Restringido
¿Se pasó de listo el Cholo?
Cabalgó Ramos contra el poni de Simeone
José Luis Sánchez
Querido Juan. ¡¡¡Qué bonito es ganar!!! Y cómo se quitan caretas en las derrotas. Al Cholo Simeone le pagaron con su misma moneda, con su partido a partido, final a final y demás verborrea encaminada a tener un papel de víctima propiciatoria. Cuando se gana, no se tiran balones al terreno de juego una, dos y hasta tres veces. Poco elegante estuvo vuestro gurú rojiblanco. Poco ejemplar y edificante. A lo mejor no quisiste ver ese pequeño detalle de mal deportista, pero en el campo los jugadores, y en el banquillo el cuerpo técnico del Madrid, sí. Como también ver cómo intimidaba al cuarto árbitro y luego al principal. Varane, chico tranquilo, educado y responsable, tomó nota. Joven, pero no ingenuo. Ese balón tocadito al banquillo de Simeone quiso decir: «Toma el balón y ahora pierde tiempo». El pelotazo posterior al central francés, me parece que tampoco fue demasiado edificante. ¡¡¡Ay si hubiese sido Mourinho quien hubiera ido a la caza de un chico de 20 años!!!
- Sementales contra yeguas
Me alegro de que hayas disfrutado de una final de Copa de Europa, pero esto son palabras mayores. No es una carrera de ponis, no es una tarde plácida en el Hipódromo de la Zarzuela. Aquí los caballos son sementales criados, alimentados y entrenados para la victoria. Diego Costa y su «Doctora Milagro», su ¿placenta de yegua?, y la escenificación previa valen para una producción de Enrique Cerezo, no para una superproducción de Hollywood. Os quedó como una película de Serie B. Por tercera vez en menos de un mes, el Cholo pecó de pardillo con su jinete. La Cuadra Rojiblanca, atropellada en el Grand National europeo. Ese jockey nacido en Camas y con los, permíteme, cojones más grandes que el Caballo de Espartero os devolvió a vuestro papel de «Pupas». Amigo, esas carreras en la Europa Liga son un buen entrenamiento, pero un consejo, la Cuadra Blanca nunca duda, nunca galopa sin sentido, jamás escatima un aliento. Son ejemplares orgullosos. Como con orgullo me despido, ahora sí, al paso, exhibiendo... ¡¡¡LA DÉCIMA!!!
Había que intimidar hasta con la placenta
Juan Gato
Aver si nos enteramos un poco, José Luis, y tanta euforia blanca te deja ver con claridad, cosa que en tu caso ya sé que no es fácil. Misión imposible. El Cholo jugó sus bazas para ganar la final de Lisboa y por eso se arriesgó tanto con Diego Costa. Simeone sabía el efecto de intimidación y temor que suponía para el Madrid ver a Costa en el once titular y por eso se recurrió hasta a la placenta de yegua para lograr que el «coco» rojiblanco no se perdiera la gran cita futbolística. El plan no salió como se esperaba, pero como aseguró tu admirado Ronaldo tras la innecesaria y exagerada celebración de su «golito»: «Era una final de "Champions"y había que forzar». En este sublime Atlético campeón de Liga, excelente subcampeón de Europa y brillante semifinalista de Copa, los guerreros del Cholo lo dan todo y se vacían en pos del triunfo. Eso hizo Diego Costa, José Luis, echar el resto como a lo largo de toda la campaña y forzar sus límites físicos y de recuperación con el fin de buscar la Primera Copa de Europa para una afición que disfruta con este equipo campeón.
- La sangre del Cholo
Y te voy a decir una cosa respecto a la reacción del Cholo tras la niñería de Varane al tirarle un pelotazo. El propio entrenador censuró después su enfado, pero si algo tiene Simeone y su Atleti es sangre en las venas. No se deja llevar y jamás va a tirar una Liga a falta de tres jornadas, como tu Madrid abandonándose en las jornadas finales y dándole incluso vidilla al Barcelona, el colmo. El Atlético ha luchado todo. Hasta el final. Sin tregua. Vaciándose. Defendiendo sus colores.
Lo de Varane fue un acto de soberbia del mal ganador. Y el Cholo saltó. Como Luis Aragonés cuando recriminó a aquel cuarto árbitro italiano: «Y usted no pise ese escudo». Hay cosas que no se pueden soportar y mucho menos reacciones como la del central francés cuando todo estaba ya consumado. Hay que saber perder y, sobre todo, saber ganar. Eso distingue a un verdadero campeón. Y, al parecer, Varane aún no sabe.
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