comentase que, en principio, parecía un buen fichaje.