Copa del Rey

Barcelona

3-1. Barça caníbal

Los jugadores del Barcelona Luis Suarez (d), Lionel Messi (C) y Neymar (i) celebran un gol marcado al Villarreal
Los jugadores del Barcelona Luis Suarez (d), Lionel Messi (C) y Neymar (i) celebran un gol marcado al Villarreallarazon

Rotó Luis Enrique y el Barcelona ni se inmutó. En un mes le ha cambiado la cara al equipo y lo que antes parecía un problema, que si los jugadores se vuelven locos con tanto cambio, que si tal o que si cual, no tuvo influencia ayer en el rendimiento sobre el césped. Cuando la moral está alta, lo está para todos y el Barça ahora vive en el paraíso. Quizá la clave la dio Mascherano: «Necesitamos que Messi siga así porque contagia a los demás». Y Leo siguió ayer «así», es decir, eléctrico, dinámico, participativo y goleador, y todos los que están a su alrededor y visten su misma camiseta se lo pasan en grande. Desde los de delante, que presionan como si les fuera la vida en ello, hasta los del medio, llámense Busquets, Xavi y Rakitic, como en Bilbao, o Mascherano, Rafinha e Iniesta, como ayer. Y también los de atrás, atentos para intentar adelantarse al primer pase del rival para abortar los contragolpes. Los oponentes, en cambio, lo sufren. El Villarreal volvió a demostrar que no es un cualquiera. Es un buen equipo, pero acabó sucumbiendo al embrujo de este Barcelona, y con Bruno –unos dos meses de baja, una pena– y Jonathan dos Santos lesionados antes de tiempo. Encajó tres goles y pudieron ser más. Anotó uno y apenas dispuso de otra ocasión clara, que despejó con acierto Ter Stegen. El portero alemán estuvo tan fino mandando a córner el remate de Vietto como errático al intentar despejar el tiro de Trigueros.

Casi sin querer, los «amarillos» habían logrado empatar al comienzo de la segunda mitad un partido que bien podían ir perdiendo por bastante. No quiso Marcelino conceder huecos al Barcelona, como hizo el Athletic, y se metió un poco más atrás, esperando el robo y la salida rápida, para contragolpear y evitar ser contragolpeado. Pero apenas tuvo sustos el Barça, salvo el de Vietto, y se volcó en la portería de Asenjo. A la velocidad de la luz se pasaban la pelota los locales, inteligentes ocupando los espacios, combinando por el centro y con la llegada de los laterales por sorpresa para tomar las bandas. Desde la derecha parte ahora Messi para venirse al centro a hacer diabluras y combinar con los dos compañeros que se ha echado este año. A Neymar ya lo tenía el pasado, pero ahora en el campo ya parecen colegas más que conocidos, aunque al brasileño ayer le costara maniobrar más que últimamente. Más activo estuvo Luis Suárez. Sería caer en el chiste fácil decir que muerde a los defensas, pero la metáfora sirve para explicar las ganas que pone. Lo ha hecho desde que llegó, pero al principio nada salía y todo era frustración. Ahora va como la seda y de su presión surgió el primer gol. El pase atrás de Pina a Musacchio fue corto y allí apareció el uruguayo para llevarse la pelota y meterse en el área. Pudo tirar, pero esperó la llegada de Messi para cederle el 1-0. El Bota de Oro de 2014, premio que compartió con Cristiano Ronaldo, se está destapando más como trabajador y asistente que como goleador. Los tantos, principalmente, los meten otros y él está aceptando su nuevo rol. Entre el «9» y el «10» generaron casi media docena de ocasiones que, eso sí, no supieron resolver.

Así se llegó al parón y a la vuelta el Villarreal se estiró y de una recuperación arriba nació su empate. El encuentro ya se estaba convirtiendo en un pequeño ida y vuelta, y así fue durante mucho rato de la segunda mitad. Con el cansancio, la presión no fue tan eficaz y por momentos el balón iba de área a área sin apenas pasar por el centro del campo.

Pero está el Barcelona tan inspirado que hasta la suerte ha decidido ponerse de su parte. En otra época de la temporada, la igualada hubiera traído consigo dudas. Ahora sólo dura un minuto, sin tiempo para que aparezca la tensión, igual que hace tres días en San Mamés, cuando el Athletic se puso 1-2. A la siguiente jugada, zas. Y ayer, a la jugada siguiente, Iniesta hizo la pared con un rival, cuando quería hacerla con Luis Suárez, y el rechace se le quedó para que fusilara a Asenjo. Volvía a mandar el Barça y amplió la renta en una jugada a balón parado, un córner que Piqué remató de cabeza. Ahí se quedó porque Neymar falló un penalti en una segunda parte más descontrolada, sin tanto dominio de los de Luis Enrique.

Salió más de la cueva el Villarreal y perdió algo de precisión el Barcelona, que, pese a todo, se fue con unas sensaciones mejores todavía que el resultado. El 3-1 es bueno, aunque deja esperanzas a los «amarillos» para el milagro. La vuelta es en marzo, queda mucho y no se sabe si los azulgrana seguirán viviendo en Disneylandia. Hace un mes, parecía una broma que estuvieran ahí.

Ficha técnica:

3 - Barcelona: Ter Stegen; Alves, Pique, Mathieu, Jordi Alba; Mascherano, Rafinha (Rakitic, min.68), Iniesta; Messi, Neymar y Luis Suárez.

1 - Villarreal: Asenjo; Mario Gaspar, Musacchio, Víctor Ruiz, Jaume Costa; Pina, Bruno (Trigueros, min.32), Jonathan dos Santos (Rukavina, min.53), Cheryshev (Moi Gómez, min.73); Vietto y Giovani.

Goles: 1-0: Messi, min.41. 1-1: Trigueros, min.47. 2-1: Iniesta, min.49. 3-1: Piqué, min.64.

Árbitro: Hernández Hernández (Comité de Las Palmas). Mostró tarjeta amarilla a Pina (min.66), Víctor Ruiz (min.70), Musacchio (min.70) y Luis Suárez (min.85).

Incidencias: Partido de ida de las semifinales de la Copa del Rey disputado en el Camp Nou ante 57.378 espectadores. Antes del encuentro, se guardó un minuto de silencio por el reciente fallecimiento, a la edad de 80 años, del exentrenador del Barcelona Udo Lattek.