Adiós al «Sabio de Hortaleza»
Se puede ser grande
Algunos hemos disimulado lágrimas, otros se han emocionado abiertamente, y casi todos hemos hablado de «Zapatones»
Se ha muerto Luis Aragonés, el jugador del que nos hablaban nuestros padres cuando aún nosotros no sabíamos ni lo que era el fútbol, y a los atléticos (sobre todo a los atléticos) nos ha dado mucha pena. Mucha más de la que creíamos, de la que habíamos calculado. Algunos hemos disimulado lágrimas, otros se han emocionado abiertamente, y casi todos hemos pegado un sábado de turra hablando de Zapatones, repasando imágenes, jugadas, el calentamiento en El Plantío y hasta el pelo de la gamba y el trasero de la pipera, que de todo hay y casi todo políticamente incorrecto. Se ha muerto Luis, el centrocampista que limpiaba de patadas la zona por la que llegaba Gárate, el que sin ser delantero marcó más de cien goles, aquel que nos dio Ligas, orgullo, aquel que tenía clarísimo lo que otros no entienden: que se puede ser grande hasta perdiendo. Se ha muerto Luis y lo ha hecho sin que lo supiera casi nadie. Hace unas semanas empezó a sentirse molesto y fue a hacerse unas pruebas. Con la misma cara de siempre, con la misma actitud de siempre, aceptó la enfermedad. Ahora aparecerá aquella prensa que le trató de viejo y de binguero para rendirle homenaje y nada diremos, tan sólo que todos esos voceros estén a la altura. Y vendrán también los que le hicieron la vida imposible entre su llegada a la Selección hasta la Eurocopa y lo harán (digo yo) para reconocer la generosidad de un tipo que quiso hacer feliz a la misma afición que le aborrecía. «Son Vds un grupo excepcional. Si no llegamos a la final es que soy un mierda». Pues la ganó. Gracias, Luis, por volver a limpiar el camino.
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