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Barcelona

Su rincón favorito

Ronaldo ha marcado en los últimos seis partidos en campo azulgrana

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Cristiano Ronaldo se ha acostumbrado a escuchar el silencio que inunda el Camp Nou cuando el Barcelona recibe un gol, y parece que le gusta. Ocho goles ha marcado en sus últimas seis visitas a Barcelona, desplazando de la memoria colectiva los tiempos en que se le acusaba de esconderse en los partidos importantes o de no aparecer cuando el equipo más lo necesitaba. Hace ya tiempo que, además de cantidad, «CR7» aporta calidad a sus cifras goleadoras y no hay nada más valioso para un futbolista blanco que marcar en casa del máximo enemigo.

La última ocasión que el portugués pasó por allí fue el pasado febrero, cuando con un doblete contribuyó a la clasificación del Madrid para la final de Copa en la derrota más clara del Barcelona en un clásico en varias temporadas. Fue su sexta aparición consecutiva con gol en un clásico como visitante, algo que nadie ha conseguido en la historia. Messi se quedó en cinco y Cristiano está ante la posibilidad de empujar mañana el listón hasta los siete choques consecutivos. Antes de la última vez, había marcado otro doblete en el empate a dos de la Liga 12-13, y un gol decisivo para sentenciar el título en la edición anterior. Es la famosa jugada del pase de tiralíneas de Özil y la celebración en la que parecía pedir tranquilidad a todo el mundo, que «aquí estoy yo para resolver». Su racha arrancó en la Supercopa de 2011 e incluye otro gol en la de 2012 y tres más en cuartos y semifinales de Copa del Rey.

Unas cifras que se corresponden con la tendencia del conjunto blanco a encontrar con cierta facilidad los puntos débiles de su rival a domicilio. Los amplios espacios del coliseum azulgrana y el progresivo debilitamiento de la capacidad del Barça para presionar son ideales para los «vuelos» de los atacantes blancos. La carrera y el vértigo han sido el mejor camino hacia los buenos resultados para el Madrid en Barcelona últimamente y en eso está pensando Ancelotti para su estreno. Su PSG, que cayó por el valor de los goles fuera de casa frente al Barça en los cuartos de la Liga de Campeones, empató a uno en el Camp Nou, con Ibrahimovic jugando de espaldas para lanzar a Lucas, Pastore y Lavezzi por los costados hacia Valdés. Los parisinos pusieron en apuros a un Barça crepuscular, que necesitó tirar de Messi a pesar de sus problemas físicos. Ahora vuelve Carlo al Camp Nou y lo hace con más pólvora y potencia en el velocímetro. «Bale está listo para empezar un partido», dijo Ancelotti tras ganar a la Juventus, una confesión que parece un mensaje respecto a sus planes para el clásico. El galés apenas tuvo oportunidades el miércoles en los pocos balones que pasaron por sus pies, pero el técnico y Zidane están pensando darle pista libre para su primer gran vuelo. Entre él y Benzema planea la única duda en ataque que tiene «Carletto». Los otros dos componentes de la línea ofensiva son seguros y se llaman Cristiano y Ángel Di María. Dijo el italiano que estaría loco si cambiara la posición de alguien que marca cincuenta goles por temporada, pero la idea de jugar sin delantero centro puro ronda su cabeza. Lo que no hará en ningún caso es prescindir de el «Fideo», que ha pasado de transferible a mejor pasador tras el adiós de Özil.

El argentino acumula cuatro asistencias en tres partidos de «Champions» y cinco en lo que va de curso. Es el mejor socio de Cristiano y su sacrificio en la recuperación del balón es oro en un equipo que está en fase de formación. Corre igual de rápido para atrás que hacia adelante y parece imprescindible para mañana, aunque no tanto como Cristiano, un gigante que ha convertido el Camp Nou en su rincón favorito.