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Real Madrid: Las soluciones pasan por Bale

Gareth Bale
Gareth Balelarazon

«La primera media hora de Bale fue fantástica», recuerda Simeone cuando habla de la final de Milán, la última vez que se enfrentaron ambos equipos. Es verdad que luego se fue apagando y el Atlético empató, pero durante los primeros minutos de ese partido dio la impresión de que el futbolista galés podía hacer lo que quisiese en el campo. Dominaba todas las situaciones y superaba repetidamente a su marcador.

Fue al final de esa temporada y el comienzo de ésta, cuando Bale ha adquirido mucha jerarquía en el ataque del Real Madrid. Entre el apagón y la lesión de Benzema y que Cristiano Ronaldo no termina de enganchar una de sus rachas de goles, el galés es el futbolista al que más buscan los centrocampistas cuando quieren empezar a acosar al rival. Por ejemplo, en el choque contra el Leganés, el último del Madrid, Kroos combinó con los defensas, con Isco y Kovacic, es decir, con los que tiene cerca, pero al irse para arriba al futbolista de ataque que más dio la pelota fue a Bale.

Cuando él ve que no llegan balones, baja al centro del campo a buscarlos, muy al estilo de lo que hace con Gales, donde es el héroe absoluto, con capacidad para hacer todo lo que se le antoje porque todos consideran que va a hacer lo correcto. También lo que creen ya en el Madrid, porque es el delantero que, ahora mismo, más soluciones ofrece al equipo: no hay futbolista en el vestuario blanco que haga más regates esta temporada. Por delante de Isco y Morata, Bale no tiene miedo a afrontar a su marcador y buscar o bien la horizontal del área para encontrar disparo con su pierna izquierda o bien llegar hasta el fondo para centrar. Y luego, cuando el juego le sitúa como delantero en el área o en las jugadas a balón parado, no hay futbolistas en la Liga que más rematen de cabeza. Lleva 15, dos más que Godín, un viejo conocido.

En el campo nunca fue un jugador tímido, pero sí que daba la impresión de que lo que sucedía a su alrededor no le importaba en exceso. Hoy, con 27 años, con ya tres temporadas en el Madrid, tras pasar buenos momentos la primera, más apagado la segunda y en constante crecimiento la tercera, en ésta parece haber encontrado la madurez necesaria para saber lo que quiere y, sobre todo, cómo lo quiere: «La grandeza no se consigue a corto plazo, la grandeza se alcanza con el tiempo, y el reconocimiento sólo llega cuando ha terminado tu carrera», explicaba esta semana: «La grandeza llega con el compromiso, con la dedicación, es el resultado del trabajo duro, y a veces también llega, también, con un poco de suerte».